Acusados
Veo en el banquillo al consejero de Cultura de Madrid, Villapalos, aunque no por la distribuci¨®n de cultura y la educaci¨®n en la Comunidad, sino por unos millones de pesetas pagados en un asunto raro. Veo en el banquillo a L¨®pez de Arriortua, mago de ingenier¨ªa y finanzas del autom¨®vil, por si su magia pertenec¨ªa a otros. No en el banquillo, pero s¨ª se?alado por el Tribunal de Cuentas, el alcalde de Madrid, Manzano, tambi¨¦n por un asunto de millones que no se justifican bien. No s¨¦ si estos asuntos favorecen o denigran a la democracia. Su frecuencia es muy alarmante. A favor de la democracia se descubren, se acusan, se publican (bendita televisi¨®n). Se juzgan, si es con la imparcialidad que se supone. O que no se supone: los profesionales se quejan de que todo funciona muy mal en la justicia y al final eso redunda en la injusticia. En contra de la democracia est¨¢ el hecho de que se puedan producir, y que haya personas con firmas, disponibilidades y decisiones suficientes como para producir delitos econ¨®micos. De tal forma que no se sabe si junto a ¨¦stos habr¨¢ otros, mucho mayores, posiblemente capitales, que no se conocen, denuncian, juzgan o reprimen. Y es que esos delitos democr¨¢ticos son dictatoriales: obra de las posibilidades que tiene la dictadura, la tiran¨ªa, el poder negro de permanecer en millones de lugares de la democracia.
Se puede suponer una democracia donde s¨®lo la c¨¢scara tenga esa morfolog¨ªa, mientras todo lo interior es arbitrario, criminoso. La democracia ser¨ªa una disoluci¨®n absoluta de la dictadura, un reparto de decisiones y una actuaci¨®n de cada funcionario de manera que nada quedara a su ¨¢nimo. Estamos muy lejos de eso. De cuando en cuando se acusa a una democracia de ser una dictadura total, y ahora se suele se?alar la de Fujimori. Pero para ello tiene que haber razones de una determinada pol¨ªtica, porque cuando la dictadura democr¨¢tica es de otra pol¨ªtica, se condecora, felicita y abraza. No s¨¦ si la democracia de Berlusconi va a ser falsa, dictatorial, delictiva: hay sospechas, pero es una elecci¨®n que se ha aplaudido en la Espa?a de Aznar. Cuando se recuerdan otros gobiernos en Italia no parece que Berlusconi sea el m¨¢s sospechoso, sino el menos disfrazado: no necesita el crucifijo que legalizaron otros gobernantes. El mismo, enorme y dominante, de la mesa de Manzano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.