S¨®crates en el hip¨®dromo
Fernando Savater cautiva al p¨²blico al presentar en Barcelona su libro sobre las carreras 'A caballo entre milenios'
El ex cazador de elefantes y leones dej¨® sobre la mesa la foto de la tigresa asesina de Kanha, a la que vio el mes pasado en una jungla india, y silb¨® con respeto: '?Savater? Un verdadero hombre de coraje. Transm¨ªtele mi admiraci¨®n'.
Fernando Savater estaba un par de horas despu¨¦s en la librer¨ªa Crisol de Barcelona presentando su obra A caballo entre milenios (Aguilar). Por su aspecto, t¨ªmido y entra?able, nadie dir¨ªa que el escritor fuera la persona capaz de suscitar la consideraci¨®n de alguien como Jorge de Pallej¨¢, ex white hunter y valeroso trotamundos oteador de tigres, pero Savater inmediatamente provoc¨® una corriente de electrizante solidaridad entre el p¨²blico, ese extra?o orgullo que despierta en los dem¨¢s la presencia de alguien valeroso. Acompa?aba al autor en el acto Enrique Vila-Matas.
'Ya que no he podido tener una vida ¨¦pica, al menos que sea h¨ªpica'
Es A caballo entre milenios un libro delicioso, a la vez cr¨®nica de viajes por las grandes carreras de caballos del mundo, gozoso anecdotario del tema, galer¨ªa fascinante de corceles (como Kincsem, la gloriosa yegua h¨²ngara), compendio de reflexiones literarias y filos¨®ficas, y nost¨¢lgica evocaci¨®n de la infancia (esta s¨ª) perdida.
Savater logra transmitir en su libro la belleza del microcosmos del hip¨®dromo, comunicar el olor 'de la pista fresca y salvaje' y 'el estruendo de la cabalgada que se acerca con fragor de tormenta'. No es ajena a esa pasi¨®n, y as¨ª lo reconoci¨® el autor, la que se puede sentir por el western o por Miguel Strogoff. 'Ya que no he podido tener una vida ¨¦pica, al menos que sea h¨ªpica', brome¨®, y hubo quien pens¨® que no est¨¢ mal la ¨¦pica que arrostra el amable fil¨®sofo.
Savater pareci¨® disfrutar de lo lindo al poder dejar de lado (aunque no del todo) la pol¨ªtica y referirse a los caballos y las carreras, una obsesi¨®n que, explic¨®, arranca de cuando de ni?o su padre le llevaba al hip¨®dromo de Lasarte en San Sebasti¨¢n ('me enamor¨¦ de las carreras en una ¨¦poca muy temprana; de hecho no le he cogido gusto a nada despu¨¦s de los 15 a?os, excepto al whisky', escribe en A caballo entre milenios). Dijo de su libro que es 'totalmente caprichoso' y que resulta de la simple idea de viajar por el mundo un a?o para ver carreras. 'Me divert¨ªa ir pensando que nadie hac¨ªa algo tan absurdo como yo: ir a ver correr la Dubai World Cup a los Emiratos ?rabes, por ejemplo'. A la pregunta, inexcusable, de si apostaba, respondi¨®: 'Poco, porque si no me parece ver correr a mi billete en vez de a los caballos, pero s¨ª algo porque forma parte del ritual'.
Se?al¨® que ¨¦l hubiera querido que fuera s¨®lo un libro de h¨ªpica, pero le ha salido tambi¨¦n de literatura, de filosof¨ªa, de pol¨ªtica. 'Estaba en un hip¨®dromo y alguien me llamaba al m¨®vil para decirme que hab¨ªan asesinado a un amigo', apunt¨® creando un helado contrapunto al f¨¦bril ambiente de carreras que acababa de describir.
De la naturaleza moral del caballo, noble bruto, opin¨® Savater: 'Es un animal hecho para correr, para huir, y no s¨¦ hasta qu¨¦ punto hay nobleza en eso'.
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