El af¨¢n de pasar inadvertido

Cuentan que durante el descanso de un partido del Deportivo, un seguidor del equipo que compart¨ªa palco con Amancio Ortega se jact¨® ante ¨¦l de poder pedir un favor al presidente de Inditex, por conocerle 'mucho'. Ortega, impasible, le contest¨®: 'P¨ªdaselo, p¨ªdaselo'. La an¨¦cdota define el af¨¢n de Amancio Ortega de pasar inadvertido. Tanto que ni siquiera estuvo presente ayer en el estreno en Bolsa.

Este leon¨¦s afincado en Galicia, hijo de ferroviario y ama de casa, ha hecho de la discreci¨®n su raz¨®n de ser, y ni el ¨¦xito de su empresa ni la salida al mercado van a cambiar su estrategia, basada en un alto grado de accesibilidad de puertas adentro de Inditex, donde los empleados dicen tenerlo siempre dispuesto a atenderles, y en la casi inaccesibilidad de puertas afuera.

Su trayectoria sigue los pasos de los empresarios hechos a s¨ª mismos. Siendo tan s¨®lo adolescente se coloca de dependiente en una tienda de camisas en A Coru?a, y en 1963 consigue montar con su primera mujer, Rosal¨ªa Mera, una f¨¢brica de lencer¨ªa que bautiza con sus iniciales al rev¨¦s: Goa. Vende a terceros, va creciendo y en 1975 abre la primera tienda. Quer¨ªa llamarla Zorba, pero el nombre estaba ya registrado, as¨ª que en el mismo mostrador del registro empez¨® a barajar otros y, por exclusi¨®n, le puso Zara. Era el embri¨®n de un grupo que hoy tiene 1.117 tiendas en 32 pa¨ªses y al que Ortega dedica casi todo su tiempo.

Cumpli¨® 65 a?os en marzo pasado, pero no se le pasa por la cabeza la posibilidad del retiro. Acude cada ma?ana a la empresa, muchas veces conduciendo ¨¦l mismo su coche, y si no tiene visita de renombre -por las instalaciones de Inditex han pasado, entre otros, Emilio Bot¨ªn, Luciano Benetton o Gianni Agnelli- almuerza en el comedor de la empresa con los dem¨¢s empleados.

Su entorno afirma que, por encima de todo, tiene dos aficiones: su trabajo y su familia. Uno de sus lugares favoritos es su pazo, cerca de A Coru?a, donde vive, y uno de los deportes que sigue es la h¨ªpica, que practica su hija menor. Aficionado al f¨²tbol sala, al que durante un tiempo ha jugado, acude de vez en cuando al estadio de Riazor y a un club h¨ªpico que ¨¦l mismo ha promovido. Casado dos veces, tiene tres hijos, y ninguno de ellos participa directamente en la gesti¨®n de Inditex.

Ortega, que conserva en sus manos la mayor¨ªa del grupo, se ha convertido en la mayor fortuna espa?ola en Bolsa, pero no es un millonario al uso. No tiene barco, no usa nunca corbata, mantiene sus amigos de siempre, no asiste a saraos sociales, no habla ingl¨¦s y no frecuenta los c¨ªrculos pol¨ªticos ni de poder. Con motivo de la oferta p¨²blica de venta (OPV) se ha dejado ver con el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, y el alcalde de A Coru?a, Paco V¨¢zquez, pero no le gusta figurar. M¨¢s bien le horroriza.

De hecho, Zara, de las cinco la cadena m¨¢s importante, empez¨® a tener rostro el a?o pasado, cuando Inditex hizo p¨²blica por vez primera su memoria. En ella, el presidente acompa?aba una carta con una foto tama?o carnet. Este a?o ha vuelto a hacer lo mismo. Pero en una foto casi id¨¦ntica sustituye el gesto serio por una amplia sonrisa. Razones no le faltan. Su compa?¨ªa, que al salir ayer a cotizar val¨ªa 1,52 billones, en poco tiempo se revaloriz¨® en casi 400.000 millones en una de las operaciones de bolsa m¨¢s brillantes de los ¨²ltimos meses.