El consumidor tendr¨¢ acceso en 2002 a la tarjeta identificativa de la carne de ternera
Los ganaderos abren una oficina de informaci¨®n para el consumidor
A principios del a?o pr¨®ximo el consumidor que vaya a comprar ternera a la carnicer¨ªa tendr¨¢ acceso a un documento identificativo del animal en el que figurar¨¢n el n¨²mero que tiene asignado y todos los datos del DIB (Documento de Identificaci¨®n Bovina), por medio del cual el comprador podr¨¢ saber el proceso por el que ha pasado el animal hasta llegar a ser el producto alimenticio que compra: fecha y lugar de nacimiento, granja de crianza, alimentaci¨®n que ha recibido, enfermedades, traslados, el matadero en el que ha sido sacrificado y la empresa de distribuci¨®n de la pieza.
En la actualidad, los distribuidores y carniceros ya tienen toda esta informaci¨®n, pero falta el ¨²ltimo paso, facilitarla al consumidor. La medida hab¨ªa sido anunciada por la Generalitat, pero ayer se le puso fecha p¨²blicamente durante la presentaci¨®n, por parte de los productores de carne, del Centro de Promoci¨®n de Carne de Ternera de Catalu?a.
Este centro ha sido creado por 15 asociaciones y cooperativas que representan a casi todos los ganaderos catalanes. Pep Espinosa, de la Asociaci¨®n de Ganaderos de Alcarr¨¤s (Segri¨¤), que resalt¨® que el centro nace con voluntad de recuperaci¨®n de la confianza del consumidor, explic¨® que las 700.000 terneras existentes en Catalu?a tienen dos placas de pl¨¢stico de identificaci¨®n, que se les coloca en las orejas, y todo el proceso de engorde y sacrificio se acompa?a de los correspondientes documentos.
'Es la trazabilidad o la historia de vida', dijo Espinosa, ' que el consumidor podr¨¢ conocer en 2002 al llamar por tel¨¦fono, enviar un correo electr¨®nico o consultar la web del centro'. El centro, que abrir¨¢ sus puertas el pr¨®ximo junio en la C¨¢mara Agraria de Barcelona, surgi¨® 'a ra¨ªz de la crisis de las vacas locas' y 'tiene como objetivo dar a conocer la seguridad y la calidad de la carne de ternera catalana', dijo Josep Maria Besora, de Uni¨® de Pagesos.
A juicio de Besora, el alud de informaciones sobre la encefalopat¨ªa espongiforme bovina y las medidas de la Generalitat produjeron 'una alarma social desproporcionada con el problema real', aunque reconoci¨®: 'Tampoco dentro del propio sector fuimos capaces de transmitir al consumidor las suficientes garant¨ªas de calidad y seguridad'.
El consumo de ganado bovino catal¨¢n descendi¨® en enero de 2001 el 37% con respecto al mismo mes de 2000. La falta de informaci¨®n, dijo Besora, fue una de las principales causas de la ca¨ªda de las ventas: 'La gente no come vaca, las vacas son para dar leche. Lo que se come es ternera, que al ser menor de 12 meses, no tiene peligro alguno y se puede consumir con espinazo'.
Antoni Paner, presidente de la cooperativa ganadera de Ivars, insisti¨® en que la crisis de confianza se debi¨® a la falta de informaci¨®n clara: 'Nadie de nuestra familia, amigos o conocidos ha dejado en ning¨²n momento de comer ternera porque saben que hay un grado de control muy riguroso', dijo.
Recuperaci¨®n del consumo
En las zonas rurales -'porque conocen c¨®mo se hacen las cosas y en Catalu?a las cosas se hacen bien', dijo Paner-, el consumo de carne de ternera se ha recuperado hasta el 90%, y en las ciudades, entre el 60% y el 70%.
'En la actualidad estamos s¨®lo el 10% por debajo del nivel de consumo de carne de ternera de abril del pasado a?o', dijo Francesc Monn¨¦, presidente del Colegio de Veterinarios de Barcelona. 'Pero nuestra intenci¨®n es superar ese techo, aumentar el consumo de carne y, ?por qu¨¦ no?, empezar a acercarnos a la media europea'. La media espa?ola de consumo de carne es de 9 kilos al a?o por persona, mientras que la europea es de 24 kilos, y la estadounidense, de 52.
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