Morante vuelve de la galaxia
Morante de la Puebla volvi¨® de la galaxia donde se hab¨ªa recluido y arm¨® una de las suyas tirando de arte y de duende. Dicen quienes lo vieron que fue la desconcatenaci¨®n de los exorcismos.
Morante de la Puebla se hab¨ªa reclu¨ªdo en una remota galaxia tiempo ha y pareci¨® que ni exist¨ªa. Lo anunciaban, s¨ª, y su cuerpo se hac¨ªa presente, pero era irreconocible pues no tra¨ªa su m¨ªtica alma de artista.
Esta vez, en cambio, el santo advenimiento se produjo en cuerpo y alma, como est¨¢ mandado, y Morante de la Puebla pudo dar en el ruedo de Las Ventas un recital. Cabe se?alar que el recital no result¨® perfecto, mas ello no empece u obsta porque el arte reclama genialidad, estro, pero no forzosamente perfecci¨®n.
Tabernero / V¨¢zquez, Barrera, Morante
Toros de Javier P¨¦rez Tabernero, desiguales de presencia aunque con trap¨ªo y bien armados, flojos todos, varios inv¨¢lidos, mansos de poca casta, aborregados; 6?, sobrero, en sustituci¨®n de un inv¨¢lido de 630 kilos, flojo, manso, boyante. Curro V¨¢zquez: dos pinchazos, insistente capoteo de peones y tres descabellos (silencio); estocada corta atravesada ca¨ªda (silencio). Vicente Barrera: pinchazo y estocada corta atravesada (aplausos y tambi¨¦n protestas cuando sale al tercio); estocada contraria (silencio). Morante de la Puebla: estocada (oreja con algunas protestas); en la suerte de recibir, dos pinchazos bajos y otro hondo baj¨ªsimo, rueda de peones -primer aviso-, largo intento de descabellar sin dar el golpe -segundo aviso- y descabello (ovaci¨®n y saludos). Plaza de Las Ventas, 24 de mayo. 16? corrida de abono. Lleno.
Se le echa la lupa al advenimiento de Morante de la Puebla y sale un c¨²mulo de contradicciones. ?En toreo de capa, por ejemplo? M¨¢s postura que reuni¨®n. ?En toreo de muleta? Faenas excesivamente largas, aleatoria templanza y ligaz¨®n. ?En manejo de la espada? Estoconazo bravo a su primer toro -pel¨ªn contrario, que tampoco est¨¢ mal-, bajonazos en la suerte de recibir a su segundo. ?En la calidad de los toros? Borregos y gracias.
Discontinuas realiz¨® las faenas Morante de la Puebla, sobre todo la de su primer borrego fofo, al que le dio pases excelentes, principalmente por la derecha, apenas lig¨® ninguno, rectific¨® mucho los terrenos y se super?o en los remates hechos a base de finas trincherillas, ayudados hondos y molinetes garbosos.
Cuanto queda dicho lo repiti¨® Morante corregido y aumentado en el sobrero que sali¨® sexto bis. El sexto titular sac¨® el nada m¨®dico peso de 630 kilos pero padec¨ªa supina invalidez y el presidente lo devolvi¨® al corral. El sobrero pesaba 114 kilos menos despu¨¦s de comer y daba igual pues se asemejaba a su gordo cong¨¦nere en las invalideces locomotoras y en las borregueces temperamentales.
Mas, ?ah!, he aqu¨ª que, ?oh!, hab¨ªa llegado de la remota galaxia Morante de la Puebla para reencarnar en el asendereado sobrero la esencia del toreo, que parec¨ªa muerto o en estado de coma. Y cuaj¨® pases de irreprochable enjundia. No siempre pues los deslumbrantes destellos del arte superaban la solidez de la t¨¦cnica. Y adem¨¢s el genial gal¨¢ctico estaba por aquello m¨¢s que por esto; el p¨²blico, harto ya de vulgaridades ventajistas, tambi¨¦n. Bull¨ªa la plaza, el entusiasmo de la multitud convert¨ªa los ol¨¦s en bramidos, y si llega Morante de la Puebla a cobrar la estocada al primer envite -realizado, por si fuera poco, en la merit¨ªsima suerte de recibir-, caen las dos orejas, se abre de par en par la puerta grande y el torero y la fiesta ascienden abrazados a la gloria.
La suerte de recibir, no obstante, la consumaba su art¨ªfice con serios reparos. El peor de todos: que apuntaba al vil bajonazo. Las tres veces que pinch¨® fue en los bajos y esa es una infamante forma de matar. Llegaron dos avisos... No ten¨ªa sentido aquel final para quien hab¨ªa toreado de lujo, guiado por las musas, en diversos pasajes de sus faenas, y se hab¨ªa desbordado de nuevo enlazando adornos de todas las marcas con los que condonaba ciertas superficialidades, algunos amagos del dichoso pico, diversos desempe?os sin la preceptiva ligaz¨®n.
Curro V¨¢zquez, que encabezaba la terna, tuvo sendas actuaciones desconfiadas y ¨²nicamente dej¨® su marca en las ver¨®nicas magn¨ªficas con que salud¨® al primer toro. Vicente Barrera realiz¨® dos faenas empe?osas, valientes, muy dignas, siempre fiel a su singular estilo, sin que el descastado g¨¦nero que le correspondi¨® le facilitara el lucimiento. Y, en fin, ah¨ª estaba Morante llegado de remota galaxia, cuando menos se le esperaba.
Hay otro torero gal¨¢ctico en la tierra de sobra conocido. Ser¨ªa magn¨ªfico que los anunciaran, ¨¦l y Morante, mano a mano. Parece que estoy viendo el cartel de esa corrida sensacional: 'Duelo de titanes'. Por ir calentando el ambiente que no quede.
Babelia
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