Italia: m¨¢s que una simple alternancia
No ha sido una avalancha de votos lo que le ha dado a Silvio Berlusconi el triunfo en las recientes elecciones pol¨ªticas italianas. No se lo ha impedido la cuesti¨®n moral: ni el conflicto de intereses, que no habr¨ªa permitido elegirle en ning¨²n otro pa¨ªs, o los muchos procedimientos penales de los que es objeto, ni tampoco la desconfianza de los l¨ªderes europeos. Al contrario, su afirmaci¨®n personal ha ido m¨¢s all¨¢ de lo previsible: Forza Italia acapara por s¨ª sola casi el 30% de los votos, mientras que la Liga Norte no ha superado la barrera del 4% y Alianza Nacional, el partido ex fascista, ha bajado alg¨²n punto.
?Qu¨¦ es lo que ha determinado esta clamorosa supremac¨ªa del centro derecha y, dentro de ¨¦l, del Cavaliere, cuando su coalici¨®n, la Casa de las Libertades, ha perdido casi dos millones de votos respecto a 1996? El hecho es que entonces Forza Italia, Alianza Nacional y la Liga Norte se presentaron divididos; esta vez lo han hecho agrupados bajo el mismo s¨ªmbolo, no ha habido dispersiones y as¨ª han acaparado todos los esca?os dudosos. Pero en esta tendencia es a¨²n m¨¢s grave la derrota del frente opuesto -el centro izquierda del Olivo, guiado por Francesco Rutelli-, que ha perdido muchos menos votos, pero ha acudido a las elecciones en un estado de fuerte lucha interna y sin acuerdo con Refundaci¨®n Comunista y con la lista del ex fiscal de Manos Limpias, Di Pietro. Con Refundaci¨®n habr¨ªa obtenido la mayor¨ªa de esca?os por lo menos en el Senado. Y el Olivo no s¨®lo ha perdido: tambi¨¦n han cambiado radicalmente sus relaciones internas. El grupo centrista-cat¨®lico de la Margarita (formado hace poco bajo este hermoso nombre bot¨¢nico para que no recuerde ni siquiera de lejos a la Democracia Cristiana) consigui¨® en su primera presentaci¨®n el 14,58% de los votos, mientras que los Dem¨®cratas de Izquierda (el ex PCI) bajaron a su m¨ªnimo hist¨®rico, el 16,6%. De primer o segundo partido que eran hasta ayer mismo, se han convertido en algunas regiones en tercero e incluso cuarto partido. Si a esto a?adimos que Refundaci¨®n Comunista no ha sacado ventaja del espacio que ¨¦stos dejaban a su izquierda -se ha mantenido en el 5%, pero no ha llegado m¨¢s all¨¢-, la derrota de la izquierda es grave.
La divisi¨®n no compensa. Y la disputa que le ha sucedido es amarga. ?Qui¨¦n tiene la culpa? Los Dem¨®cratas de Izquierda reprochaban a Refundaci¨®n el no haber dado gratis al Olivo los votos para el Senado, igual que hicieron para la C¨¢mara, pero es un hecho que no han tratado a sus dirigentes, esperando ser m¨¢s gratos al electorado de centro. S¨®lo que la fren¨¦tica carrera hacia el centro ha aumentado las fuerzas de la Margarita, que se ha llevado casi un tercio de sus votos, como tambi¨¦n los de los Verdes (en coalici¨®n con los socialistas del Girasol), que han quedado pr¨¢cticamente destruidos. As¨ª se ha desplazado todo el orden interno de la oposici¨®n.
Se trata, pues, de algo m¨¢s que de una simple alternancia: en el escenario pol¨ªtico italiano -que se hab¨ªa visto alterado con el esc¨¢ndalo de la corrupci¨®n de 1992, en el que desaparecieron la poderosa Democracia Cristiana, primer partido e inamovible del Gobierno desde 1948, y el antiguo Partido Socialista- se ha consolidado el poderoso partido de Forza Italia, que desde la oposici¨®n ha echado ra¨ªces por todo el pa¨ªs, incluido el sur. La preeminencia del Cavaliere es tal, que ni siquiera la deserci¨®n del aliado m¨¢s inc¨®modo, la Liga Norte, simpatizante de Heider, le har¨ªa perder el Gobierno. Lo que Kohl ha sido en Alemania y Aznar en Espa?a, lo es hoy en Italia Berlusconi, y no es probable que lo abatan los asuntos judiciales, hasta ahora superados, o que no encuentre alguna soluci¨®n al conflicto de intereses: m¨¢s vale no hacerse ilusiones. Mientras, est¨¢ abierta y sangrante la crisis del centro izquierda, y en particular la de los Dem¨®cratas de Izquierda, herederos (con reservas) del mayor partido comunista de Occidente. Despu¨¦s de los segundos escrutinios del pr¨®ximo domingo 27 de mayo para las administraciones de muchas ciudades -est¨¢n en duda entre izquierda y centro izquierda los alcaldes de Roma, N¨¢poles y Tur¨ªn- empezar¨¢ el ajuste de cuentas en el seno de los Dem¨®cratas de Izquierda, que est¨¢n nervios¨ªsimos. El ex Partido Comunista, que hab¨ªa resistido en 1989, superando una prueba dif¨ªcil, ha ca¨ªdo despu¨¦s de sus primeros cinco a?os en el Gobierno.
Es evidente que el vuelco de la situaci¨®n se debe tambi¨¦n al mecanismo electoral: un sistema proporcional habr¨ªa dado resultados diferentes, pero es responsabilidad del Gobierno de centro izquierda el no haberlo cambiado, porque el refer¨¦ndum popular contra el sistema bipolar se lo permit¨ªa. Italia, gobernada durante medio siglo por el centro, se libera del r¨ªgido bipolarismo, y de formas distintas vuelven a florecer brotes o arbustos de ra¨ªz democristiana y, los m¨¢s d¨¦biles, socialista. Y es tambi¨¦n evidente que si el centro izquierda hubiese acudido a las elecciones junto a Refundaci¨®n Comunista, los resultados en el Congreso habr¨ªan sido mejores aun con el sistema actual, y en el Senado incluso habr¨ªan dado un vuelco; se discute amargamente sobre qui¨¦n tiene m¨¢s culpa en la falta de acuerdo. Pero son reflexiones secundarias, sobre los resultados m¨¢s que sobre las causas que han llevado a esta situaci¨®n.
El punto esencial es otro. Silvio Berlusconi no es una mera imagen, un simulacro seductor y dotado de un ingente aparato medi¨¢tico: ¨¦ste ha sido el tr¨¢mite para mandar un mensaje inequ¨ªvoco, thatcherista-reaganiano mucho m¨¢s que populista. Media Italia ha votado para hacer del pa¨ªs una empresa eficiente, dirigida como una empresa eficiente, y la otra mitad no ha sabido qu¨¦ oponer a eso: ha resistido, pero ha sufrido la desorientaci¨®n que afect¨® a la izquierda cuando el PCI dio un giro, cambiando no s¨®lo de nombre, sino sobre todo de an¨¢lisis, programa, perspectiva y valores. Reconoci¨® tarde la crisis de los socialismos reales, pero, en lugar de analizarla, consider¨® cerrada cualquier perspectiva socialista (el secretario de los Dem¨®cratas de Izquierdas, Veltroni, consideraba el a?o pasado que el comunismo era la mayor tragedia del siglo, sin salvar a su ex partido). Y al avanzar hacia el segundo gobierno acog¨ªa, junto a Massimo D'Alema, algunos fundamentos de la ideolog¨ªa adversaria: primero, el Estado debe liberarse de cualquier intervenci¨®n en la econom¨ªa, privatizando y liberalizando (por lo que el Gobierno de izquierdas vendi¨® el mayor patrimonio p¨²blico de todo el continente); segundo, competition is competition, y el desarrollo se identifica con el apoyo a la empresa, multiplicando ayudas y bajando los impuestos, reduciendo los derechos de la mano de obra y pidi¨¦ndole flexibilidad; tercero, reducir el Estado del bienestar atacando su principio universalista; cuarto, dejar de lado la separaci¨®n entre Iglesia y Estado, que respecto de la ense?anza se defendi¨® incluso en el periodo de dominio de la Democracia Cristiana.
Han sido giros pol¨ªticos y culturales devastadores, y adem¨¢s no han sido afortunados pol¨ªticamente. El mayor y m¨¢s abierto partido comunista de Occidente se ha encontrado desplazado m¨¢s a la derecha que una socialdemocracia cl¨¢sica precisamente cuando acced¨ªa al Gobierno y habr¨ªa tenido que demostrar -pensaban los militantes y los electores- sus dotes modernamente reformadoras. Los v¨ªnculos europeos, la manifiesta inclinaci¨®n m¨¢s hacia Blair o Clinton que hacia Jospin y la 'izquierda plural' francesa, cierta pol¨¦mica con el principal sindicato, el Cgil, la imprevista indulgencia con las peticiones vaticanas, y por fin, la participaci¨®n en la guerra de Kosovo (donde Italia fue el aut¨¦ntico portaviones de la OTAN), pusieron en entredicho el sentido mismo de su existencia. Ya se delinean los frentes del choque interno: ?converger en un 'partido socialista europeo' como proponen Massimo D'Alema y el ex dirigente socialista Giuliano Amato? ?Converger todos en el Olivo, Dem¨®cratas de Izquierdas y Margarita, como propon¨ªa Veltroni? ?Recuperar un alma reformista de izquierdas, como propone el ex ministro de Trabajo de Dem¨®cratas de Izquierda, Cesare Salvi?
Tambi¨¦n Refundaci¨®n Comunista se agita bajo el modesto resultado: tem¨ªa ser destruida y est¨¢ viva. Pero no ha conseguido despegar. La pregunta, para las dos izquierdas, la radical y la moderada, es: ?qu¨¦ significa hoy, en plena globalizaci¨®n, una fuerza 'socialista'? ?Puede existir en Italia una oposici¨®n a la visi¨®n berlusconiana del thatcherismo-reaganismo sin ser una alternativa al liberalismo, cuanto menos keynesiana, laica y popular? La partida no ha acabado. Pero se anuncia de todo menos indolora.
Rossana Rossanda es escritora italiana, cofundadora del diario Il Manifesto.
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