El azar y la Universidad
El autor cree que el m¨¦todo de selecci¨®n de profesores propuesto por el ministerio dificultar¨¢ a¨²n m¨¢s la existencia de una Universidad p¨²blica de calidad
Oculto por los grandes titulares que se admiraban de los planes ministeriales de reforma universitaria, Desaparece la selectividad, Los rectores, elegidos por sufragio universal, etc¨¦tera, encuentro en la letra menuda de la cr¨®nica de EL PA?S el siguiente aviso: 'Los profesores de universidad ser¨¢n seleccionados por comisiones estatales cuyos miembros se elegir¨¢n por sorteo entre los profesores...'. Detr¨¢s de tantas palabras solemnes, autonom¨ªa, endogamia, excelencia, claustro y dem¨¢s Gaudeamus, aparece de tapadillo la loter¨ªa, gran afici¨®n ib¨¦rica, como la tuna.
Uno se pregunta si no habr¨¢ errado en 1a lectura, pues ?qu¨¦ tendr¨¢n que ver los juegos de azar con la selecci¨®n del profesorado universitario? (y ahora que caigo, de otros muchos funcionarios). Pero enseguida reparo en que, para algunos gobernantes, azar puede ser sin¨®nimo de igualdad, confundiendo una comisi¨®n de selecci¨®n con una mesa electoral o con un jurado popular y adivino cu¨¢les pueden ser los pasos argumentales que les llevan a semejante conclusi¨®n:
Al delegar en un sorteo, se da por hecho que todos los profesores son competentes, justos y ben¨¦ficos
1. Todos los profesores son igualmente competentes, justos y ben¨¦ficos.
2. Luego todos pueden participar en los procesos de cooptaci¨®n en igualdad de condiciones.
3. De ah¨ª que la mejor forma de determinar la composici¨®n de las comisiones de selecci¨®n sea por sorteo.
Supongamos por un momento que la premisa 1. fuera cierta. Entonces cualquier m¨¦todo de nombramiento de los seleccionadores producir¨ªa resultados similares (y buenos), incluyendo claro est¨¢ el actual, cuya mejora se pretende con la reforma que hoy nos ocupa. Admitamos pues que no es as¨ª y que hay profesores que (coloquialmente) llamaremos buenos y profesores que (eufem¨ªsticamente) llamaremos regulares. Dado que, tal como se puede constatar emp¨ªricamente, los profesores buenos tienden a elegir a nuevos profesores buenos y los profesores regulares a profesores regulares, el sistema de selecci¨®n en combinaci¨®n con la loter¨ªa produce, con el paso del tiempo, los siguientes resultados:
- Las disciplinas en las que inicialmente el n¨²mero de profesores buenos supera al de regulares, mejoran, es decir, que los buenos aumentan y los regulares disminuyen.
- Las disciplinas en las que inicialmente el n¨²mero de profesores regulares supera al de buenos, empeoran, es decir, que los regulares aumentan y los buenos disminuyen.
?Pues menudo fracaso! Resulta que este m¨¦todo s¨®lo es beneficioso cuando es in¨²til. Porque si la situaci¨®n de partida fuera buena, ¨²nico caso en el que el sistema basado en la loter¨ªa producir¨¢ una mejora, es porque el procedimiento anterior era bueno, y entonces, ?para qu¨¦ cambiar? Adem¨¢s, es bien sabido que el Ministerio de Educaci¨®n opina que la actual normativa (LRU) ha permitido el acceso al funcionariado de profesorado regular en dosis masivas(*). Si se piensa que ¨¦se es el punto de partida, el remedio que se propone es peor que la enfermedad, dado que lo ¨²nico que puede hacer es degradar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n. Terrible, ?no es cierto?
Este an¨¢lisis peca incluso de optimista, ya que olvida la posibilidad de comportamientos coherentes -las confabulaciones-. Ejemplo de ellas son las famosas y de todos conocidas 'escuelas' que florecieron al amparo de los sistemas de selecci¨®n basados en loter¨ªas durante el franquismo y que coincidieron con uno de los periodos m¨¢s oscuros de la Universidad espa?ola. ?stas, mediante intrincadas redes clientelares, sacaron un extraordinario rendimiento a los sistemas basados en la selecci¨®n al azar de los seleccionadores (de ah¨ª que los hayan defendido y a¨²n los defiendan contra viento y marea).
Pero no acaban aqu¨ª las caracter¨ªsticas perversas de las loter¨ªas. Igual que en la vida corriente, lo que proviene del azar, lo ca¨ªdo del cielo, adquiere una connotaci¨®n excepcional, ajena a las leyes ordinarias. Si a alguien le toca en un sorteo ser miembro de una comisi¨®n de selecci¨®n, ?por qu¨¦ tendr¨ªa que responder ante nadie, excepto ante la ley... de los grandes n¨²meros? ?ste es el aspecto m¨¢s llamativo de los sistemas de cooptaci¨®n por loter¨ªa, la desaparici¨®n de las responsabilidades. El Gobierno delega en el azar, confundiendo la igualdad ante la ley con la selecci¨®n eficaz del personal del sector p¨²blico. Los agraciados miembros de los comit¨¦s de selecci¨®n no tienen que rendir cuentas a nadie, ya que no son agentes conscientes del proceso sino juguetes de la fortuna y la ocasi¨®n (diosa que pintaban calva y en equilibrio inestable sobre artilugios mec¨¢nicos de movimientos imposibles de predecir, ca¨®ticos que dir¨ªan algunos ahora).
Es cierto que la propuesta ministerial establece un cierto filtro, ya que para poder participar en el sorteo los profesores tendr¨¢n que haber obtenido dos evaluaciones positivas de su investigaci¨®n. Ello representa una mejora frente al sorteo puro. No obstante, el requisito es claramente insuficiente, ya que s¨®lo sirve para eliminar de las comisiones a casos extremos y a profesores muy j¨®venes, mientras que persisten los efectos nocivos que hemos puesto de manifiesto anteriormente.
El sistema actual de selecci¨®n del profesorado universitario es un h¨ªbrido tirando a monstruoso, con comisiones mixtas, una parte nombrada y otra sorteada. Sin embargo, y ¨¦sa es su ventaja, permite a ciertos departamentos hacer una pol¨ªtica de profesorado exigente, evitando la tendencia a la igualaci¨®n a la baja propia de los procedimientos basados en loter¨ªas.
Si como parece, la decisi¨®n de implantar un proceso de habilitaci¨®n es firme, ?por favor! que los miembros de las comisiones de selecci¨®n sean elegidos por su excelencia acad¨¦mica. Que seleccionen a los mejores y cuanto mayor sea la participaci¨®n de profesores e investigadores extranjeros, mejor. Las comisiones de selecci¨®n elegidas por sorteo son perniciosas. Diluyen la responsabilidad de los gobernantes y la de los propios seleccionadores y desorientan a los ciudadanos, induci¨¦ndoles a confundir imparcialidad y azar. El nuevo dise?o del proceso de selecci¨®n es una amenaza para aquellos sectores de la Universidad p¨²blica que han conseguido, con gran esfuerzo, adquirir niveles de excelencia acad¨¦mica comparables a los de las universidades m¨¢s prestigiosas del resto del mundo. A cambio, no soluciona en absoluto los problemas de calidad de las universidades que prefieran utilizar criterios localistas o endog¨¢micos en sus procesos de selecci¨®n, ya que la reforma ampl¨ªa el margen de contrataci¨®n discrecional por parte de las universidades, sin proponer ning¨²n mecanismo de control a posteriori. Y encima, vuelta a los ejercicios de las oposiciones franquistas que eran unas ordal¨ªas rid¨ªculas y humillantes, como sabemos todos los que hemos pasado (incluso con ¨¦xito) por ellas. Uno de ellos ser¨ªa: 'Exponer un tema del programa, de entre tres elegidos por sorteo', ?qu¨¦ man¨ªa con los sorteos! Adem¨¢s, este procedimiento aumentar¨¢ las dificultades para el acceso a las plazas de funcionarios docentes de nuestros conciudadanos de la UE.
Si a todo esto le sumamos el laxismo en el trato a las universidades privadas (por cierto, ?alguien se ha preocupado de saber qu¨¦ profesorado tienen y c¨®mo lo seleccionan?), es de temer que la reforma que se propone dificulte a¨²n m¨¢s la construcci¨®n de una Universidad p¨²blica de calidad.
* Recuerden las palabras de la inefable ex ministra de Educaci¨®n y actual presidenta del Senado, do?a Esperanza Aguirre: 'Con la LRU, para ser profesor titular de Universidad basta con saberse un tema del programa y para ser catedr¨¢tico, ni eso...'. Alfredo Poves es catedr¨¢tico de F¨ªsica At¨®mica y Nuclear en la UAM.
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