La atracci¨®n de lo inerme
Alumnos de un taller de esculturas humanas se exhiben en el Festival de Teatro de El Ejido
Consiguen interrumpir acaloradas conversaciones entre dos amigos que charlan mientras caminan, o desviar la mirada de una ni?a agarrada de la mano por su padre; llaman la atenci¨®n de estresad¨ªsimos ejecutivos que leen el peri¨®dico mientras recorren un tramo de calle a pie, o causan la admiraci¨®n de jubilados que pasean por un parque a la hora m¨¢s c¨¢lida del d¨ªa. Son las estatuas humanas, esos seres que adornan las v¨ªas p¨²blicas de muchas ciudades y consiguen, con sus gestos y movimientos, provocar una sonrisa a su p¨²blico.
La bandeja para echar una moneda, a sus pies, es la encargada de activar todo su engranaje. Ayer, en la inauguraci¨®n del 24? Festival de Teatro de El Ejido, un grupo de 12 alumnos puso a prueba estas t¨¦cnicas aprendidas durante esta semana en un taller de inmovilismo. Los j¨®venes renunciaron a asistir al grandioso espect¨¢culo de apertura de Vernisseurs y Cavcasik Circus para involucrarse en ¨¦l: simularon estatuas humanas en la calle Cervantes para exhibir lo que les ha transmitido por el especialista Tino Picarol, la estatua m¨¢s veterana que queda en Las Ramblas de Barcelona y miembro de Mamagement i Produccions Culturals de la ciudad condal.
Lo m¨¢s dif¨ªcil, para los alumnos, ha sido asumir en tan s¨®lo cinco d¨ªas la importancia del vestuario, el maquillaje y el movimiento, pesos espec¨ªficos de esta t¨¦cnica de teatro callejero. 'El movimiento es lo m¨¢s dif¨ªcil porque una estatua humana cobra vida cuando le echas dinero y eso hay que aprender a hacerlo. Yo siempre digo que la estatua es como una foto, s¨®lo que la foto es inerte', apunta el experto.
Tras cuatro intensos d¨ªas de trabajo en los que cada miembro del grupo ha elaborado su personaje dram¨¢tico, se ha hecho con materiales adecuados, ha recreado su caracterizaci¨®n y ha abordado el inmovilismo; la calle Cervantes de El Ejido se truf¨® de estatuas ayer: un romano, un preso, un payaso, un indio, personajes de conjunto que simulaban el mecanismo de una cajita de m¨²sica, el inefable Hommer Simpson, un minero o una figura de evocaci¨®n griega.
Para todos, la preparaci¨®n, respiraci¨®n y concentraci¨®n han resultado una ardua tarea. 'Se trata de aprender a respirar por la nariz. Solemos hacerlo por la boca y tragamos m¨¢s ox¨ªgeno del que necesitamos, por eso vamos tan acelerados. Ah¨ª comienza la t¨¦cnica. Respirar y relajarse', sentencia Picarol.
El papel pinocho es la indumentaria de un duende; una coraza de pl¨¢stico, el escudo para el gladiador; unas s¨¢banas a modo de t¨²nica romana; aerosoles para te?ir camisas de colores imposibles (bronce, hierro o brillos metalizados); y toda suerte de materiales caseros y apa?os dom¨¦sticos dan los toques definitivos a la muestra m¨¢s genuina e innovadora del teatro de calle y animaci¨®n. El buen dominio de la t¨¦cnica corporal, la imperturbabilidad y los nervios de acero en la disciplina art¨ªstica hicieron el resto. La respuesta popular cubri¨® todas las expectativas.
'La gente, por lo general, colabora. Est¨¢ el t¨ªpico que se fija y mira. Y tambi¨¦n el lado opuesto, el que te ve y dice: ?pobre chico, qu¨¦ calor estar¨¢ pasando! De un modo u otro valoran bastante tu trabajo', sostiene Picarol. La puesta en escena, de unas cinco horas de media, lleva aparejada la 'profesionalidad mental'. 'Debes estar atento a tu trabajo. No puedes estar pensando en que te ha dejado tu novia o en que tienes que pagar el factura del agua', comenta el actor.
Las estatuas humanas de El Ejido resultaron, a pesar de los nervios y la inexperiencia de sus participantes, un atractivo a?adido a la noche de color y un gui?o m¨¢s a los proyectos de promoci¨®n y dinamizaci¨®n teatral del municipio. Todo con las m¨¢s baratas necesidades t¨¦cnicas: una calle, una plaza, un paseo o el centro hist¨®rico de la ciudad como escenario.
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