Una vida entre maderas
Un escultor recibe un homenaje del Ej¨¦rcito por un Cristo que tall¨® hace 34 a?os, cuando estaba en la 'mili'
Pablo Navarro Trinidad se convirti¨® en escultor jugando. Cualquier rama perdida de un ¨¢rbol, cualquier peque?o trozo de barro o un alambre extraviado en la calle le serv¨ªa al ni?o para dar rienda suelta a una imaginaci¨®n natural que con los a?os se convertir¨ªa en vocaci¨®n de artesano eterno.
Por entonces Pablo Navarro, ni tan siquiera sab¨ªa con certeza lo que era una escultura. Tampoco pod¨ªa discernir con claridad que esos juegos de chaval se transformar¨ªan en toda su vida. Sus manos moldeaban cualquier material que cayera en ellas y fueron las manos las que determinaron el resto de su futuro.
Los juegos se transformaron pronto en algo m¨¢s serio. Con 14 a?os entr¨® a trabajar en el taller de Antonio L¨®pez, un escultor valenciano que hab¨ªa instalado su negocio en Albox, el municipio almeriense en el que naci¨® y vive Pablo Navarro.
En ese taller aprender¨ªa a ir desentra?ando los primeros secretos de la talla de la madera. 'Don Antonio fue para un maestro para m¨ª. El siempre me dec¨ªa que lo mejor que ve¨ªa en m¨ª era lo atrevido que era con los trabajos', recuerda el escultor.
Despu¨¦s de pasar por otros talleres de carpinter¨ªa y de trabajar en una empresa de muebles antiguos catalana, Pablo Navarro fue a Madrid a cumplir con el servicio militar. Treinta y cuatro a?os despu¨¦s acaba de recibir un homenaje del Regimiento de Infanter¨ªa Inmemorial del Rey n¨²mero 1 del Cuartel General del Ej¨¦rcito.
Y es que all¨ª Pablo Navarro dej¨® una de sus mejores obras: un imponente Cristo que ahora se encuentra en la parroquia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n de M¨®stoles (Madrid) y que es sacado en procesi¨®n cada a?o por una cofad¨ªa de esa localidad.
'En la unidad en la que estaba haciendo el servicio militar quer¨ªan conseguir una talla de un Cristo para la capilla. Cuando vieron que yo era escultor me lo propusieron y acced¨ª. Ahora, despu¨¦s de tantos a?os, un brigada retirado ha recopilado la historia de ese Cristo y no par¨® hasta dar conmigo para ofrecerme un homenaje. Como yo no pod¨ªa ir a Madrid, vinieron ellos aqu¨ª', explica el tallista.
Esa fue su primera obra importante como escultor. Despu¨¦s llegar¨ªan infinidad de trabajos como cuadros de la Alhambra, bustos de poetas andaluces, tallas del rostro de Cervantes o escenas que representaban en madera pasajes de El Quijote.
Todo ello alternado siempre con trabajos comerciales como tallista en diversas carpinter¨ªas porque, aunque su obra es muy apreciada por todos los que han tenido la oportunidad de conocerla, Pablo Navarro ha dejado que prime siempre el valor del arte sobre el rendimiento econ¨®mico que pod¨ªa conseguir de su talento, forjado a fuerza de a?os y sabidur¨ªa natural.
Pablo Navarro es autodidacto. Lo es desde el d¨ªa en el que dedici¨® rechazar una beca de la unidad en la que hizo el servicio militar que, en agradecimiento por el Cristo que tall¨®, le propuso pagarle los estudios en un centro art¨ªstico de Madrid. 'S¨®lo quer¨ªa regresar a mi pueblo, por eso rechac¨¦ la beca', justifica ahora.
Amante de la pintura y de la m¨²sica, artes en las que tambi¨¦n ha realizado algunas incursiones, Pablo Navarro est¨¢ ahora m¨¢s retirado debido a algunos problemas de salud. Pero su tiempo libre lo sigue ocupando la misma eterna vocaci¨®n. Por eso no abandona la tentaci¨®n irrefrenable de moldear la madera, de 'dibujar con los ojos el tronco cuando a¨²n no es m¨¢s que un trozo de madera', tal y como define su oficio.
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