Nacido para zampar
En 1898 naci¨® en la localidad francesa de Clermont-Ferrand una monstruosa criatura destinada a convertirse en uno de los iconos publicitarios m¨¢s populares del siglo XX: el mu?eco Michelin. (Era el mismo a?o en que Ramon Casas creaba la delirante etiqueta del An¨ªs del Mono, que tambi¨¦n tiene su busilis; pero ¨¦sta es otra historia). Bibendum -como se conoce en Francia al hombret¨®n neum¨¢tico concebido por el dibujante O¡¯Galop- fue presentado al mundo como un aut¨¦ntico portento. Las estrategias publicitarias se mov¨ªan entonces entre par¨¢metros muy distintos de los actuales, y as¨ª la empresa Michelin no tuvo reparos en convertir en su reclamo comercial a un ser glot¨®n, excesivo, culto, vociferante y bravuc¨®n. Sosteniendo en una mano un enorme cigarro puro y en la otra una copa rebosante de tachuelas y pedazos de vidrio, un Bibendum con mon¨®culo proclamaba en sus primeras apariciones impresas esta juerguista divisa horaciana: Nunc est bibendum! (?es el momento de beber!). Con muy poca fidelidad a la lengua latina pero con gran sentido publicitario, el cartelista a?adi¨® al pie: ¡®El neum¨¢tico se bebe los obst¨¢culos¡¯. En otro de los hist¨®ricos carteles se presentaba a Bibendum ataviado de gladiador y derrotando a un escuchimizado neum¨¢tico de la competencia.
El Bibendum de Michelin, el famoso mu?eco de neum¨¢ticos superpuestos, es objeto de una exposici¨®n en el Convent dels ?ngels
Con el rodar del tiempo, Bibendum fue corrigiendo sus terribles modales y adapt¨¢ndose a los nuevos c¨®digos publicitarios y sociales. Abandon¨® el tabaco, el alcohol y los comportamientos agresivos y arrolladores; comenz¨® a sonre¨ªr, a ver mundo e, incluso, a someterse a dietas de adelgazamiento. Sin llegar a exhibir un talle juncal (ya sabemos a qu¨¦ parte de la anatom¨ªa humana nos referimos en Espa?a cuando hablamos de michelines), el aspecto actual de Bibendum, estilizado y bonach¨®n, remite a una sensaci¨®n de dinamismo y agilidad, algo muy alejado de sus orondos y fieros comienzos. En su ya cl¨¢sico trabajo de michelinolog¨ªa Le grand si¨¨cle de Bibendum (?ditions Ho?beke, Par¨ªs, 1998), Olivier Darmon sostiene que el secreto de la supervivencia de este personaje reside en su camale¨®nica capacidad de adaptaci¨®n al air du temps. (Al fin y al cabo, ?de qu¨¦ otra cosa se alimenta un neum¨¢tico sino de aire?).
La exposici¨®n inaugurada ayer en la Capella dels ?ngels de Barcelona -una iniciativa de la empresa Michelin, SA, y la promotora cultural La Santa- viene a demostrar que Bibendum, aparte de zamparse los obst¨¢culos, tambi¨¦n es capaz de engullir y digerir el m¨¢s variado registro de t¨¦cnicas, estilos, soportes y procedimientos de los que se sirven los artistas contempor¨¢neos.
A trav¨¦s de los fondos art¨ªsticos de la Colecci¨®n Internacional Michelin de Arte Contempor¨¢neo (medio centenar de piezas) y de las 23 obras encargadas por los responsables de La Santa -Gigi Riveros, Juan Jos¨¦ Fern¨¢ndez y Joan Cardosa- a otros tantos artistas residentes en Espa?a, Bibendum da pruebas de una flexibilidad que nos atrever¨ªamos a calificar de neum¨¢tica. Incluso all¨ª donde a nuestro modesto juicio el artista pincha, Bibendum permanece inc¨®lume.
Vayan a ver la exposici¨®n y desc¨²branlo convertido en la Gracia central del famoso cuadro de Rubens (a cargo de Scaramuix) y en elemento dominante y repetido de una pintura religiosa tibetana (Michiko Yano), deconstruido en un montaje audiovisual (Chu Uroz, Franc Aleu y Roland Olbeter) y forjado en hierro sobre una peana giratoria (Jos¨¦ Luis Pascual). Hay quien lo esculpe en m¨¢rmol (Aurelio Ayela) y quien convierte su silueta en un centenar de l¨¢mparas votivas iluminadas por haces de fibras ¨®pticas (Sovann Kim). Un artista chino (Ru Chiao Fan) traza un corro de michelines de resina en torno a un globo terr¨¢queo e hinchable, y otro, checo (Lukas Kandl), pinta una escena on¨ªrica y decadente al estilo decimon¨®nico. Kim Aubert lo retrata se?orialmente y Pere Joan (un precursor en la utilizaci¨®n art¨ªstica de Michelin en Espa?a) le hace recibir caudalosos chorros de pintura. (Por cierto que Pere Joan podr¨ªa llenar ¨¦l solo dos Capelles dels ?ngels con sus particulares interpretaciones de este icono, que comenz¨® a recrear a mediados de los setenta).
Hay quien lo convierte en Cyrano de Bergerac (John King), quien en figuras de ajedrez (Marina Tonon), quien en vajilla de pic-nic (Nicolas Tribulot) y quien en escultura ondulante (Jack Vanarsky); uno lo hermana con Giacometti (Richard Oginz), otro con Magritte (Ernst Reyer) y otro con Netol y T¨ªo Pepe (Mariscal). El centenario de Bibendum puede con cualquier g¨¦nero y soporte: pintura, grabado en madera, fotograf¨ªa, escultura, animaci¨®n... Incluso con g¨¦neros como la acci¨®n v¨ªdeo (a cargo del artista zambiano Clive van der Berg) y t¨¦cnicas oficinescas como el toner sobre tipex (Carmelo Hernando). La ¨²nica excepci¨®n iconogr¨¢fica la firma la pintora Leticia Feduchi, que aporta a la colecci¨®n un retrato al ¨®leo de una se?ora gorda y sonriente.
La exposici¨®n qued¨® inaugurada, oficial y multitudinariamente, ayer por la tarde. Durante el vernissage (m¨¢s bien gonflage) nos vino a la cabeza el lema horaciano con el que irrumpi¨® Bibendum en el mundo y le hicimos caso. No por nada, sino por el debido respeto a la autoridad a los cl¨¢sicos. Nunc est ofensa capiti.
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