La Funai realiza una expedici¨®n a la Amazonia para proteger a los nativos
Esa ha sido la idea de la reciente expedici¨®n llevada a cabo por la Fundaci¨®n Nacional del Indio que en 43 d¨ªas ha recorrido 5.274 kil¨®metros en canoa y 80 a pie, capitaneada por Sydney Possuelo, Director del Departamento de Indios Aislados. La expedici¨®n, que atraves¨® el valle del Javari, adentr¨¢ndose por los r¨ªos Solim?es, Jandiatuba y Juta¨ª, no entr¨® en las zonas a¨²n menos exploradas de la selva amaz¨®nica para descubrir nuevas tribus a¨²n desconocidas y sin contacto alguno con nuestra civilizaci¨®n, sino, al contrario, para asegurarse de que puedan continuar viviendo sin ser molestados por los eternos buscadores de oro y que acaban enfrentando frontalmente a los indios con armas de fuego, al mismo tiempo que les dejan sus virus contra los que los nativos de la Amazonia no tienen defensas.
Se trata de dos concepciones completamente opuestas y discutibles, ambas ya experimentadas. Pero, seg¨²n Possuelo y los actuales responsables del Funai, al final, se est¨¢ demostrando que para preservar la verdadera identidad de los nativos de este pa¨ªs (eran cinco millones cuando llegaron los portugueses y espa?oles), la ¨²nica soluci¨®n es permitirles vivir alejados de los blancos, como lo hab¨ªan hecho durante cientos de a?os, so pena de acabar extinguidos.
Defendible o no esta teor¨ªa que parece una vuelta al mito del buen salvaje, lo cierto es que la experiencia de las tentativas de integraci¨®n del indio en nuestra civilizaci¨®n de consumo est¨¢ conduciendo a la extinci¨®n de su identidad primigenia.
Y aunque la expedici¨®n de la Funai ten¨ªa como misi¨®n comprobar que las etnias m¨¢s escondidas, a¨²n no tocadas por el blanco, siguen viviendo en total libertad sin ser molestados por los garimperos o buscadores de oro, sin embargo sirvi¨® tambi¨¦n para descubrir algunas realidades poco agradables, como la relatada, en el diario Folha de S?o Paulo, por uno de sus reporteros que pudieron acompa?ar a la expedici¨®n: los indios tsohom djap¨¢s, viven una verdadera paradoja. A pesar de vivir en total aislamiento, sin conocer el dinero, viven en una especie de esclavitud.
Ropa de blancos
Aunque nunca tuvieron contacto con el blanco, los tsohom djap¨¢s, que viven en grupos de 25 personas en la confluencia de los r¨ªos Juta¨ª y Jutaizinho, en el suroeste de la Amazonia, estaban vestidos con restos de ropas de los blancos y las mujeres hasta ten¨ªan viejos sujetadores de colores.
?Qu¨¦ hab¨ªa ocurrido? Sencillamente que una parte de esos indios que viv¨ªan escondidos huyendo de los buscadores de oro, quisieron conocer los objetos de los blancos y se entregaron como semi-esclavos a los indios canamaris que s¨ª hab¨ªan tenido contactos "civilizados". A cambio perdieron sus derechos naturales y hasta sus nuevos due?os les cambiaron el nombre, les apellidaron tucanos.
El jefe de los djap¨¢s, Aru Canamari, les dijo a los exploradores de la Funai que ahora dichos indios, a pesar de ser esclavos suyos "viven como personas". Lo cierto es que est¨¢n viviendo la peor de las esclavitudes, ya que han perdido no s¨®lo su libertad sino tambien su identidad. Ahora m¨¢s que personas, son puros objetos y animales de carga. Eso s¨ª, con viejos pantalones vaqueros y minifaldas deshilachadas.
El indio Sab¨¢, que era el cacique de los djap¨¢s cuando estos viv¨ªan a¨²n en total aislamiento a las m¨¢rgenes del r¨ªo Curuena, les dijo a los de la Funai que hab¨ªan vendido su libertad por "un poco de sal, tabaco y jab¨®n". Pero ahora est¨¢ arrepentido: "Los canamaris piensan que nosotros no somos gente", dice. Afirma que a¨²n existen indios viviendo en la selva sin ning¨²n contacto con los blancos. Y comenta: "Un blanco as¨ª, como vosotros, yo nunca hab¨ªa visto".
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