Viejos perdedores de batallas
Es Extranjeros de s¨ª mismos el tercer largometraje que Jos¨¦ Luis L¨®pez-Linares y Javier Rioyo organizan y dirigen en su peque?a, y ya completamente indispensable para el cine espa?ol vivo, factor¨ªa (o nido) de cine documental y de montaje llamado Cero en Conducta.
Entran ahora L¨®pez-Linares y Rioyo en el interior de un espinoso tri¨¢ngulo hist¨®rico, un tr¨¢gico y a ratos esperp¨¦ntico asunto (o avispero) de viejos perdedores de batallas, en el que estos dos admirables aventureros del cine de indagaci¨®n exploran con su c¨¢mara veraz e ir¨®nica la memoria de tres territorios hist¨®ricos aparentemente enfrentados y en parte inconexos, pero en realidad atravesados por hilos y flujos que los enlazan y los convierten en un ¨²nico campo de batalla instalado en el mism¨ªsimo centro de la memoria de la zona abismal del siglo XX, es decir, en el sangriento umbral de su ecuador, situado en la guerra de Espa?a y su ensanche en la II Guerra Mundial.
Buscan Rioyo y L¨®pez-Linares las huellas que dejaron sobre la piel de Espa?a y sobre el celuloide de su tiempo los soldados fascistas que Benito Mussolini envi¨® a combatir en Espa?a junto al ej¨¦rcito sublevado por el general faccioso Francisco Franco; y recuperan con rara nitidez la imagen ajada, innoble, penosa, ag¨®nica, de algunos de ellos, que vinieron aqu¨ª no hace mucho a celebrar su derrota en las colinas de la Alcarria. Buscan tambi¨¦n Rioyo y L¨®pez-Linares dentro de las hondas arrugas de los rostros de algunas de las reliquias vivientes en que se han convertido aquellos muchachos que, procedentes de medio centenar de pa¨ªses de todo el planeta, se alistaron en las Brigadas Internacionales para combatir al fascismo combatiendo a Franco y a sus aliados italianos y alemanes. Y buscan y rebuscan, como broche, en los pliegues de la esc¨¦ptica, amarga e ir¨®nica memoria de algunos espa?oles supervivientes de la Divisi¨®n Azul, en la que se embarcaron balas perdidas, culos inquietos, se?oritos aventureros, falangistas iluminados y muchachos republicanos buscadores de m¨¦ritos con los que vivir bajo la espada del fraquismo, para luchar contra el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico en los g¨¦lidos campos de la feroz batalla de Leningrado.
El resultado de este tremendo y fascinante c¨®ctel a tres bandas, sin alcanzar la maestr¨ªa, probablemente inalcanzable, de aquella Asaltar los cielos -en la que Lopez-Linares y Rioyo nos devolvieron el relato profundo de otros dos signos de perdedores: el de la cegadora luz del l¨ªder del Octubre sovi¨¦tico Le¨®n Trotski y el de la oscuridad de su asesino barcelon¨¦s Ram¨®n Mercader, que es uno de los m¨¢s eminentes trabajos de cine documento reciente- es de una viveza y una fuerza extraordinarias. Nos hace entrar en zonas inolvidables del olvido. Y de ah¨ª su condici¨®n de cine necesario.
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