Tipo ¨²nico: el invento de la p¨®lvora
La reforma tributaria espa?ola de 1978 tuvo dos grandes virtudes. La primera, incorporar a Espa?a a los sistemas tributarios modernos, introduciendo figuras tributarias de base amplia que intentaban reflejar la capacidad tributaria real de los contribuyentes. La segunda, articular un sistema formalmente progresivo, en el que la progresividad descansa en un Impuesto sobre la Renta con una estructura de tarifas progresiva, que sirve de contrapunto a la imposici¨®n indirecta que, por su naturaleza, se aproxima m¨¢s a criterios de proporcionalidad en el gravamen.
Como es obvio, la progresividad que se podr¨ªa deducir de la tarifa del Impuesto sobre la Renta no tiene por qu¨¦ coincidir con su progresividad efectiva por dos razones: porque los restantes elementos que configuran el impuesto, tales como los beneficios fiscales o los tratamientos preferenciales a determinadas rentas hacen que la progresividad se vea seriamente reducida o porque los contribuyentes no declaran la totalidad de sus rentas. Ciertamente, el Impuesto sobre la Renta en Espa?a ha visto desvirtuada la progresividad aparente con que naci¨® por la utilizaci¨®n sistem¨¢tica de estas dos v¨ªas, con la complicidad por acci¨®n u omisi¨®n de los respectivos gobiernos de turno que han usado y abusado de las excepciones fiscales con argumentos y efectos m¨¢s que discutibles y que, en el caso del fraude fiscal, no han sabido, podido o querido llevar a cabo una pol¨ªtica sistem¨¢tica de lucha contra el mismo. No es de extra?ar, por tanto, que la percepci¨®n social sea, mayoritariamente, la de que en este pa¨ªs no paga ni Dios.
Frente a este estado de cosas aparece la propuesta de reforma del Partido Socialista para introducir un tipo ¨²nico. Entiendo que la propuesta, de forma resumida y a¨²n inconcreta, consiste en la aplicaci¨®n de un tipo marginal igual para todas las rentas percibidas por encima de una determinada cantidad, que constituir¨ªa un m¨ªnimo exento amplio. Dos son las virtudes que se predican de esta propuesta: la simplicidad y la modernidad de la misma. La progresividad se mantendr¨ªa por aplicaci¨®n del m¨ªnimo de renta exenta. Supongo, tambi¨¦n, aunque esta es materia sobre la que no existe un pronunciamiento claro, que se pretende mantener la capacidad recaudatoria del impuesto, al menos, en sus niveles actuales.
Existen tres objeciones generales de calado frente a este planteamiento. La primera de ellas se refiere al tipo ¨²nico que se va a establecer. Salvo en el caso de que el tipo ¨²nico sea igual al tipo marginal m¨¢ximo que actualmente tiene el IRPF, el 46%, las rentas m¨¢s elevadas van a recibir un tratamiento nominal m¨¢s favorable del que tienen en la actualidad. Como este no es el caso, y las indicaciones efectuadas van en la l¨ªnea del tipo medio efectivo actual del Impuesto sobre Sociedades, que se sit¨²a en torno al 28/30%, el establecimiento de este tipo supondr¨ªa sin duda un desahogo para los contribuyentes m¨¢s ricos.
La segunda objeci¨®n es que, para que el grado de progresividad sea suficientemente significativa, esto es, que exista una diferencia efectiva en cuanto al tama?o de la contribuci¨®n entre los niveles de renta medios y los m¨¢s elevados, el m¨ªnimo exento tiene que ser suficientemente elevado y estar en el entorno de los dos millones de pesetas. Esto supone que las rentas por debajo de esta cifra no pagar¨ªan impuestos, con lo que se produce una reducci¨®n de los contribuyentes en la parte baja de la tabla. La conclusi¨®n es obvia. Si se reducen las rentas que tributan por abajo y por arriba de la tabla, para mantener un nivel recaudatorio hay que recaudar m¨¢s de los contribuyentes de la parte media
La tercera objeci¨®n, y quiz¨¢ la m¨¢s importante, es que con la tarifa ¨²nica s¨®lo se modifica la progresividad formal del impuesto, pero no necesariamente la efectiva. Aunque con tipos m¨¢s bajos, quienes defraudan m¨¢s, salvo que se adopten otras medidas, pueden seguir defraudando. Eso s¨ª, en este caso con la conciencia m¨¢s tranquila, porque defraudan menos.
Una propuesta de reforma desde la izquierda deber¨ªa contener, en mi opini¨®n, dos elementos: una seria reducci¨®n de los beneficios fiscales que no se justifican por razones sociales y econ¨®micas y una decidida lucha contra el fraude fiscal. No es posible revestir con el manto de la innovaci¨®n propuestas rancias que, adem¨¢s, resultan poco coherentes con los planteamientos de una izquierda progresista. En 1962, en su libro Capitalism and Freedom, el conocido economista Milton Friedman afirmaba: 'El impuesto sobre la renta que a m¨ª me parece mejor es el impuesto de tipo fijo sobre la renta por encima de una exenci¨®n determinada, definiendo la renta en t¨¦rminos muy amplios, y limitando las deducciones estrictamente a ciertos gastos necesarios para la obtenci¨®n de la renta'. Supongo que Friedman no so?¨® nunca con un apoyo tan decidido a sus tesis desde el terreno de la izquierda.
Enrique Villarreal es profesor del departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
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