Un representante campesino colombiano anuncia en Valencia un peculiar juicio contra el gobierno de su pa¨ªs
Tito Mu?oz cuenta con medio mucho m¨¢s eficaz que su palabra para describir las penalidades por las que atraviesan sus vecinos en la provincia de Bol¨ªvar, en Colombia. Este campesino de mediana edad y hablar pausado, portavoz de la Mesa Regional de Trabajo Permanente por la Paz del r¨ªo Magdalena Medio, no ahorra adjetivos al narrar las atrocidades que cometen los paramilitares con quienes levantan la voz y denuncian los atropellos a los que son sometidos por no querer ceder sus tierras o su rudimentaria explotaci¨®n minera. Pero Mu?oz habla mucho m¨¢s claro a trav¨¦s de fotograf¨ªas, que recogen cuerpos de campesinos salvajemente mutilados, troceados con sierras mec¨¢nicas. Escenas que muestran miembros salvajemente amontonados, amoratados, que tratan de servir de escarmiento a quienes no se quieran plegar a los fusiles de los ocupantes. Chozas quemadas y destrozadas o fosas comunes.
Tito Mu?oz quiere dejar constancia de la 'impunidad galopante' de los grupos armados. Pero tambi¨¦n responsabiliza de los desmanes a su Gobierno, raz¨®n por la que pretende llevar a cabo un peculiar juicio contra las autoridades en el llamado Tribunal de la Opini¨®n P¨²blica. El 28 de noviembre pretenden presentar esta medida en el Parlamento Europeo. Pero antes desea presentar esta propuesta en Espa?a, donde pretenden celebrar esta particular vista.
La tierra de la que proviene es rica. A los yacimientos de oro, se suman los de petr¨®leo, carb¨®n o uranio, lo que hace esta zona muy suculenta para las multinacionales, empresarios nacionales y el Gobierno, a los que no les viene nada bien que campesinos se interpongan en su camino.
Mu?oz hizo escala en Valencia la semana pasada para denunciar el bloqueo que sufre el departamento -administraci¨®n equivalente a provincia- de Bol¨ªvar, que impide la llegada en condiciones normales de alimentos, medicinas y bienes b¨¢sicos. En su exposici¨®n describi¨® las numerosas movilizaciones que han llevado adelante los colectivos campesinos desde mediados de la d¨¦cada de 1980, a los que han seguido, de forma instant¨¢nea fuertes campa?as represivas. En 1986 fue una movilizaci¨®n de 20.000 campesinos, en 1997 la toma de la Catedral de Cartagena de Indias, en 1998 una campa?a contra la compa?¨ªa estatal de petr¨®leo y la toma de la embajada estadounidense en Bogot¨¢. Tras estas movilizaciones se acrecent¨® lo que Mu?oz califica la 'cacer¨ªa' de dirigentes campesinos. Comenz¨® un proceso de acoso hacia las personas m¨¢s representativas de las movilizaciones en favor de los derechos de los ciudadanos de estas tierras, como Edgar Quiroga, quien tras participar en las negociaciones con el Gobierno, desapareci¨® el 28 de noviembre. No es el ¨²nico caso. Por ello y por la responsabilidad, que a su juicio, tiene el Gobierno, han creado el llamado Tribunal de la Opini¨®n P¨²blica, donde piensan juzgar a las autoridades nacionales.
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