Una cuesti¨®n de l¨®gica
Supongamos que a usted le tiene que indemnizar con dinero p¨²blico una universidad de la que es profesor de L¨®gica. Imaginemos que se presenta usted en la oficina en la que han de entregarle el cheque, y que ese d¨ªa le acompa?a por casualidad un cu?ado suyo que, por complicar las cosas, se llama Antonio Garc¨ªa Trevijano.
-Buenas, soy Manuel Garrido, profesor de L¨®gica, y vengo, como es l¨®gico, a recoger 30 millones que me tienen que dar por un qu¨ªtame all¨¢ esas pajas.
-?Y ese se?or que va con usted?
-Este se?or es mi cu?ado y ya habl¨® lo que ten¨ªa que hablar con Villapalos. Usted lim¨ªtese a pagar.
Entonces el funcionario se acojona, con perd¨®n, y extiende dos cheques de 15 millones, uno de ellos a nombre del cu?ado del profesor de L¨®gica.
Pues bien, esto es un disparate para cualquier persona del mont¨®n. No es normal, ni paranormal, ni siquiera anormal, entregar un dinero p¨²blico de este modo. Deber¨ªa haberse extendido un solo cheque de 30 millones a nombre del profesor de L¨®gica, y luego que ¨¦ste se lo hubiera gastado como le viniera en gana. Lo m¨¢s interesante, pues, del juicio por cuya resoluci¨®n nos apresuramos a felicitar a Villapalos, es la historia de los cu?ados. Los profesores de los talleres literarios suelen aconsejar a sus alumnos que se fijen siempre en los detalles laterales de la realidad porque ah¨ª es donde est¨¢ el significado. Si quieres saber c¨®mo es de verdad la existencia de alguien, f¨ªjate en sus zapatos.
En otras palabras, si un profesor de l¨®gica tiene un cu?ado republicano llamado Garc¨ªa Trevijano, algo grave le pasa a la l¨®gica o quiz¨¢ a la rep¨²blica. Es posible, incluso, que algo grave le ocurra a la universidad. De otro modo, no se entiende que entregue cheques con esa alegr¨ªa a nombre de los acompa?antes. El profesor de L¨®gica, como es l¨®gico, sali¨® de la universidad sin saber si le hab¨ªan dado una indemnizaci¨®n o un malet¨ªn. Ahora, gracias al juicio, ya sabe que no fue un malet¨ªn y dice que piensa recuperar los 15 millones que se llev¨® Trevijano sin comerlo ni beberlo. Trevijano, por su parte, asegura que recibi¨® esas pesetas en concepto de 'ayuda familiar' y que no tiene que devolver nada.
No s¨¦ si me siguen. Quiz¨¢ ustedes no sean profesores de L¨®gica, ni republicanos; quiz¨¢ ustedes no sean ni siquiera universitarios, e ignoren que es absolutamente normal traficar entre cu?ados con millones como si los millones fueran cromos. Quince millones arriba, 15 millones abajo, no son nada para un profesor de L¨®gica, ni para un republicano ni para una autoridad acad¨¦mica. La Universidad espa?ola est¨¢ hecha cisco. No hay dinero ni para tizas, pero un rector puede indemnizar a un profesor de L¨®gica con 30 millones por un error administrativo cometido por ¨¦l mismo. M¨¢s a¨²n: esos 30 millones se pueden entregar en dos cheques de 15, uno de ellos a nombre del cu?ado, etc¨¦tera.
Luego nos extra?amos de que la gente pierda la fe en las instituciones. Pero es que si se dan estos casos en las c¨¢tedras de l¨®gica, qu¨¦ no ocurrir¨¢ en las de literatura del absurdo. Se me ocurre una novela: un especialista en Ionesco es obligado por el rector de su universidad a recibir una indemnizaci¨®n de 30 millones.
-Pero si ustedes no me deben nada -se defiende el profesor.
-Algo le habremos hecho, aunque haya sido sin querer. Tome usted este dinero y diga a su cu?ado que venga ma?ana, que tambi¨¦n a ¨¦l queremos indemnizarle.
-Es que mi cu?ado es muy honesto. Y republicano.
-Raz¨®n de m¨¢s. Un republicano honesto tiene derecho a todo. Si se niega, le haremos creer que le da usted el dinero en concepto de ayuda familiar y santas pascuas.
Ya s¨¦ que la historia est¨¢ inspirada en El proceso, de Kafka, no soy Racionero, pero tiene la originalidad de que las autoridades no persiguen al protagonista para hacerle da?o, sino para hacerle rico. Recuerdo un personaje de Salinger que dec¨ªa una frase genial:
-Soy un paranoico al rev¨¦s. Creo que la gente me persigue para hacerme feliz.
Las autoridades acad¨¦micas persegu¨ªan al profesor de L¨®gica para solucionarle la vida a ¨¦l y a su cu?ado. Parece absurdo, s¨ª, pero lo que importa es que se han llevado un dinero y que Villapalos ha salido absuelto. Todos felices, pues. Pero contin¨²en fij¨¢ndose ustedes en los detalles laterales.
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