Un trabajador inagotable
Joaqu¨ªn Caparr¨®s ha devuelto al Sevilla a la Primera Divisi¨®n con una plantilla elaborada con 200 millones de pesetas
Son las ocho de la ma?ana del lunes. Tres sevillistas cierran sus celebraciones por el ascenso a Primera reci¨¦n conseguido con un chocolate con churros frente al arco de la Macarena. Tras la noche de fiesta, con cena, baile y copas incluidas, el presidente del Sevilla, Roberto Al¨¦s; su director deportivo, Monchi, y el entrenador, Joaqu¨ªn Caparr¨®s, reflejan con su desayuno los valores que han guiado su trabajo durante la temporada: humildad y uni¨®n.
Caparr¨®s, muy valorado por la directiva no s¨®lo por los excelentes resultados obtenidos, sino tambi¨¦n por su inagotable capacidad de trabajo y su compromiso con la dif¨ªcil situaci¨®n del club, ha ejercido toda la temporada de l¨ªder de la plantilla, m¨¢s como si fuera su capit¨¢n que por la autoridad de su cargo.
El domingo, tras haber repetido durante toda la semana que no quer¨ªa celebraciones, sufri¨® el partido con el Tenerife desde el banquillo con la misma intensidad de siempre -la que le da el sevillismo heredado de su padre- y, con el pitido final, se dej¨® llevar por sus sentimientos y protagoniz¨® los festejos como un futbolista m¨¢s.
Tras dedicar el ascenso a la memoria de su progenitor, fue manteado por sus jugadores en el c¨¦sped; areng¨® a la afici¨®n, empapado, desde la fuente de la Puerta de Jerez y disfrut¨® de la fiesta nocturna con sus futbolistas hasta el amanecer.
Como Al¨¦s y Monchi, Caparr¨®s ha defendido a capa y espada a una plantilla elaborada con 200 millones de pesetas a base de cantera, cesiones y descartes de otros equipos. El trabajo de esos futbolistas, guiados por ¨¦l, ha devuelto al Sevilla a Primera.
El t¨¦cnico, de 46 a?os y natural de la cercana localidad de Utrera, est¨¢ perfectamente identificado con los apuros econ¨®micos por los que pasa el equipo y con la estricta pol¨ªtica de austeridad impuesta por Al¨¦s. Heredero de una escuela de entrenadores locales, encabezada por Manolo Cardo, modestos y cultivadores de la cantera, Caparr¨®s asume que tendr¨¢ que afrontar la pr¨®xima temporada con poco m¨¢s que con lo que ha logrado el ascenso y que, seguramente, deber¨¢ decir adi¨®s antes de que la Liga se inicie a alguno de sus mejores futbolistas.
Al entrenador sevillista no le es ajena esa filosof¨ªa. Su recorrido profesional, hasta que en 1996 recal¨® en el Recreativo de Huelva, hab¨ªa pasado por modestos equipos de categor¨ªa no profesional durante 15 a?os. El onubense, al que devolvi¨® a Segunda Divisi¨®n, le dio cr¨¦dito como t¨¦cnico trabajador y loco por el f¨²tbol -no se le conoce otra afici¨®n-.
Despu¨¦s de un frustrado fichaje por el Sevilla, y tras un fugaz paso por el Villarreal, Al¨¦s lo incorpor¨® a su proyecto en cuanto el a?o pasado se consum¨® el descenso a Segunda.
Su credo futbol¨ªstico, basado en el orden defensivo, el juego por las bandas y la velocidad en el ataque, ha convertido a una plantilla peor sobre el papel que las de los rivales por el ascenso en el mejor equipo de la categor¨ªa. Con esos mismos valores humanos y deportivos el t¨¦cnico sevillista intentar¨¢ consolidar a su equipo en Primera el pr¨®ximo a?o. Su presidente no le pedir¨¢ m¨¢s. Ayer mismo aseguraba conformarse con quedar el cuarto por la cola en la clasificaci¨®n.
Antes, por la ma?ana, mientras la ciudad despertaba y los tres sevillistas apuraban su desayuno, dos de los puntales de esa plantilla reci¨¦n ascendida, Olivera y Pablo Alfaro, paseaban a sus espaldas en un Mercedes deportivo celebrando con el sonido del claxon el ¨¦xito reci¨¦n alcanzado.
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