Impresionante cogida de El Juli en Las Ventas
El tercer toro le peg¨® a El Juli una cornada menos grave. Se la peg¨® como suelen hacerlo los toros de casta: recrecido y con sa?a, tirando derrotes hasta el infinito.
La aparatosidad del percance fue tal que hubo sensaci¨®n de cornada grande, y cuando las asistencias, seguidas de un tropel de gentes, se llevaban a El Juli a la enfermer¨ªa, cundi¨® en los tendidos la consternaci¨®n y hasta la histeria.
Suele ocurrir siempre que hay cogidas en la feria. Los isidros no est¨¢n acostumbrados a estos sinsabores ni a los avatares de la lidia y cuando ocurren imprevistos se ponen de los nervios. A un aficionado que le hab¨ªa reprochado a El Juli, un rato antes, su reiteraci¨®n en poner las banderillas s¨®lo por el pit¨®n derecho, le armaron una bronca al producirse la cogida y algunos de los isidros m¨¢s iracundos pretend¨ªan echarlo de la plaza.
Guardiola / Puerto, Rivera, Juli
Toros 1?, 4? y 5?, de Guardiola Fantoni; resto, de Guardiola Dom¨ªnguez: muy desiguales de presencia; terciados los dos primeros; serios los restantes; 3? y 5?, con destacado trap¨ªo. Todos manejables, aunque con las dificultades propias de la casta. V¨ªctor Puerto: pinchazo hondo perdiendo la muleta, tres pinchazos -aviso-, nuevo pinchazo, otro saliendo trompicado y perseguido, un pinchazo m¨¢s, capoteo de peones y descabello (algunos pitos); pinchazo perdiendo la muleta, media atravesada ladeada y descabello (silencio); bajonazo, rueda de peones -aviso- y descabello (ovaci¨®n y saludos). Rivera Ord¨®?ez: estocada trasera, rueda de peones y tres descabellos (silencio); media estocada trasera y descabello (silencio); estocada corta baja y estocada (silencio). El Juli: cogido cuando muleteaba al tercer toro. Enfermer¨ªa: asistido El Juli de cornada de 12 cent¨ªmetros, superficial, en el tri¨¢ngulo de Scarpa, pron¨®stico menos grave. Plaza de Las Ventas, 5 de junio. 27? corrida de abono. Lleno.
Como si tuviera algo que ver el culo con las t¨¦mporas. El Juli, efectivamente, banderille¨® ¨²nicamente por el pit¨®n derecho, adem¨¢s con mediana brillantez, mientras en los proleg¨®menos de su faena de muleta estuvo hecho un jabato y precisamente que se arrimara de firme condicion¨® la cogida.
Lo de El Juli es un caso y su actitud en la feria merece una justa ponderaci¨®n. En el anuncio de los carteles se destac¨® que, por primera vez, acud¨ªan las figuras con ¨¢nimo de protagonizar gestas, para lo cual torear¨ªan corridas con fama de duras. Y as¨ª fue, pero seg¨²n y como. Porque vino la figura Joselito con los toros de Partido de Resina (antes Pablo Romero), y eran una calamidad; volvi¨® la mencionada figura, ahora acompa?ado del figura por antonomasia, Jos¨¦ Tom¨¢s, con los toros de Adolfo Mart¨ªn y a¨²n resultaron m¨¢s calamitosos. De manera que las gestas se tornaban en muecas; las corridas duras en una sarta de inv¨¢lidos aborregados y fumados.
Habida cuenta del precedente se tem¨ªa que los Guardiola de El Juli para la consabida gesta ser¨ªan otra muestra de enga?o y de torer¨ªa falaz. Pero no. Los Guardiola sacaron el trap¨ªo de su estirpe, la casta que les es propia, y precisamente el toro de la cornada, primero de El Juli, fue uno de los m¨¢s serios y mejor presentados de la corrida.
Luego las intervenciones del torero tendr¨ªan sus acostumbrados altibajos: bien con la capa, un remate de tijerillas lo realiz¨® torer¨ªsimo, banderille¨® sin relieve con dos pares y medio -siempre, efectivamente, por el pit¨®n derecho-, plante¨® la faena de muleta en el mism¨ªsimo platillo.... All¨ª se ech¨® de inmediato la muleta a la izquierda e instrument¨® unos naturales de m¨¢s aguante que temple pues la casta del toro le desbordaba. Y, en uno de ellos, result¨® prendido, encampanado, recogido de la arena, vuelto a cornear...
Ya El Juli fuera de combate, el mano a mano V¨ªctor Puerto-Rivera Ord¨®?ez en que qued¨® el cartel, no hizo mucha ilusi¨®n ni despert¨® excesivas esperanzas, francamente. Lo visto hasta entonces, desde luego, enturbiaba las perspectivas. V¨ªctor Puerto hab¨ªa tenido en el toro que abri¨® plaza una de sus m¨¢s desma?adas y espesas actuaciones que se le hayan conocido en Madrid, empeorada al manejar el acero con total des¨¢nimo. Rivera Ord¨®?ez ofreci¨® en el segundo de la tarde su habitual chinchorreo muleteril, venga de pegar derechazos insulsos, tandas interminables de naturales alejados de su persona para lo cual los trazaba por la periferia...
La nobleza del Guardiola quinto, versi¨®n Fantoni, propici¨® intervenciones muy interesantes de V¨ªctor Puerto. Por ejemplo, el pase cambiado por la espalda que dio en el centro del redondel. O un par de series de redondos corriendo estupendamente la mano. O el derroche de ayudados y trincherillas, pr¨¢cticamente ligados, con que resolvi¨® gallardamente -toreramente- una situaci¨®n apurada en la que el toro le hab¨ªa tirado un pitonazo al muslo, rompi¨¦ndole la taleguilla. No obstante y sin que pareciera existir ning¨²n motivo, ah¨ª se le termin¨® la inspiraci¨®n a V¨ªctor Puerto, ya no poseyeron la misma solidez y frescura los naturales, la faena se vino abajo y mat¨® de un horrendo bajonazo.
Rivera Ord¨®?ez, pese a su tenacidad derechacista y su empe?o en meter pico, no obten¨ªa resultados satisfactorios. Al cuarto le dio un circular citando de espaldas que lo dej¨® mareado, perplejo y sentado en la candente. Al sexto lo recibi¨® mediante la larga cambiada de rodillas. Y ni por esas. La gente a lo que estaba era a irse. Con semejantes trazas y sin El Juli, la fiesta no ten¨ªa color.
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