Rumbo a la sanidad privada
La propuesta laborista de animar la inversi¨®n privada en los servicios p¨²blicos disgusta a los sindicatos y al votante
Despu¨¦s de haber acertado al defender durante la campa?a electoral la reforma 'definitiva' de la sanidad y la educaci¨®n p¨²blica, el Partido Laborista brit¨¢nico ha tropezado con sindicatos y ciudadanos por culpa de la f¨®rmula propuesta para lograrlo: animar la inversi¨®n privada.
Sobre el papel, la idea del equipo de Tony Blair parece razonable. Ambos servicios seguir¨¢n a cargo del Estado, que s¨®lo recurrir¨¢ a fondos privados para subvencionar ciertos tratamientos caros o escuelas especializadas. En la pr¨¢ctica, ning¨²n cargo laborista ha explicado bien estas semanas los l¨ªmites del lucro privado en unos sectores que los ciudadanos siguen considerando responsabilidad p¨²blica y, por tanto, gratuita para todos.
Blair ha forzado a sus ministros a jugar con la sem¨¢ntica para que sus planes no parecieran conservadores
Lo m¨¢s que ha conseguido Blair es forzar a sus ministros de Sanidad, Alan Milburn, y Educaci¨®n, David Blunkett, a jugar con la sem¨¢ntica para que los planes laboristas no parecieran demasiado conservadores. As¨ª, ambos han hecho equilibrios para diferenciar entre 'los servicios que el Gobierno debe financiar y los que est¨¢ obligado a brindar'.
Para no tropezar en un terreno minado, puesto que las millonarias inyecciones financieras recibidas por la sanidad p¨²blica y las escuelas durante el primer mandato laborista no han logrado regenerarlas, esta vez las promesas electorales han eliminado la barrera ideol¨®gica del pasado. Ya no hace falta rechazar la ayuda privada, porque ¨¦sta, ha dicho Milburn, ir¨¢ a parar a la gerencia de los hospitales. M¨¦dicos, enfermeras y el resto del personal cl¨ªnico seguir¨¢n dependiendo de las fundaciones sanitarias estatales.
En el terreno educativo, los inversores particulares aprobados por el Gobierno y las autoridades locales proporcionar¨ªan las instalaciones, el equipamiento y pagar¨ªan a los maestros. El control que ejercieran luego sobre el programa de estudios, asunto muy delicado puesto que habr¨¢ grupos religiosos y de padres entre los donantes, est¨¢ a¨²n por decidir. Ambas propuestas, explicadas de forma algo confusa por los candidatos laboristas, han chocado de momento con los sindicatos, que no desean a?adir trabas burocr¨¢ticas o imposiciones privadas imposibles de rebatir ante el Gobierno a sus tareas. En plena campa?a, y con Tony Blair visitando sin parar centros docentes, David Hart, secretario general de la Asociaci¨®n Nacional de Directores de Escuela, calific¨® el estado de la educaci¨®n patria de 'tercermundista' con docentes contratados hasta por 200 libras diarias -unas 54.000 pesetas- y buscados por todo el mundo para paliar la escasez end¨¦mica de maestros titulares. 'Una situaci¨®n absurda para uno de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo', seg¨²n Hart.
Otra cosa es el continuo baile de cifras protagonizado por las listas de espera para ser visitado o bien operado por un especialista, que, seg¨²n los laboristas, se han reducido desde 1997, pero a nadie le casan ni nadie consigue ordenar. S¨®lo el n¨²mero de camas hospitalarias disponibles parece estar claro, y no es muy reconfortante. Seg¨²n el rotativo The Guardian, en el periodo comprendido entre 1996 y 1997 hab¨ªa en Inglaterra 198.848 camas libres. En el periodo 1999-2000, con los laboristas en el poder, se han reducido a 186.290.
Estos datos tampoco se explican bien y han pasado casi inadvertidos ante una revuelta inesperada: la de los m¨¦dicos de cabecera abanderados por la mism¨ªsima Asociaci¨®n M¨¦dica Brit¨¢nica.
Para bochorno de Blair, los 36.000 m¨¦dicos m¨¢s pr¨®ximos al paciente medio est¨¢n dispuestos a abandonar el sector p¨²blico si no son reclutados m¨¢s colegas, unos 10.330 seg¨²n sus c¨¢lculos, y ven reducidas sus tareas burocr¨¢ticas.
La gran suerte de los laboristas en esta campa?a ha sido que los conservadores erraran el tiro y centraran su lucha en la defensa del euro. Porque a pesar de lo mal que lo ha pasado el l¨ªder laborista en sus comparecencias p¨²blicas cuando ciudadanos an¨®nimos le acosaban con preguntas sobre la reforma sanitaria y educativa, no ha habido un aut¨¦ntico debate sobre el futuro de ambos sectores entre los distintos partidos.
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