Un recorrido por la soledad, el amor y la muerte
La vuelta a los grandes temas tradicionales del arte se a¨²na con el uso de las nuevas tecnolog¨ªas de la imagen
Con admirable puntualidad, que hace honor a la nacionalidad de su actual director, el suizo Harald Szeemann, el pasado mi¨¦rcoles se abri¨® a los medios profesionales la 49? edici¨®n de la Bienal de Venecia, que estar¨¢ abierta al p¨²blico desde ma?ana hasta el 4 de noviembre. No se trata s¨®lo de que comparativamente casi todas las obras estuvieran montadas y listas para ser observadas en el d¨ªa preciso, sino del orden y la claridad con que fueron mostradas. ?Se debe a la eficacia o a la mente del comisario? Yo personalmente no separo estas cualidades, pero en todo caso he de confesar que no s¨¦ ya los a?os que hace que no contemplo una Bienal mejor planteada o, si se quiere, con una tesis m¨¢s n¨ªtida y un desarrollo m¨¢s coherente.
El t¨ªtulo general elegido, Platea dell'umanit¨¢ (Platea de la humanidad), sonaba en principio demasiado gen¨¦rico y hasta algo anacr¨®nico y quiz¨¢ por ello un punto de valiente, pero, tras recorrer las exposiciones del Pabell¨®n Central y las alargadas salas de le Corderie, Artiglierie e Isolotto del Arsenale, no se tienen dudas acerca de su pertinencia y rigor.
No me voy a enredar en disquisiciones abstrusas sobre c¨®mo interpretar el sentido abstracto que Szeemann da a lo humano de la humanidad, aunque cabe apuntar su car¨¢cter marcadamente existencialista. Pero me parece oportuno se?alar, para entendernos, que ha elegido el modelo art¨ªstico de Beuys sobre el de Warhol, con todo lo que ello implica. Entre las implicaciones est¨¢, por ejemplo, una visi¨®n de la vanguardia m¨¢s, vamos a decirlo as¨ª, europea; esto es: m¨¢s trascendental, simb¨®lica y rom¨¢ntica. Esto ha supuesto adem¨¢s dar la espalda a lo que se expende hoy en el mercado neoyorquino, tanto desde el punto de vista escatol¨®gico-abyecto, como pol¨ªticamente correcto, por no hablar ya de los juegos ir¨®nicos del post-pop. Por contra, en la actual Bienal predominan los temas de la soledad, la angustia, el amor, el dolor, la muerte, la alienaci¨®n...
Modernidad Es muy significativo que el recorrido de la zona del Arsenale se termine, en los pabellones del llamado giardini delle Vergini, con las dos monumentales esculturas en espiral de Richard Serra y la instalaci¨®n de los Kabakov, con su plataforma que nos enfrenta al anuncio de que 'algunos no estar¨¢n en el futuro'. No menos significativo ha sido que los dos artistas que han recibido los Leones de Oro por su trayectoria hayan sido los estadonunidenses Richard Serra y Cy Twombly, ambos los menos t¨®picamente americanos del arte actual de este pa¨ªs. Esta vuelta a los grandes temas tradicionales del arte no se ha hecho a costa de la modernidad de los lenguajes. En realidad, esta Bienal es muy abundante en obras concebidas y realizadas con las ¨²ltimas tecnolog¨ªas de la imagen. No s¨®lo hay, en efecto, muchos v¨ªdeos, sino la incorporaci¨®n de grandes cineastas como Abbas Kiarostami, Atom Egoyan o Marin Karmitz. El recorrido cobra de esta manera un ritmo muy dram¨¢tico, fluido y fascinante, lo que no suele ser habitual cuando se atraviesan decenas de piezas heter¨®clitas, cuyos autores proceden de todas las esquinas del mundo.
Szeemann ha sabido dosificar bien, a mi juicio, la presencia de las diversas generaciones que operan en la actualidad. En este sentido, salvo el caso especial de Joseph Beuys, ya fallecido hace m¨¢s de tres lustros y que aqu¨ª ocupa el papel de enlace con el pasado siglo XX, nos encontramos con un plantel de figuras tutelares de la modernidad, como Mimo Rotella, Marisa Merz, los antes citados Serra, Kabakov y Twombly, Niele Toroni, Gerhard Richter, Richard Tuttle, Ingebor L¨¹scher, etc¨¦tera. Ya, entre los valores m¨¢s recientes, algunos ya famosos, me han impresionado las obras de Ene-Liis Semper, Gary Hill, Eva Marisaldi, Jeff Wall, Manuel Ocampo, Do-Ho Suh, Xu Zhen, Bill Viola, Anri Sala, Stan Douglas, Ernesto Neto, Juliao Sarmento... Menci¨®n muy especial, y en absoluto inspirada por afecto patri¨®tico, merecen 1a fant¨¢stica v¨ªdeoinstalaci¨®n de Eul¨¤lia Valldosera y las escalofriantemente bellas fotograf¨ªas de Cristina Garc¨ªa Rodero, ambas entre lo mejor de la muestra internacional.
En cuanto a lo exhibido en los pabellones nacionales, que se extienden por toda la ciudad, se aprecia un cada vez mejor y m¨¢s trabado nivel medio. Desde mi punto de vista, destacan los pabellones de Espa?a (con Ana Laura Al¨¢ez y Javier P¨¦rez), de Estados Unidos (Robert Gober), Alemania (Gregor Schneider), Reino Unido (Mark Wallinger), Suiza (Urs L¨¹thi), Corea (Michael Joo y Do-Ho Suh), Luxemburgo (Doris Drescher).
Naturalmente, hablo desde una primera impresi¨®n y entresacando algunos ejemplos entre una abrumadora cantidad de obras y artistas. Coincidiendo con la Bienal, hay adem¨¢s en Venecia un sinf¨ªn de propuestas art¨ªsticas, tanto del arte actual, como del pasado. Entre las hist¨®ricas, sigue la de los etruscos en el Palazzo Grassi, mientras que se puede asimismo visitar una selecci¨®n de cuadros del primer Canaletto en la Fundaci¨®n Cini o de Bernardo Bellotto en el Museo Correr, as¨ª como una refinad¨ªsima exposici¨®n dedicada a Gino Severini en el Museo Peggy Guggenheim. De las de m¨¢s de actualidad muchas en relaci¨®n con la Bienal, la lista es tan variada y amplia que no es posible abordar aqu¨ª ni siquiera su mero recuento. Todo esto hace que el amante del arte que visite este verano la ya muy de por s¨ª art¨ªstica Venecia se enfrente con una oferta abrumadora. En cualquier caso, la cantidad y lo espectacular no enturbia en esta ocasi¨®n la calidad, sostenida por el criterio que preside esta 49? edici¨®n, donde Harald Szeemann ha conseguido un raro alto nivel, tanto m¨¢s valioso por contraste con la confusi¨®n reinante hoy en el mundo del arte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.