El derecho a una vida digna
Las organizaciones no gubernamentales son una respuesta directa de la sociedad civil al sufrimiento de las personas menos favorecidas, y no conviene olvidar ese impulso primigenio a la hora de evaluar su funci¨®n social y sus perspectivas de futuro. Nuestro prop¨®sito es apoyar los esfuerzos de las personas que viven en la pobreza para que consigan su derecho a una vida digna.
La pobreza no es el fruto de un hado maligno o de las fuerzas de la naturaleza, sino la consecuencia de situaciones de injusticia y de problemas estructurales causados por pr¨¢cticas y decisiones humanas, que pueden y deben ser modificadas en atenci¨®n a los derechos irrenunciables que todo ser humano posee.
No hay suficiente, pues, con construir un pozo, aportar capacitaci¨®n agr¨ªcola, levantar una escuela, atender un centro de salud o asistir a los damnificados de un terremoto. Esto debe ir unido a un trabajo que ofrezca a las personas y a las comunidades los recursos y capacidades necesarios para que sean ellos mismos lo que afronten su proceso de desarrollo. Pero, cada vez m¨¢s, hay que trabajar tambi¨¦n para que el campesino pueda vender en los mercados locales e internacionales, en condiciones justas, esa cosecha de caf¨¦, az¨²car o arroz de la que depende el sustento de su familia; hay que trabajar para que se condone la deuda externa y esos recursos se inviertan en educaci¨®n b¨¢sica para todos; hay que conseguir que todas las personas del mundo, vivan donde vivan, tengan acceso a los medicamentos esenciales y que el sistema de patentes no ponga el beneficio de las farmac¨¦uticas por delante del derecho a la salud y a la vida. Hay que eliminar el comercio ilegal de diamantes que alimenta econ¨®micamente los conflictos armados y hay que incidir sobre nuestro Gobierno para que la Ayuda Oficial al Desarrollo deje de ser tan escasa y poco orientada a la erradicaci¨®n de la pobreza.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha avanzado mucho en el reconocimiento y exigencia social de los Derechos Humanos, pero mucho menos en el acceso universal a una serie de derechos sociales y econ¨®micos esenciales: derecho a unos medios de vida sostenibles, a la educaci¨®n y la salud, a la protecci¨®n y asistencia humanitaria, a la participaci¨®n social y pol¨ªtica, a la equidad de g¨¦nero; unos derechos que no es suficiente con enumerar, sino que hay que crear las condiciones objetivas para que puedan ser ejercidos.
Toda persona tiene derecho a unos ingresos suficientes para que ¨¦l o ella y sus familias puedan vivir con dignidad. Bien est¨¢ -¨¦sa es la parte esencial de nuestra labor- ofrecer formaci¨®n o microcr¨¦ditos a los m¨¢s pobres para que puedan aspirar a un trabajo mejor remunerado, abrir su propio negocio o aumentar el rendimiento de sus peque?as explotaciones agrarias, pero nuestra labor no puede limitarse a lo asistencial y aislarse de la realidad social y pol¨ªtica en la que se produce, sino que hay que empe?arse tambi¨¦n en cambiar las instituciones (entre ellas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organizaci¨®n Mundial de Comercio) y las estructuras que favorecen un reparto injusto de la riqueza que se produce cada d¨ªa en el mundo.
Nuestro tiempo se caracteriza por el proceso de globalizaci¨®n. Este proceso puede aportar algunas ventajas potenciales, pero, tal como se est¨¢ llevando a cabo, s¨®lo beneficia a unos pocos y agudiza las causas estructurales que provocan la extrema pobreza e injusticia que persisten en el mundo.
Nosotros aspiramos a otro tipo de globalizaci¨®n. Que sea equitativa y beneficie a toda la humanidad, que sit¨²e en su centro al ser humano y el pleno cumplimiento de los derechos fundamentales. S¨®lo as¨ª contribuir¨¢ a un desarrollo verdaderamente global, inclusivo y sostenible.
Es inaceptable la situaci¨®n actual en la que el n¨²mero de personas que viven en la pobreza no cesa de aumentar y hay 250 millones de ni?os trabajadores. Para revertir esta situaci¨®n, las ONG debemos incrementar el impacto de nuestras actuaciones, generando una fuerte conexi¨®n entre los programas de desarrollo y de ayuda humanitaria con las campa?as de sensibilizaci¨®n y de influencia social y pol¨ªtica, impulsando cambios en el ¨¢mbito local y en el ¨¢mbito global simult¨¢neamente. Y esto hay que hacerlo a gran escala, ayudando a construir y participando en un movimiento mundial por el pleno cumplimiento de los derechos fundamentales, donde la acci¨®n de dinamizaci¨®n social de las ONG facilita que cada d¨ªa m¨¢s personas se sientan ciudadanos y ciudadanas del mundo y act¨²en, dentro de sus posibilidades, para que estos cambios sean posibles.
Ignacio Carreras es director general de Interm¨®n Oxfam.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.