Montoya, chico malo
No puede quejarse Frank Williams. Lleva ganadas ya dos carreras y los b¨®lidos blancos con motor BMW se perfilan como los grandes dominadores del futuro inmediato. Dispone, asimismo, de un piloto tan completo como el menor de los Schumacher y de otro tan explosivo como el colombiano Juan Pablo Montoya, que, a falta de resultados, se ha convertido en el hombre a quien todos los dem¨¢s les gusta odiar. Para asegurarse de que as¨ª sea, ahora ha decidido sumar a sus maneras en la pista, su descaro y su escaso respeto por la tradici¨®n, modales de bronquista.
El colombiano ha sido el protagonista de un incidente bastante ins¨®lito en el circo de la f¨®rmula 1, como es el llegar a las manos en una pelea con otro de los ni?os malos, el canadiense Jacques Villeneuve, en la reuni¨®n de pilotos que se llev¨® a cabo el viernes. Los dos tuvieron que ser separados antes de que se zurraran de lo lindo. Una pelea de barrio en un mundo habitado, en otros tiempos menos inquietantes, por gentelman drivers, y ahora, al parecer, por j¨®venes agresivos rebosantes de testosterona.
Si no controla su fogosidad, en todos los sentidos, Montoya podr¨ªa acabar la temporada sin un volante para el a?o pr¨®ximo. Su patr¨®n, Frank Williams, no se caracteriza precisamente por mostrar debilidades personales para sus pilotos, y a¨²n menos cuando tiene un s¨®lido campe¨®n como el menor de los Schumacher. ?ltimamente, Montoya ha tomado la costumbre de acabar las carreras por el m¨¦todo de chocar contra el muro, adem¨¢s de, en un circuito tras otros, alcanzar la velocidad punta m¨¢s alta, lo que no quiere decir la mejor vuelta.
S¨®lo hay un equipo al que le gustan los chicos traviesos, y no es otro que Ferrari, que en su momento fich¨® al ¨²ltimo chico malo de la f¨®rmula 1, el norirland¨¦s Eddie Irvine, cuando se comportaba tan mal como el colombiano. En Maranello les gustan las maneras de Montoya. Williams lo dejar¨¢ marchar. Tiene a Ralf Schumacher y, adem¨¢s, a Marc Gen¨¦.
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