El misterioso final de la princesa
Nostalgia, anorexia o sobredosis, entre las causas de la muerte de Leila, la hija del sha de Ir¨¢n, fallecida en un hotel de Londres
'Tengo el triste deber y el dolor de anunciar a nuestros compatriotas en Ir¨¢n o en el exilio la muerte de mi hija Leila Pahlevi', declar¨® en Par¨ªs, a trav¨¦s de un comunicado, la ex emperatriz iran¨ª Farah Diba. Seg¨²n su madre, la princesa Leila 'no soportaba vivir lejos de Ir¨¢n y compart¨ªa las penalidades de sus compatriotas'. El cuerpo de Leila Pahlevi, la hija m¨¢s peque?a del sha, fue descubierto sin vida el pasado domingo en su suite del londinense Leonard Hotel, por la que pagaba 22.400 euros (3,7 millones de pesetas) al mes.
Esta princesa 'de las mil y una noches' -el diario Le Figaro y la revista ?Hola! la presentaban as¨ª- tuvo que partir al exilio cuando apenas hab¨ªa cumplido nueve a?os, en 1979. Sent¨ªa nostalgia 'de los picos nevados, del roc¨ªo matutino, de las vacaciones en la isla de Kish en el golfo P¨¦rsico, de los jardines de rosas de Chiraz' y de una infancia privilegiada, vivida de palacio en palacio, 'cabalgando en la playa con pap¨¢, al que pod¨ªa ir a buscar en plena reuni¨®n de trabajo, en su despacho'. 'Sigo siendo tan iran¨ª como si nunca hubiera abandonado el pa¨ªs', dijo en una entrevista publicada el a?o pasado por la edici¨®n francesa de ?Hola!
El primer a?o en el exilio, huyendo de la revoluci¨®n isl¨¢mica del ayatol¨¢ Jomeini, fue el peor. Ning¨²n pa¨ªs quer¨ªa acoger a un sha que era visto como un hu¨¦sped engorroso. 'Sufro cuando recuerdo c¨®mo se trat¨® a mi padre. Era alguien que confiaba en el advenimiento de la democracia en Ir¨¢n', declaraba Leila hace menos de un a?o. Lo cierto es que su imperio era, desde muchos a?os atr¨¢s, el reino del partido ¨²nico y de la Savak, una polic¨ªa pol¨ªtica temible.
'Leila estaba muy deprimida desde hac¨ªa alg¨²n tiempo, pues los a?os no cicatrizaban sus heridas', dijo ayer Farah Diba. Desde Washington, su hermano Reza, antiguo pr¨ªncipe heredero, se limit¨® a comentar que Leila 'sufr¨ªa una larga enfermedad'.
Su depresi¨®n fue diagnosticada por fuentes del exilio iran¨ª como una combinaci¨®n de soledad, desorientaci¨®n y nostalgia, una dolencia com¨²n entre los m¨¢s de tres millones de iran¨ªes exiliados en Europa, Estados Unidos y los pa¨ªses ¨¢rabes del Golfo.
Para los objetivos de las c¨¢maras, la hija del sha era sobre todo un ejemplo viviente de los estragos de la anorexia. Cada vez m¨¢s delgada, siempre bella y elegante, Leila parec¨ªa prematuramente envejecida reci¨¦n inaugurada la treintena. 'Se enamoraba f¨¢cilmente, pero perd¨ªa sus amores con la misma facilidad', explicaban sus amigos.
Viviendo entre Nueva York y Londres, entre Par¨ªs y las playas m¨¢s discretas y selectas, Leila Pahlevi, 'como las princesas aut¨¦nticas, nunca trabaj¨®, a pesar de su diploma en Literatura Comparada por la Universidad de Brown, en Estados Unidos', escrib¨ªa el diario brit¨¢nico The Independent.
El origen de sus ingresos era tan misterioso como el volumen de la fortuna familiar, cifrada tan pronto en miles de millones de d¨®lares como en billones de la misma moneda. Y misteriosa es su muerte. 'Su organismo estaba muy castigado', dijo el escritor Shusha Guppy, poeta persa que imita sin saberlo El ¨²ltimo cupl¨¦. Para otros, la causa del fallecimiento es una sobredosis. 'De pastillas para dormir', precisan unos. 'De no se sabe qu¨¦ sustancia', aventuran unos terceros. 'Los datos de la autopsia no se conocer¨¢n hasta dentro de unas semanas', aseguran en Scotland Yard.
Leila dec¨ªa de ella misma: 'Soy fr¨¢gil porque soy transparente y sincera', y revelaba 'sus dos jardines secretos: manipular fotos por ordenador y escribir poemas, actividad en la que puedo perder noches enteras, ya sean m¨ªos, ya sean traducciones al franc¨¦s o al ingl¨¦s de poemas cl¨¢sico persas'.
Para Shusha Guppy, Leila 'era una mujer muy sensible'. Para otros iran¨ªes j¨®venes era tan s¨®lo 'una chica esnob y elitista que montaba bailes con mesas para j¨®venes al precio especial de 30.000 pesetas por cabeza'.
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