Unos indios con tel¨¦fono m¨®vil
Nativos de Nuevo M¨¦xico muestran c¨®mo su pueblo combina las viejas costumbres con la modernidad
Alberto pensaba ver a miembros de la tribu de Toro Sentado en la plaza de su pueblo porque su profesora le hab¨ªa dicho que esa ma?ana, ¨¦l y sus compa?eros de colegio, ir¨ªan a ver a un grupo de indios navajos, zuni y cochiti, entre otros. Pero al final no conoci¨® a los hombres con plumas y caras pintadas que su imaginaci¨®n rom¨¢ntica hab¨ªa dibujado, sino a personas que, en lugar de dialogar en tono solemne con infinitivos, usaban un ingl¨¦s fluido para hablar por su tel¨¦fono m¨®vil y sonre¨ªan con la visita de los ni?os. 'Estos indios no son como los de las pelis pero me gustan', sentenci¨® al despedirse.
Un grupo de siete indios de Nuevo M¨¦xico ha estado durante dos d¨ªas de esta semana en el municipio de Santa Fe de Granada para mostrar sus costumbres ancestrales y, a la vez, poner de relieve su plena integraci¨®n en la civilizaci¨®n moderna. Los visitantes atendieron el pasado martes a 400 escolares en una serie de puestos de artesan¨ªa montados a las puertas del Instituto de Am¨¦rica de Santa Fe.
Los indios que han venido hasta Granada han tenido que participar en un proceso de selecci¨®n en el que sus trabajos de artesan¨ªa han competido con los de otros mil nativos del mismo estado norteamericano. Todos ellos trabajan en un programa especial del Museo Hist¨®rico de Nuevo M¨¦xico, que se encuentra en la ciudad de Santa Fe de este territorio. Ambas localidades, que reciben el mismo nombre (en Estados Unidos y Espa?a), se encuentran hermanadas desde 1983. El programa del Museo permite a los indios de 21 tribus de esta zona americana vender los trabajos de artesan¨ªa y obras de arte que realizan.
'Las familias completas, desde los abuelos a los nietos, trabajan en la confecci¨®n de las piezas de cer¨¢mica, joyer¨ªa o pintura' que esta semana se han exhibido en Granada, seg¨²n explic¨® el responsable de esta expedici¨®n, el historiador Tom Ch¨¢vez. No s¨®lo mostraron los productos, sino que los indios ense?aron, en especial a los ni?os, el proceso de elaboraci¨®n de muchos de ellos.
Sin duda, el mostrador que tuvo m¨¢s ¨¦xito entre los ni?os fue el de Kenneth White II, un indio navajo cuyo nombre ind¨ªgena significa Alas de ?guila. Este representante de la tribu descendiente de los apaches relata su vida, la de su familia y las costumbres de su pueblo a trav¨¦s de dibujos a plumilla y pinturas que en algunos casos est¨¢n cargadas de s¨ªmbolos. Sus pinturas, fabricadas con pigmentos naturales de su tierra, representan a los viejos oradores y transmisores de cuentos y leyendas sentados en la puerta de los hogans, las casas t¨ªpicas de su tribu. Los ni?os acud¨ªan el martes a Kenneth para que les pintase partes del cuerpo, 'como los indios de las pel¨ªculas del oeste'. El navajo estableci¨® 'lazos de amistad' con los escolares al dibujar en sus caras y brazos s¨ªmbolos de este acercamiento, como las plumas u otras formas geom¨¦tricas.
La tribu de Santa Clara tuvo tambi¨¦n su representante en Santa Fe de Granada. Linda Askan, o Flor de Cactus, mostraba sus creaciones de cer¨¢mica m¨¢s tradicionales, junto a otras modernas, que curiosamente eran motivo de orgullo para estos indios, pues a su juicio ponen de relieve la imagen de ellos mismos que quieren transmitir: su perfecta adaptaci¨®n a los modos de vida contempor¨¢neos. Aun as¨ª, Linda explic¨® que nunca mezcla el trabajo moderno con el tradicional, cuyos productos, en su mayor¨ªa, son utilizados por su pueblo en ceremonias religiosas de oraci¨®n.
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