Joven y masculina
En Espa?a ha sido noticia de un d¨ªa pero en Francia es el tema de la temporada. La DHEA, la hormona que proporciona en c¨¢psulas una inesperada raci¨®n de juventud, ha comenzado a dispensarse en las farmacias y con tanta celeridad que los laboratorios Cooper esperan vender un mill¨®n y medio de dosis mensuales.
La DHEA, iniciales de la dehidroepiandroesterona, es una hormona que retrasa o alivia las marcas del envejecimiento, act¨²a sobre el color y la tersura de la piel, sobre la masa ¨®sea y sobre el nivel de la l¨ªbido. Podr¨ªa ser un f¨¢rmaco curativo en ciertos supuestos y una droga recreativa o cosm¨¦tica en otros. Ser¨¢, en cualquier caso, una nueva se?al de la progresiva resistencia contra el envejecimiento, una categor¨ªa que se ha vuelto tan insoportable como incomprensible en la sociedad actual, especialmente porque ahora no se envejece (no se crece, no se sufre, no se desea) colectivamente sino que cada uno debe llevar, como un estigma, el peso individualizado de sus a?os.
La DHEA acude, como antes la melatonina, los col¨¢genos, el retinol o los antioxidantes, no s¨®lo en socorro de un deterioro f¨ªsico sino de una desdicha sin lugar comunitario. A partir de una edad ya no hay propuestas de vestidos, objetos o situaciones alegres en los medios de comunicaci¨®n y en la publicidad s¨®lo aparecen pegamentos para dentaduras, pa?os para enjugar las p¨¦rdidas de orina (en extraordinario auge), sillas el¨¦ctricas subiendo escaleras o potitos farmac¨¦uticos que devuelven a la reducida presencia de la ni?ez.
Precisamente la DHEA es una hormona pobre en la ni?ez, alcanza su punto ¨¢lgido en un organismo de 25 a?os y llega hasta el punto cero cuarenta a?os m¨¢s tarde. De los estudios sobre la DHEA hay uno, franc¨¦s, 'DHEA?ge', desarrollado sobre 280 pacientes, hombres y mujeres, que ha demostrado mejores resultados en los mayores de 70 a?os donde la hormona estaba por entero ausente. La vejez es, seg¨²n un concepto en boga, como un proceso de despojamiento del cuerpo, un gradual desvalijamiento de su energ¨ªa y sus sustancias. ?Podr¨ªa por tanto remediarse ese estado supli¨¦ndolo aqu¨ª y all¨¢? ?Podr¨ªa entenderse el deterioro no como un desgaste irreversible sino como un surtido de carencias posibles de subsanar?
Una y otra vez la consideraci¨®n de la vejez gira hoy desde la idea de fatalidad a la aplazamiento y as¨ª como se previenen las enfermedades, hay consejos para prevenir la vejez y as¨ª como la medicina logra sortear diversas patolog¨ªas del pasado as¨ª, incluida en el mismo lote, la vejez adquiere caracteres difusos y la vida tiende a presentarse como una as¨ªntota de la muerte. Si la DHEA explota ahora en Francia, treinta a?os despu¨¦s de su descubrimiento y siete despu¨¦s de ser expedida mediante f¨®rmulas magistrales, es gracias a que este a?o inaugural del siglo XXI potencia la idea de inmortalidad, ya que una vez traspasado el muro del milenio ?c¨®mo pensar en morir?
La DHEA llega para hacernos pervivir pero, adem¨¢s, parad¨®jicamente, en pleno siglo de lo femenino, para masculinizarnos. De hecho, la DHEA es una hormona asociada con los andr¨®genos y entre sus efectos secundarios se halla la agresividad propia del macho, la pilosidad del macho y la l¨ªbido enardecida del macho. Las mujeres viven m¨¢s, su esperanza de vida llega a ser de hasta ocho o nueve a?os superior a la del var¨®n pero queriendo rejuvenecerse han de masculinizarse un poco. ?Nos acercamos por tanto a un punto cr¨ªtico de retrocesi¨®n feminista? ?Se ralentiza el omn¨ªmodo ascenso biosocial femenino? ?Deben aceptarse, a rega?adientes, ciertos valores ocultos en la composici¨®n de la masculinidad? Tampoco con la DHEA es seguro. La hormona -aparte algunos efectos particulares nocivos- s¨®lo parece aportar beneficios a las mujeres. Los hombres, por el momento, seg¨²n los estudios, no sacan tanto provecho de virilizarse m¨¢s.
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