Los padres de los 'gays' salen del armario
Joanaina, de 23 a?os, estudia ling¨¹¨ªstica en Alemania. En el verano de 1999 recibi¨® un e-mail de su hermano, Oriol, de 20 a?os: 'Me gusta una persona que no es una chica'. Su hermana se emocion¨® al leerlo porque pens¨® que por fin las cosas empezaban a aclararse. 'Antes que ¨¦l, yo ya intu¨ªa que era homosexual', dice. Faltaba lo m¨¢s importante. Dec¨ªrselo a los padres. 'Me qued¨¦ en estado de shock y despu¨¦s me pas¨¦ una semana llorando', dice Esther, la madre. 'A veces, los peores somos los progres', comenta; 'lo sabemos todo porque hemos luchado por todo'. Esther no ten¨ªa ning¨²n problema con la homosexualidad. C¨®mo iba a tenerlo una mujer del esp¨ªritu del 68, 'pero me descubr¨ª pensando que no es lo mismo de lejos que en mi propia casa'.
Esther pas¨® por un largo proceso hasta entender de verdad a Oriol. Empez¨® a buscar informaci¨®n, a hablar, a preguntar, a leer. Su hija descubri¨® la Asociaci¨®n Padres y Madres de Gays y Lesbianas, que funciona desde hace ocho a?os en Barcelona. All¨ª fue Esther a explicar primero su estupor. Ahora es una de sus principales activistas y da charlas en institutos para explicar lo que pocos dicen a los adolescentes: que hay varias orientaciones sexuales, la heterosexual, la bisexual y la homosexual, y que hay tantas sexualidades como personas en el mundo.
Carmen, de 60 a?os, ama de casa, ha levantado a cuatro hijos 'como soles'. Una noche, hace ya 17 a?os, Juan Carlos, uno de sus hijos, le habl¨®: 'Quiero que sepas una cosa y espero que me ayudes'. Le dijo que era gay. 'No entiendo nada', le contest¨® su madre. 'Yo no sab¨ªa qu¨¦ me estaba diciendo, no comprend¨ªa qu¨¦ quer¨ªa decir la palabra gay'. Hablaron y hablaron. Unos d¨ªas despu¨¦s Carmen decidi¨® que 'quer¨ªa que todo el mundo lo entendiera', como ella.
En la asociaci¨®n, Carmen persigue y habla a los medios de comunicaci¨®n porque busca la normalizaci¨®n de los homosexuales. 'Como todos nosotros, necesitan del apoyo de la familia y de la sociedad para desarrollarse como personas', dice.
Roser, de 56 a?os, es ahora la presidenta de la asociaci¨®n, la que la transform¨® tras un largo periodo como lugar de encuentro. 'Si quieres conseguir una cosa, necesitas dinero'. En una ocasi¨®n se reunieron con un alto cargo del Departamento de Sanidad para pedir ayuda. 'Hombreeee, es que con este nombre...', dice Roser que les contest¨®. '?Y c¨®mo nos vamos a llamar, asociaci¨®n de padres y madres de boy scouts?', replicaron.
Directo al psic¨®logo 'La mitad de los problemas y malentendidos se arreglar¨ªan s¨®lo verbaliz¨¢ndolos y diciendo las cosas por su nombre', afirma Roser. Dice que tuvo 'una educaci¨®n cat¨®lica, apost¨®lica y romana', y que cuando su hijo le dijo que era homosexual, le dio 'un patat¨²s' y lo llev¨® al psic¨®logo para que 'lo cambiara', hasta que ¨¦ste le dijo que a su hijo no le pasaba nada, que era ella la que ten¨ªa un problema de aceptaci¨®n de la realidad. Despu¨¦s de varios meses, poco a poco entendi¨®. Hoy acoge a los nuevos padres 'que acaban de saber la situaci¨®n de sus hijos y que llegan aturdidos a¨²n por el desconocimiento de una orientaci¨®n sexual todav¨ªa estigmatizada por la sociedad a poco que se rasque', subraya.
'En la asociaci¨®n luchamos contra la hipocres¨ªa y la dictadura heterosexual', dice otro padre. ?Dictadura? Las cifras cantan. Se calcula que m¨¢s del 10% de la poblaci¨®n es homosexual o lesbiana, pero un estudio de la Revista de Pediatr¨ªa de Boston del a?o 1998 demuestra que la normalizaci¨®n anda muy lejos: el 33% de los j¨®venes que se suicidan, el 40% de los fugados de casa, y el 28% de los j¨®venes que abandonan los estudios secundarios antes de finalizarlos lo hacen por falta de aceptaci¨®n de la homosexualidad.
'Es muy importante que la familia conozca de verdad c¨®mo son sus hijos', dice Joan Maria Bovet, psic¨®logo. 'Hay padres fundamentalistas de la heterosexualidad, y convierten la homosexualidad de sus hijos en una verdadera tragedia, pero normalmente no pasa nada, es un proceso de entendimiento y de volver a conocerse, a veces m¨¢s largo y a veces m¨¢s corto', afirma Bovet. 'Los padres al principio luchan contra un esquema, un estereotipo social, como la pluma, el cuero negro, que ven que no se cumple en sus hijos', dice. 'El siguiente paso suele ser el v¨¦rtigo de pisar terreno desconocido y ver a los hijos desamparados en una sociedad ferozmente heterosexual, pero el proceso suele acabar con los lazos familiares fuertemente reforzados'.
Se dice que hay gente que escribe el libro que le gustar¨ªa leer. Joanaina, la de la primera historia, lo hizo. Escribi¨® Entender a los que entienden (Editorial Juventud), donde narra el proceso de conocimiento y comprensi¨®n de la homosexualidad en su casa.
En la asociaci¨®n estaban contentos porque iban a hacer la presentaci¨®n p¨²blica del libro. Unas horas antes, apareci¨® por all¨ª un se?or. No le conoc¨ªan. 'Vengo porque he le¨ªdo que hay padres que tienen problemas para aceptar a sus hijos homosexuales, y como mi hijo lo es y a nosotros no nos ha pasado nada, pues me he dicho, ves a ver si puedes ayudar' dijo Isidro, de 68 a?os, al presentarse. 'Cuando Jordi, mi hijo, de 34 a?os, me lo dijo, pues no pas¨® nada. ?l es bueno, que es lo que importa. Los hijos salen altos, o gordos, o con ojos azules. Pues el m¨ªo ha salido homosexual', reflexiona para todos. 'Mi mujer me dijo que ella ya lo sab¨ªa', concluye.
Todas las madres en la reuni¨®n lo miran arrobadas y sueltan, casi a la vez,'por favor, d¨ªgale a su se?ora que venga a explicarnos c¨®mo ella se dio cuenta de que su hijo era homosexual'. De su reacci¨®n se deduce que cuando sus hijos les revelaron ?la verdad!, no saben qu¨¦ les extra?¨® m¨¢s, que su hijo fuera gay o que ellas todav¨ªa no se hubieran enterado.
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