El 'house' de Masters At Work y Knuckles no logra calentar el S¨®nar

Pasadas las horas, las naves del pol¨ªgono industrial Pedrosa, donde se celebraba la fiesta, acabaron nutri¨¦ndose de personal, pero ¨¦ste no acudi¨® al llamado de las estrellas, sino simplemente al hecho de que era viernes y tocaba S¨®nar. Una sorpresa. Agradable, si es bien le¨ªda por los organizadores del evento. Ellos siempre han reclamado el car¨¢cter arriesgado e inquieto de su criatura, por lo que deber¨ªa congratularles que los seguidores de Sonic Youth, Aphex Twin o Vladislav Delay reaccionen con m¨¢s militancia que los del house calentorro de Masters At Work, quienes, adem¨¢s, se estrenaban en Espa?a.

En la noche del viernes acab¨® habiendo m¨¢s p¨²blico que en la del jueves -m¨¢s de 13.000, seg¨²n los organizadores-, pero la diferencia estrib¨® en que el segundo d¨ªa los asistentes acudieron de forma gradual sin reparar en el cartel. S¨®lo a partir de las dos de la madrugada hab¨ªa colas importantes frente a las taquillas.

?Tir¨®n de Knuckles o simple casualidad? En fin, que en una noche en la que pinchaban los reyes del house t¨®rrido, l¨¦ase Masters At Work y Knuckles, se pod¨ªa haber armado la marimorena con el personal mecido en el abandono. Pues no. Un bombo reiterativo y francamente poco sensual disip¨® cualquier atisbo de carnalidad, y de los dos Masters s¨®lo Little Louie Vega se acerc¨® al punto de ebullici¨®n. Por su parte, Knuckles cumpli¨® y punto.

Eso s¨ª fue profundidad

Es m¨¢s, contra todo pron¨®stico, lo m¨¢s caliente que son¨® en la noche del pasado viernes fue la espl¨¦ndida Syncro de Luomo, ejecutada en el escenario Pub. Eso s¨ª fue profundidad. Tambi¨¦n lo fue la de Isol¨¦e rehaciendo Beau mot plage pocos minutos antes en el mismo escenario, manipulando sus m¨¢quinas de espaldas al personal como si fuese un m¨²sico indie.

Durante la tarde del viernes, en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), el convencimiento se llam¨® Hungr¨ªa, pa¨ªs del que llegaron artistas como Palotai, quien se dedic¨® a pinchar m¨²sica cl¨¢sica con ritmos sincopados, y Yonderboi, un quinteto cuyo concierto fue de m¨¢s a menos con su down tempo y lounge jazzy de sabor z¨ªngaro.

Entretanto, en el escenario Hall actuaba el espl¨¦ndido Mike Dred, proponiendo m¨²sica electroac¨²stica y electro, que, de forma sorprendente, algunas personas se esforzaban en bailar sin que por ello se les contracturase el estern¨®n.

Richard Devine y Jack Mandell cerraron la presencia del sello Native Instrumets en un Hall casi lleno. El primero con un men¨² a base de ruido r¨ªtmico y el segundo con un industrialismo improvisado que sonaba a categ¨®rica batucada tecnol¨®gica. Y mientras Dave Tarrida llenaba el escenario Lab, ya sin tumbonas desde el paso de Bombjack o de la pareja Duvoisin y Eggay con su house vocal, un crooner tomaba el Hall. Entrados en la era pos-Jay Jay Johanson, el austriaco Louie Austen, un entra?able vocalista reconvertido a la electr¨®nica tras toda una vida cantando en hoteles, dej¨® ir su espl¨¦ndida voz sobre bases de querencias house. Estupendo e ir¨®nico cierre para una jornada diurna por la que pasaron la friolera de 11.042 personas.