Soterramiento
La ciudad de Almer¨ªa est¨¢ partida en dos por las v¨ªas del tren. Tras a?os de muchas lamentaciones y pocas iniciativas, el Ayuntamiento, en manos del Partido Socialista y de Izquierda Unida, y la Diputaci¨®n, presidida por el Partido Popular, se han unido para acudir al Ministerio de Fomento y demostrar que el soterramiento de los ra¨ªles que cruzan el coraz¨®n de la ciudad es viable econ¨®micamente. Gracias a este acuerdo entre adversarios pol¨ªticos, el viejo anhelo de sepultar el ferrocarril se ha convertido hoy en un proyecto viable.
Es natural que desde hace unas semanas soterramiento sea la palabra que m¨¢s veces aparece en la prensa local. De tanto repetirla se ha acabado convirtiendo en una f¨®rmula m¨¢gica. Uno dice soterramiento, y parece que los problemas quieren desaparecer bajo tierra. De hecho, a muchos ciudadanos el soterramiento les empieza a parecer la mejor manera de solucionar los problemas m¨¢s importantes de la provincia. A Juan Enciso, por ejemplo, el refinado alcalde de El Ejido, le gustar¨ªa soterrar inmigrantes marroqu¨ªes, ?a que s¨ª? Ser¨ªa mucho mejor para todos que por la ma?ana trabajaran bajo pl¨¢stico y que por la noche descansaran bajo tierra. Aunque esto es lo que le gustar¨ªa hacer, por el momento s¨®lo se atreve a soterrar sus viviendas. Como le sugirieron hace unos meses los comisarios de la Uni¨®n Europea, Enciso ha decidido terminar con las infrahumanas condiciones de vida que sufren sus antepasados marroqu¨ªes, y va por el pueblo con una excavadora eliminando las bolsas de pobreza que se interponen en su camino y derribando los ruinosos cortijos donde los temporeros gustan de hacinarse.
A este compasivo humanista y a muchos ciudadanos que comparten sus piadosos ideales, y le votan, tambi¨¦n les gustar¨ªa soterrar a Mercedes Garc¨ªa, la presidenta de la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas de Andaluc¨ªa, cuya sede sigue resistiendo heroicamente en El Ejido, prestando ayuda jur¨ªdica a los trabajadores extranjeros pese a los intentos de sepultarla. El otro d¨ªa nuestro despierto centinela, este atento vigilante de los derechos humanos, se enter¨® de que Mercedes Garc¨ªa estaba arreglando el techo de su local, y all¨ª se present¨® con la polic¨ªa. Velando por la seguridad de todos los vecinos, los agentes precintaron la sede, alegando que la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas de Andaluc¨ªa no ten¨ªa permiso de obras para reparar el techo. Ha bastado que el abogado de la asociaci¨®n presente una denuncia para que el alcalde retire el precinto.
A grandes rasgos, y en lo fundamental del asunto, comparto los m¨¦todos expeditivos de este ¨¢ngel exterminador de la injusticia humana, y desde aqu¨ª hago un llamamiento a las fuerzas vivas de Almer¨ªa, a todos los que dicen defender los intereses de esta tierra, a los representantes del Partido Socialista, a los de Izquierda Unida, al Presidente de la Diputaci¨®n, a los diputados y a la prensa local para que vuelvan a unirse y pidan ahora el soterramiento pol¨ªtico de este alcalde, que en vez de buscar la armon¨ªa y la concordia entre los habitantes de su pueblo, provoca, como las v¨ªas del tren a su paso por la ciudad de Almer¨ªa, el partimiento y la separaci¨®n de los vecinos.
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