Los 'biochips' de Barbacid se probar¨¢n en miles de enfermos de c¨¢ncer en ensayos cl¨ªnicos
La t¨¦cnica permitir¨¢ en tres a?os el diagn¨®stico gen¨¦tico personalizado de cada tumor
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La utilizaci¨®n m¨¦dica rutinaria de los oncochips tardar¨¢ todav¨ªa tres a?os -en los c¨¢nceres gen¨¦ticamente m¨¢s simples- o m¨¢s de cinco a?os para los tumores con causas m¨¢s complejas. Entretanto, el principal objetivo no es ayudar a los pacientes, sino recabar datos: saber qu¨¦ combinaciones de alteraciones gen¨¦ticas se corresponden con qu¨¦ propiedades cl¨ªnicas en cada tumor. A partir de 2004, esa base de datos tendr¨¢ un valor cl¨ªnico incalculable para decidir el tratamiento ¨®ptimo en cada nuevo caso.
No se le pueden negar reflejos al Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO) que dirige Mariano Barbacid. Uno de los institutos oncol¨®gicos m¨¢s prestigiosos del mundo, el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, s¨®lo empez¨® a usar oncochips el pasado mes de octubre.
Los oncochips son una clase especial, dise?ada a prop¨®sito para el an¨¢lisis del c¨¢ncer, de los llamados biochips o chips de ADN. Los biochips son unas plaquitas de vidrio u otros materiales, de unos dos cent¨ªmetros de lado, que llevan pegados miles de genes humanos ordenados e identificados en filas y columnas. Se usan para analizar grandes cantidades de genes de una muestra (sangre, tejidos, tumores) en una sola tacada, y se basan en la propiedad de los genes de pegarse a otros genes s¨®lo cuando son id¨¦nticos.
Coste reducido Hay una docena de empresas tecnol¨®gicas que comercializan biochips. La californiana Affymetrix, por ejemplo, cobra cerca de medio mill¨®n de pesetas por un kit que contiene tres biochips (cada uno es de un solo uso) y los reactivos necesarios para usarlo. Fabricar un biochip le sale al centro de Barbacid por unas 60.000 pesetas, y la producci¨®n en serie reducir¨¢ ese coste a una d¨¦cima parte en un plazo breve. El ahorro no es el ¨²nico argumento. Los biochips comerciales llevan los genes que quiere el fabricante. El oncochip del CNIO lleva exactamente los 6.514 genes humanos que los especialistas en gen¨®mica y bioinform¨¢tica del centro han elegido como los m¨¢s interesantes para la caracterizaci¨®n molecular de los tumores: 2.403 genes relacionados directamente con el c¨¢ncer y otros 4.111 que se activan o inactivan en los tumores de forma secundaria.
Los oncochips de Barbacid no sirven para predecir el riesgo innato que tiene cada persona de desarrollar un c¨¢ncer, una t¨¦cnica todav¨ªa inmadura. Para lo que sirven es para determinar la ficha gen¨¦tica exacta de un tumor ya desarrollado. A partir de 2004, esas fichas ser¨¢n la principal gu¨ªa de los onc¨®logos a la hora de predecir el comportamiento de un tumor y decidir su tratamiento ¨®ptimo.
El fundamento del oncochip es el siguiente (v¨¦ase gr¨¢fico). Los genes son largas hileras de letras qu¨ªmicas llamadas bases. Lo ¨²nico que distingue un gen de otro es el orden exacto (secuencia) de las bases en la hilera. Cuando un gen est¨¢ activo, produce muchas mol¨¦culas de ARN, que tienen la misma secuencia de bases que el gen. Cuando un gen est¨¢ inactivo no produce ARN. Los investigadores extraen todo el ARN de un tumor, lo marcan con una sustancia fluorescente y lo a?aden sobre el oncochip. Como cada ARN se pega s¨®lo al gen del oncochip que tiene su misma secuencia de bases, aquellos puntos del oncochip que capturen m¨¢s ARN -y que por tanto brillen con m¨¢s fluorescencia- indicar¨¢n de un vistazo qu¨¦ genes estaban m¨¢s activos en el tumor.
En la matriz de 6.514 puntos del oncochip, cada tumor concreto iluminar¨¢ una combinaci¨®n precisa de unos cuantos centenares de puntos: ¨¦sa ser¨¢ la ficha gen¨¦tica de ese tumor. Durante los pr¨®ximos tres a?os, los investigadores del CNIO analizar¨¢n muestras de miles de pacientes, incluidos en ensayos cl¨ªnicos en toda la red hospitalaria p¨²blica, para establecer correlaciones entre cada ficha gen¨¦tica y cada comportamiento tumoral. Se centrar¨¢n en los c¨¢nceres m¨¢s comunes: mama, sangre, colorrectal, pulm¨®n y aparato urinario. A partir de 2004, la ficha de cada nuevo tumor servir¨¢ para predecir su comportamiento y decidir el tratamiento.
El edificio del CNIO se inaugurar¨¢ en oto?o. Barbacid quiere que la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, se comprometa a aumentar su presupuesto de los 3.200 millones de este a?o hasta 3.592 millones en 2002, y que esa partida vaya con cargo a los presupuestos generales del Estado 'de forma estable'. Es decir, para evitar sobresaltos. Barbacid espera complementar esa suma con otros 2.400 millones de Pfizer, Cajamadrid y otras fuentes privadas.
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