El d¨ªa de los 50 millones de refugiados
El autor plantea que las nuevas causas de persecuci¨®n no est¨¢n atendidas por la Convenci¨®n de Ginebra de 1951
Tras el final de la II Guerra Mundial, Europa se convirti¨® en un inmenso campo de refugiados donde millones de personas vagaban sin rumbo fijo buscando un lugar donde reiniciar una nueva vida. Ante esta inmensa cat¨¢strofe humanitaria, Naciones Unidas impuls¨® la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n de la Convenci¨®n sobre el estatuto de los refugiados m¨¢s conocida como Convenci¨®n de Ginebra de 1951. En ella se define como refugiado a quien 'como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1 de Enero de 1951 y debido a fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religi¨®n, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones pol¨ªticas, se encuentre fuera del pa¨ªs de su nacionalidad y no puede, o a causa de dichos temores, no quiere acogerse a la protecci¨®n de tal pa¨ªs...'.
'Apenas un 10% de los desplazados ha encontrado protecci¨®n en pa¨ªses desarrollados'
La Convenci¨®n de Ginebra parece que fue concebida para atender prioritariamente a aquellas personas perseguidas a consecuencia de la II Guerra Mundial en Europa, en un momento en que el conflicto internacional hab¨ªa ocasionado en Asia tantas o m¨¢s tragedias que en el continente europeo.
Posteriormente, el Protocolo sobre el estatuto de los refugiados, acordado en Nueva York en 1967, generaliz¨® la protecci¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra a todas aquellas personas que padecieran ese temor a una persecuci¨®n al margen de que tal temor o persecuci¨®n se produjera antes o despu¨¦s de 1951.
Desde entonces, el sistema de protecci¨®n a los refugiados de las Naciones Unidas ha debido aumentar su capacidad de intervenci¨®n a la vista de que el n¨²mero de refugiados en el mundo, lejos de disminuir, ha ido aumentando durante el siglo XX y los pocos meses que llevamos vividos del XXI.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que actualmente existen en el mundo cerca de cincuenta millones de refugiados, de los cuales treinta millones aproximadamente corresponden a aqu¨¦llos que entran en la definici¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra -se encuentran fuera de sus pa¨ªses- y alrededor de veinte millones corresponden a desplazados internos, es decir, aqu¨¦llos que no han podido abandonar el pa¨ªs en el que sufren persecuci¨®n y han buscado refugio en otra regi¨®n de dicho pa¨ªs.
De estos cincuenta millones de personas que han perdido su hogar, apenas un 10% ha encontrado protecci¨®n en pa¨ªses desarrollados, mientras que la mayor¨ªa de ellas permanece acogida deficientemente en pa¨ªses del Tercer Mundo. A pesar de lo anterior, la opini¨®n p¨²blica de los pa¨ªses occidentales est¨¢ convencida de que son los pa¨ªses desarrollados los que soportan en mayor grado la acogida de refugiados.
Las anteriores cifras por s¨ª solas bastar¨ªan para la designaci¨®n de un D¨ªa Mundial del Refugiado, aunque s¨®lo fuera para que con tal excusa la comunidad internacional y la sociedad civil tomen conciencia de la gravedad del problema en nuestros d¨ªas. La Asamblea General de Naciones Unidas adopt¨® el pasado 4 de Diciembre la decisi¨®n de proclamar el 20 de Junio, hasta ahora d¨ªa del Refugiado Africano, como D¨ªa Mundial del Refugiado, bajo el lema este a?o, de Respeto.
Hasta el final de la guerra fr¨ªa, los pa¨ªses occidentales utilizaron las pol¨ªticas de asilo y refugio como un arma arrojadiza frente al bloque sovi¨¦tico. A los ciudadanos de pa¨ªses del bloque del Este que alcanzaban occidente y solicitaban asilo les era concedido de forma relativamente sencilla.
Lamentablemente, tanta generosidad dur¨® lo que la guerra fr¨ªa: con el fin de ¨¦sta los pa¨ªses occidentales endurecieron sus pol¨ªticas de admisi¨®n y comenzaron a exigir la acreditaci¨®n de las causas de persecuci¨®n de manera individualizada, de una forma tan estricta que esta exigencia ha llegado a convertirse en muchos casos en lo que los juristas denominan prueba diab¨®lica o de imposible acreditaci¨®n.
Hoy, los estados del primer mundo exigen no solamente la acreditaci¨®n del elemento objetivo de persecuci¨®n (existencia de un r¨¦gimen autoritario, de un conflicto b¨¦lico o de una situaci¨®n generalizada de violaci¨®n de los derechos humanos en el pa¨ªs del solicitante), sino tambi¨¦n la acreditaci¨®n del elemento subjetivo que lleva al solicitante a sentir el 'fundado temor de ser perseguido', lo que sin duda resulta parad¨®jico toda vez que la prueba plena de la existencia de un 'fundado temor' resulta pr¨¢cticamente imposible, teniendo en cuenta la carga subjetiva que conlleva el concepto.
?C¨®mo har¨ªa usted para acreditar que ha escapado a una ejecuci¨®n extrajudicial o que ha huido porque en su localidad vienen realiz¨¢ndose masacres de personas que coinciden con sus inclinaciones pol¨ªticas o religiosas o con su grupo ¨¦tnico? ?Llevar¨ªa a un notario para que levantara Acta de Constancia de esos sucesos? Evidentemente, no. Sin embargo, la sospecha de falsedad y la incredulidad frente al testimonio del solicitante de asilo constituyen la pr¨¢ctica habitual de la Administraci¨®n en los pa¨ªses ricos.
Tanto como ha cambiado el mundo en los ¨²ltimos cincuenta a?os han cambiado tambi¨¦n las causas de persecuci¨®n incluidas en 1951 en la Convenci¨®n de Ginebra. Sin embargo, estas nuevas causas de persecuci¨®n a¨²n no han sido incorporadas plenamente a las legislaciones nacionales e internacionales protectoras del derecho de asilo.
La sociedad actual admite que hoy en d¨ªa se practica la persecuci¨®n por raz¨®n de sexo u opci¨®n sexual (mutilaci¨®n genital, tipificaci¨®n penal de la homosexualidad, anulaci¨®n de los derechos de las mujeres en Afganist¨¢n...) y que incluso agentes no estatales pueden realizar persecuciones.
En nuestros d¨ªas la opini¨®n p¨²blica tambi¨¦n considera acreedores de protecci¨®n internacional a los desplazados por conflictos internos o a las v¨ªctimas de los enfrentamientos causantes de desplazamientos masivos de personas. A nadie, salvo posiblemente a las autoridades gubernamentales, le puede caber duda respecto al car¨¢cter de refugiados de muchos de los subsaharianos que llegan en pateras a nuestras costas y a los cuales se les da, estrictamente, tratamiento de inmigrantes econ¨®micos.
El gobierno de Suiza y el ACNUR junto a las organizaciones que trabajan en el campo del asilo est¨¢n realizando un proceso de consultas que debiera concluir en diciembre con la reuni¨®n de los 140 estados miembro de la Convenci¨®n de Ginebra para estudiar c¨®mo ampliar esa protecci¨®n.
El pasado mes de abril se celebr¨® en Suecia la Conferencia Internacional sobre Recepci¨®n de Refugiados Reasentados. El objetivo era ampliar el escaso n¨²mero de pa¨ªses en condiciones de acoger a algunos de esos refugiados que de forma masiva se encuentran hacinados en los campos situados en el Tercer Mundo.
Espa?a hasta la fecha no ha adquirido un compromiso en materia de reasentamiento de refugiados. Considerando que durante el a?o 2000 nuestro pa¨ªs concedi¨® asilo ¨²nicamente a 364 personas y protecci¨®n humanitaria a otras 376 de entre las 7.423 que presentaron solicitudes, parece que una buen forma de celebrar este Primer D¨ªa Mundial del Refugiado ser¨ªa adquirir el compromiso, por parte de las autoridades espa?olas, de participar activamente en los programas internacionales de reasentamiento de refugiados.
Enrique Santiago Romero es secretario General de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR
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