'Per molts anys, estimat Josep Maria'
Josep Maria Espin¨¤s se dispone a celebrar sus primeros 25 a?os de columnista diario -es decir, que escribe, publica una columna, un art¨ªculo cada d¨ªa, en los peri¨®dicos- y en lengua catalana. No se si felicitarle o darle el p¨¦same. Empezar¨¦ felicit¨¢ndole y luego ya veremos.
El 8 de septiembre de 1922, Josep Maria de Sagarra escrib¨ªa un art¨ªculo en La Publicitat titulado precisamente 'L'article'. En ¨¦l se refer¨ªa a los miles de art¨ªculos que aparecen a diario en los peri¨®dicos, entre los cuales hay unos pocos 'que tinguin m¨¤ i bruc, i la majoria es poden vendre a pes de palla'. Y a?ad¨ªa: 'Aix¨° que acabem d'afirmar, que de passada ¨¦s una veritat com un temple, no ¨¦s cap motiu, ni influeix el m¨¦s m¨ªnim, perqu¨¨ el suscriptor o el comprador del diari deixi d'empassar-se l'article com unes bresques i, el dia que no se l'ha empassat, sembla que li falti alguna cosa, com si s'hagu¨¦s descuidat els el¨¤stics, o l'aparell ortop¨¨dic, si ¨¦s que t¨¦ necessitat d'usar-lo'. Pues bien, eso es lo que me ocurre a m¨ª con la columna diaria de Josep Maria Espin¨¤s, como me ocurre con la carta que Indro Montanelli publica en el Corriere della Sera, con el art¨ªculo de Quim Monz¨® en La Vanguardia y algunos pocos art¨ªculos m¨¢s.
La prosa de Espin¨¤s se acompa?a bien con una copa de Jameson con un par de cubitos de hielo y unas gotas de agua
Ahora bien, eso que me ocurre a m¨ª con los art¨ªculos de Espin¨¤s, Montanelli y Monz¨®, y algunos pocos articulistas m¨¢s, no es ninguna garant¨ªa -seg¨²n lo que afirmaba mi padre- de que Espin¨¤s, Montanelli y Monz¨® sean unos buenos, unos excelentes articulistas. Lo que me ocurre a m¨ª con estos articulistas es lo mismo que probablemente le ocurre a mi vecino de mesa con los art¨ªculos de Manuel Trallero o de Rosa Montero, que si uno no se los ha desayunado le da la sensaci¨®n de salir medio desnudo a la calle. Lo ¨²nico que yo puedo y me atrevo a afirmar es que, al margen de la dependencia que he contra¨ªdo con la columna, con el art¨ªculo diario de Josep Maria Espin¨¤s, lo cierto es que su lectura me ha hecho cada d¨ªa m¨¢s inteligente -dime a qui¨¦n lees y te dir¨¦ qui¨¦n eres- y, sobre todo, m¨¢s tolerante.
A Espin¨¤s le conoc¨ª hace cerca de cincuenta a?os. Fue en un bar de la calle de Santa Anna -Lugano, creo que se llamaba- donde Josep Maria, a la saz¨®n, escrib¨ªa y recib¨ªa. Fui con un par de amigos a pedirle que nos diera una conferencia sobre Brassens, en el Ateneo. Acept¨® de muy buen grado. Yo le le¨ªa en Destino -era el cu?ado de N¨¦stor Luj¨¢n-, pero no en La Vanguardia, donde caprichosamente afirma el Nou diccionari 62 de la literatura catalana que escribi¨® el articulista, y me hab¨ªa tragado con cierta delectaci¨®n su primera novela, Com ganivets o flames. Espin¨¤s me llevaba, me lleva, 11 a?os, pero ello no fue obst¨¢culo para que nos hici¨¦semos amigos: nos un¨ªan, y siguen uni¨¦ndonos, unas pocas cosas: unas canciones -como Clopin, clopant-, unos autores, unas botellas, unos paisajes... y la falta de ambici¨®n.
Le he le¨ªdo en el Avui, durante un mont¨®n de a?os, sin comprar jam¨¢s un solo ejemplar. Primero, en casa de mi suegro -mi segundo suegro-, Jaume ?ngel, atleta, republicano y catalanista, que se suscribi¨® nada m¨¢s salir el diario. Luego, le segu¨ª leyendo en las redacciones de El Noticiero y El Correo Catal¨¢n, o bien en una granja de la calle de Aribau. ?ltimamente lo tomaba del buz¨®n de mi vecina del tercero segunda: lo le¨ªa y volv¨ªa a dejar el peri¨®dico en su sitio. Ahora que Espin¨¤s ha dejado el Avui por El Peri¨®dico, suelo leerlo -en la edici¨®n catalana del diario- en la terraza del Bauma. La prosa de Espin¨¤s se acompa?a bien con una copa de Jameson con un par de cubitos de hielo y unas gotas de agua. Dime qu¨¦ bebes y te dir¨¦ qu¨¦ lees. 'In Coca-Cola veritas', como dec¨ªa mi t¨ªo Larry Durrell. Escribir un art¨ªculo diario durante 25 a?os se me antoja una bestialidad. Yo aguant¨¦ tan solo 10 a?os, de 1968 a 1978, con la diferencia, respecto a Espin¨¤s, de que a veces no s¨®lo escrib¨ªa uno, sino tres o cuatro: los dos o tres restantes iban a la papelera del director por demasiado atrevidos, desvergonzados, irrespetuosos o irresponsables. Yo viv¨ªa mis art¨ªculos de noche, en la noche barcelonesa, la del C¨¢diz y del Bocaccio, el Born y la Modelo, mientras que Espin¨¤s, en el silencio de su casa, le¨ªa, escrib¨ªa o bien se relajaba mirando mapas o consultando diccionarios, como sigue haciendo hoy en d¨ªa.
Para m¨ª, esos 10 a?os de art¨ªculo diario, escrito las m¨¢s de las veces de madrugada, mientras las mujeres de la limpieza barr¨ªan y fregaban los suelos de unas redacciones desiertas, supusieron un trabajo esclavo y mal pagado: 400, 500, 750, 1.000 pesetas la pieza... cuando sal¨ªa. Puedo asegurarte, querido Josep Maria, que ser el enfant terrible del periodismo barcelon¨¦s en los a?os de la gauche divine, casado y con un cr¨ªo, no era ninguna ganga.
Conf¨ªo en que a ti te haya ido mucho mejor, aunque en la capital de ese peque?o pa¨ªs, en la gran encisera de don Joan Maragall i Gorina, la tirada de los peri¨®dicos resulta irrisoria comparada con la de otras capitales europeas. Pero tienes tu p¨²blico, un p¨²blico que te has ganado a pulso, sin mentir, sin lamer el culo a nadie, de manera honrada y generosa. L¨¢stima que el Avui no haya querido o sabido guardarte con la dignidad y el respeto que t¨² merec¨ªas.
Ellos se lo pierden. Siempre hay algo que se pierde o se destruye en este peque?o, bendito pa¨ªs. As¨ª pues, no voy a darte el p¨¦same; voy a d¨¢rselo al Avui. Tu marcha fue 'una gran p¨¦rdida', como sol¨ªa decirse en los entierros.
Espero seguir ley¨¦ndote por muchos a?os, amigo y colega Espin¨¤s. Cuando estoy de viaje, Marcelo, el camarero del Bauma -hicimos la mili juntos, en Talarn-, me guarda tu columna de El Peri¨®dico. Espero seguir ley¨¦ndote por muchos a?os. Per molts anys, estimat Josep Maria.
Versi¨®n adaptada del art¨ªculo del mismo t¨ªtulo aparecido en L'Espin¨¤s, publicaci¨®n de homenaje al escritor con motivo de sus 25 a?os como articulista diario.
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