Gil llama subversivos a los 'ultras'
El Comit¨¦ Antiviolencia y la Federaci¨®n estudiar¨¢n esta semana los incidentes del Calder¨®n
'Esp¨¦ctaculo bochornoso con unos objetivos claros, entre ellos pedir la cabeza del presidente'. As¨ª subraya en un comunicado Jes¨²s Gil, con el trazo rojo de la alarma por su situaci¨®n personal, lo que sucedi¨® el pasado mi¨¦rcoles en el Calder¨®n. Unos incidentes que comenzaron con un fondo del estadio vac¨ªo mientras el Atl¨¦tico y el Zaragoza se fund¨ªan bajo el calor nocturno de Madrid jug¨¢ndose las semifinales de la Copa del Rey. S¨®lo un cresp¨®n negro y una pancarta con una leyenda repugnante pintada en rotulador rojo -Kiko cojo mu¨¦rete-, reposando sobre los asientos desocupados, hac¨ªan las veces de heraldo que avisa del advenimiento, en este caso, de la turba fan¨¢tica que esperaba en los vomitorios a que llegase el momento adecuado para recuperar su territorio y lanzar desde all¨ª consignas de muerte: 'No olvidamos, jugadores muertos'. Y no s¨®lo eso: una avalancha de pelotas de golf, de f¨²tbol y de tenis, como una inesperada nube de insectos, cay¨® al campo de juego. 'Nosotros ponemos las pelotas', corearon entonces. Humo y bengalas. El partido discurr¨ªa por el minuto 26 y el ¨¢rbitro no tuvo m¨¢s remedio que aplazarlo. Entonces surgi¨® el otro lado del f¨²tbol, el de las entra?ables tardes de los domingos, el p¨²blico de siempre. 'Sois una mierda, vosotros sois una mierda' corearon los otros 15.000 espectadores en direcci¨®n al grupo ultra. Y les ganaron, en raz¨®n y en intensidad de voz. Poco a poco los fan¨¢ticos perdieron gas acallados por el resto del estadio. Limitados a su habitual repertorio sonoro, pero ya sin amenazas ni palabras gruesas. El Atl¨¦tico a todo esto ya perd¨ªa por un gol. El resultado final fue de cero a dos.
'El futuro del Atl¨¦tico no puede pasar por un grupo incontrolado y subversivo', advirti¨® ayer Gil y avis¨® al grupo radical, con quien se reunir¨¢ el club en breve para negociar las pautas de su comportamiento la temporada pr¨®xima, al afirmar que 'esto no puede volver a suceder por la imagen y los da?os ocasionados'.
Esto puede suponer el cierre del estadio del Manzanares y una multa econ¨®mica. Hoy se re¨²ne la comisi¨®n de disciplina de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol.
El mi¨¦rcoles pr¨®ximo la cita con el comportamiento de la pe?a Frente Atl¨¦tico lo tendr¨¢ la Comisi¨®n Antiviolencia, que propondr¨¢ sanciones a la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid. Esta comisi¨®n tiene la facultad, adem¨¢s de las de la Federaci¨®n, de prohibir a los responsables de los incidentes el acceso a recintos deportivos, o bien por un tiempo o de por vida. Ninguno de los dos organismos ha mostrado, en principio, que se considere como algo excepcional lo sucedido en el Calder¨®n. Existe una aparente desidia, aunque los dos remiten a sus futuras deliberaciones. En el caso de la Comisi¨®n Antiviolencia las determinaciones se tomar¨¢n seg¨²n los informes de los delegados del campo y de la polic¨ªa.
Una actitud que concuerda con la que mostraron ayer el director deportivo del club, Paulo Futre, el t¨¦cnico, Carlos Cantarero y los jugadores Mena y Luque.
Futre se mostr¨® especialmente condescendiente con la actitud de los radicales y justific¨® su reacci¨®n 'por la profunda decepci¨®n de no haber conseguido el ascenso'. Otra raz¨®n exculpatoria a juicio del portugu¨¦s es que 'estos chicos son gente joven'. Sin embargo jalon¨® su discurso con reiterados 'es imperdonable' entre justificaci¨®n y justificaci¨®n. A¨²n m¨¢s all¨¢ fue el interior zurdo Jos¨¦ Juan Luque. Para el centrocampista el Frente Atl¨¦tico 'estaba en su derecho y ten¨ªa que protestar'. Precisamente fue Luque uno de los jugadores que se mostr¨® m¨¢s descentrado en el terreno de juego, primero por la ausencia de los radicales y luego por su brutal irrupci¨®n. El sevillano mir¨® con insistencia el fondo donde se ubican los seguidores fan¨¢ticos. El entrenador del Atl¨¦tico, Carlos Cantarero, reconoci¨® que 'hombre, bien no nos ha venido la actitud del Frente', pero achac¨® la derrota a factores deportivos, como la expulsi¨®n del central Amaya.
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