'Tras matar a mi padre, degollaron a mi hermana y asesinaron a su beb¨¦'
Mohamed Chawkat Aburedyna, de 23 a?os, es un superviviente de la matanza de 1982. Perdi¨® a siete familiares, entre ellos su padre y su hermana. La tragedia de este muchacho ser¨¢ uno de los documentos m¨¢s importantes y estremecedores que se aportar¨¢n al tribunal de Bruselas.
'Nosotros viv¨ªamos en la calle principal de Chatila. Al principio de la tarde empezamos a o¨ªr los disparos. Se rumoreaba que los israel¨ªes hab¨ªan cercado el campo y que los falangistas libaneses hab¨ªan entrado en ¨¦l y se dedicaban a matar a la gente. O¨ªa a mi madre hablar alarmada, diciendo que aquello era una carnicer¨ªa', asegura Mohamed.
Sabra y Chatila vivieron durante cuatro d¨ªas en un ba?o de sangre, hasta que el s¨¢bado 17 de septiembre la comunidad internacional, la prensa y la Cruz Roja lograron romper el cerco impuesto por los soldados israel¨ªes, llegar al centro del campo y recoger los cad¨¢veres abandonados en las calles. La carnicer¨ªa hab¨ªa acabado.
'Los falangistas entraron en mi casa por el tejado. Est¨¢bamos todos juntos. Separaron a los hombres de las mujeres. Despu¨¦s de matar a mi padre, degollaron a mi hermana y asesinaron a su beb¨¦ que a¨²n no hab¨ªa nacido. A mi padre le dispararon a sangre fr¨ªa cuando estaba con las manos en alto contra la pared. Otros seis miembros de mi familia fueron asesinados con cuchillos y hachas. A mi hermana, que estaba embarazada de siete meses, se la llevaron junto con su marido. Le abrieron el vientre y mataron al ni?o que a¨²n no hab¨ªa nacido', relata Mohamed.
En medio de la locura, a aquel ni?o se le qued¨® grabada la ¨²ltima noche, cuando las milicias lo condujeron, junto con su madre y un grupo de vecinos, al estadio de f¨²tbol donde el Ej¨¦rcito israel¨ª llevaba a cabo los interrogatorios. Recuerda vagamente haber caminado por las calles ensangrentadas, llenas de cad¨¢veres, mientras intu¨ªa la sombra de otra gente escondi¨¦ndose, en la oscuridad, entre las ruinas de las casas. La llegada al complejo deportivo fue para ¨¦l como un estallido de sosiego: vio luz por primera vez en meses, sin darse cuenta de que muchos de los que le acompa?aban ser¨ªan despu¨¦s asesinados. Nunca ha sabido el n¨²mero de muertos.
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