Max Pam defiende la fotograf¨ªa como g¨¦nero autobiogr¨¢fico
Una antolog¨ªa descubre su obra en Madrid
'Fue una ¨¦poca en la que verdaderamente estaba perdido y, cuando vi el reclamo en un tabl¨®n de anuncios en la Universidad de Melbourne, pens¨¦ que no ten¨ªa nada que perder', cuenta Max Pam. Luego explica que su encuentro con Asia fue decisivo. 'Lo que vi all¨ª se impuso como una violenta revelaci¨®n, y todo cambi¨® definitivamente'. El viaje de Calcuta a Londres -ten¨ªa poco m¨¢s de veinte a?os- le permiti¨® descubrir que lo suyo era la fotograf¨ªa. Una determinada manera de hacer fotograf¨ªas. La exposici¨®n que se exhibe en el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid, dentro del programa de PHotoEspa?a 2001, constituye una buena introducci¨®n a sus temas recurrentes y a su personal forma de tratarlos.
'Lo que yo hago est¨¢ a mitad de camino entre la cr¨®nica period¨ªstica y una cierta vocaci¨®n art¨ªstica, pero lo que me interesa realmente de la fotograf¨ªa es su capacidad de retener y conservar momentos de tu vida'. Nacido en Melbourne en 1949, Max Pam ha llevado, y lleva, una vida que lo traslada permanentemente de un sitio a otro. Londres o Par¨ªs han sido algunas de las estaciones de su recorrido. Pero sobre todo Asia, desde aquel temprano viaje. Jap¨®n, Borneo, Filipinas fueron, entre otras muchas, escalas de su periplo. Trabaj¨® como mensajero, en una f¨¢brica de coches, en compa?¨ªas mineras o lavando platos. De tanto en tanto, de vuelta a Australia, donde finalmente se ha instalado en la ciudad de Perth.
Siempre fotografiando. 'Vas de un sitio a otro, haces un mont¨®n de im¨¢genes. Luego es como si rebobinaras, como si volvieras a poner una y otra vez la misma canci¨®n, como si regresaras donde estuviste y recuperaras cuanto te ha pasado a trav¨¦s de tus fotograf¨ªas. Esa dimensi¨®n autobiogr¨¢fica es el verdadero sentido de mi trabajo'.
Max Pam, que visita Madrid por primera vez, ha quedado deslumbrado por la exposici¨®n de Juan Manuel Castro Prieto en el Centro Cultural de la Villa. La de Castro Prieto, que fotograf¨ªa Per¨², es tambi¨¦n, como la suya, una mirada que redescubre un mundo ajeno. 'Yo estoy con William Klein', comenta, 'que dec¨ªa que no hay un instante decisivo, como proclamaba Cartier-Bresson. Todos los instantes son decisivos. La fotograf¨ªa, para m¨ª, es una respuesta inmediata a lo que te pasa. No puedes quedarte r¨ªgido frente a lo que el mundo te ofrece constantemente, tienes que estar alerta en todo momento'.
Paisajes, rostros, el barullo de las calles y de los locales asi¨¢ticos, tambi¨¦n su espiritualidad. Max Pam fue uno de los tantos que aterrizaron en Katmand¨² cuando aquello de los hippies y, aunque admite que es una historia desfasada, no se arrepiente de la experiencia. 'Estuvo bien tomarse todas aquellas drogas, pulsar distintos caminos espirituales, los desbarres de Allen Ginsberg y todos los dem¨¢s. Era una manera de buscar lo que quer¨ªas ser'.
Su encuentro con el fot¨®grafo Bernard Plossu, con el que comparte la manera de entender su trabajo, fue muy importante para que su obra circulara por Europa. En 1992, la editorial Marval public¨® Going east, el resumen de veinte a?os de patearse el continente asi¨¢tico. Otra editorial francesa, Filigranes, public¨® en 1999 Max Pam. Del a?o 2000 son sus libros Ethiopia (Les Imaginayres, Toulouse) e Indian ocean journals (Steidl, Gottingen). Actualmente prepara Asiatic bodies y, desde hace un tiempo, ha roto su fidelidad al blanco y negro para fotografiar tambi¨¦n en color. 'Es como cambiar de instrumento musical'.
Junto a sus im¨¢genes, que incluyen su caligraf¨ªa para datar el momento y lugar de la toma, el Jard¨ªn Bot¨¢nico muestra algunos de sus collages, donde combina fotos propias, mapas y 'recuerdos' (cajas de cerillas, por ejemplo). 'Es un homenaje a la est¨¦tica del siglo XIX. En esos tiempos, el Imperio Brit¨¢nico se ocup¨® de dar una imagen muy precisa de la India. Los collages son otro viaje, pero esta vez en el tiempo'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.