Adi¨®s, soltero, adi¨®s
La ¨²ltima historia que me han contado acerca de una despedida de soltero fue hace unos 15 d¨ªas, en La Bisbal d'Empord¨¤. La fiesta -de hombres- termin¨® en el viaje de vuelta en autob¨²s donde los participantes hicieron cola para beneficiarse a la vedette que una hora antes hab¨ªa actuado para ellos; mientras, el conductor hac¨ªa la vista gorda e intentaba concentrarse para no precipitar el autob¨²s en alguna de las peligrosas curvas de esta zona. La versi¨®n oficial es que ni uno se qued¨® sin su raci¨®n, lo que contribuy¨® a propagar el ¨¦xito de esa clase de despedidas por toda la comarca. Lo que no se sabe con certeza es si el susodicho conductor tuvo, al final de trayecto, alguna propina.
Bagdad y Mercashow son mecas de las despedidas de soltero junto a las empresas que organizan juergas
Remontando los a?os, seguro que m¨¢s de uno habr¨¢ o¨ªdo la historia de aquella chica -blanca- que celebr¨® su despedida de soltera en Mercashow y que al cabo de nueve meses -en presencia de su marido, blanco- dio a luz a un beb¨¦ de raza negra. Nadie ha probado si es cierto o no, lo que s¨ª es real son las bacanales que se organizan en muchas despedidas privadas, algunas de las cuales terminan en el Bagdad. All¨ª, el p¨²blico presente puede comprobar como el novio tiene que dar la talla en un escenario que rueda para que nadie se pierda detalle; mientras, los amigos, apurados por tan excitante espect¨¢culo, se suman a la corrida lanz¨¢ndose al ruedo y practicando el onanismo, que en esos casos resulta ser m¨¢s eficaz que la chica. No por ella, sino por lo muy cortado que, normalmente, se siente el novio.
Otra meca de las despedidas es Mercashow: un hervidero de pasiones y arrebato colectivo, tal como ellos lo definen. Uno de los ganchos es la prohibici¨®n de p¨²blico de sexo masculino, aunque, por ejemplo, el pan tenga forma f¨¢lica. Una vez caldeado el ambiente, las damas contemplan el espect¨¢culo. Los boys se van quitando la ropa hasta quedar en tanga, luego se pasean entre el p¨²blico y se deleitan con la novia. Al final regresan al escenario y se esconden unos segundos tras los cuales aparecen desnudos y con una erecci¨®n m¨¢s o menos considerable. Ahora ya no se pueden tocar.
Nosotros hemos recurrido a una de esas empresas que organizan la juerga sin que los clientes tengan que preocuparse de nada. En La ¨²ltima farra, por ejemplo, cada grupo lleva un coordinador, que es el que paga el autocar, el restaurante, la discoteca, se encarga de buscar un taxi cuando hace falta y controla que tanto la comida como el espect¨¢culo est¨¦n a punto. Tambi¨¦n es el que anima si la fiesta decae o, por el contrario, hace bajar la euforia cuando el ambiente se caldea demasiado y el trato no era ese.
Los grupos acostumbran a ir disfrazados: ellos de romanos, bailarinas, conejitos blancos... Ellas de ni?as, brujas... Siempre hay una cena que acostumbra a terminar con un strip-tease dedicado al novio o la novia, que acaban jugando con el artista. El sexyboy o la sexygirl, en t¨¦rminos generales, se dedican exclusivamente a ese trabajo. Son hombres y mujeres que cuidan su cuerpo y su vestuario y que tienen sus reglas establecidas. Aunque si se pasan de la raya es asunto suyo.
No contentos con un strip-tease, cada vez son m¨¢s los grupos que prefieren otras emociones. Seguro que ese novio no olvidar¨¢ jam¨¢s la despedida que le organizaron sus compa?eros y que consist¨ªa en un viaje de Barcelona a Palma de Mallorca en barco. El novio fue obligado a disfrazarse de jabal¨ª y sus amigos se dedicaron a dispararle con una pistola llena de tinta: cuando alguien daba en el blanco la v¨ªctima ten¨ªa que pagarle una copa. Otra despedida para no olvidar consisti¨® en atar al novio a la puerta de cada bar donde el resto del grupo entraba y se lo pasaba en grande.
Tampoco es manca la idea de contratar a una mujer para que el d¨ªa de la boda se declare su amante delante de todos. Aunque quiz¨¢ la historia m¨¢s sorprendente fue emborrachar al futuro esposo hasta el l¨ªmite de no saber d¨®nde lo llevaban. Una vez dormido, lo subieron a una avioneta y lo lanzaron en paraca¨ªdas (por fortuna, los amigos tuvieron el detalle de escoger un modelo de paraca¨ªdas biplaza en el que iba incorporado un monitor).Y ya, puestos a las emociones fuertes, si de lo que se trata es de reventar al novio en los d¨ªas previos a la boda, existe un pack de 24 horas donde no se le deja ni respirar. Asistimos a algunas escenas y podemos asegurar que el novio termin¨® en urgencias. Todo de buen rollo, qu¨¦ remedio.
A las seis y media de la ma?ana los amigos recogen al novio en coche y se lo llevan de quads -esas motos de cuatro ruedas- por caminos de tierra en la zona de Manresa. El novio se cae dos veces sin aparentes consecuencias, hasta que la rodilla empieza a hincharse. La fiesta sigue todo el d¨ªa hasta que llega la hora de la cena y aparece la chica. El novio se ve en apuros, pero aguanta como puede. Y aqu¨ª no ha pasado nada. Una limusina lo lleva a la Carpa Am¨¦rica. El novio est¨¢ a punto de rendirse cuando encuentra a su futura esposa entre los que bailan. A las cinco y media de la madrugada ella le convence para ir a urgencias. La espera ser¨¢ larga y 24 horas despu¨¦s consigue regresar a su casa escayolado. Seguro que no olvidar¨¢ ese d¨ªa, ni ¨¦l ni todos los que se avienen a pasar por esos trances. Aunque de eso se trata.
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