Fantasmas libaneses
El lunes pasado, 28 supervivientes de las matanzas en 1982 de los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en L¨ªbano, donde fueron asesinados entre 1.500 y 3.000 palestinos, solicitaron a un juez en Bruselas que procesara al primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, por su responsabilidad en aquella horrible carnicer¨ªa. La demanda se ha interpuesto en B¨¦lgica gracias a una ley enmendada en 1999 por la que los cr¨ªmenes de guerra son perseguibles ante la justicia belga, y con arreglo a la cual han sido recientemente condenados a fuertes penas los acusados por las matanzas de Ruanda.
Ninguna opini¨®n independiente duda ya de que Sharon tuviera conocimiento de la matanza que preparaba la falange cristiana libanesa, aliada de Israel, e incluso de que hubo comprobaci¨®n en directo de la masacre sin que los militares israel¨ªes acampados en las inmediaciones al mando del hoy primer ministro movieran un dedo para impedirlo. El esc¨¢ndalo, tambi¨¦n en Israel, fue colosal y una comisi¨®n de investigaci¨®n, dirigida por el presidente del Tribunal Supremo, estableci¨® la responsabilidad 'indirecta' de Sharon, por lo que tuvo que dimitir como ministro de Defensa, aunque el primer ministro, Men¨¢jem Beguin, le nombrara acto seguido ministro sin cartera.
El que fuera presidente del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, James Goldstone, ha considerado que hab¨ªa motivos para procesar a Sharon. No parece f¨¢cil, sin embargo, que eso ocurra, y en un asunto con alg¨²n parecido al del Gobierno espa?ol y el general Pinochet, Bruselas estar¨¢ rogando ahora al cielo que se desestime el caso. Israel ya ha advertido que ning¨²n representante oficial de su pa¨ªs va a visitar B¨¦lgica mientras penda esa amenaza sobre el primer ministro, que, en todo caso, se ver¨ªa amparado por una protecci¨®n de inmunidad diplom¨¢tica de la que Pinochet, demasiado arrogante, prescindi¨® cuando viaj¨® a Londres.
Pero, pidiendo s¨®lo que la justicia siga inexorablemente su curso, hay que subrayar un hecho que podr¨ªa ser hist¨®rico. ?sta es la primera escaramuza ante la justicia internacional que implica al contencioso palestino-israel¨ª. ?se puede ser el camino para que futuras reclamaciones de refugiados palestinos, despose¨ªdos de sus hogares y sus tierras por el Estado sionista, se abran paso un d¨ªa por la v¨ªa civil y, por esa raz¨®n, Israel buscar¨¢ impedirlos en un eventual acuerdo de paz.
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