Espect¨¢culo
Celia Cruz, Albita Rodr¨ªguez y Lucrecia forman el All Stars de las cantantes que un d¨ªa abandonaron Cuba. As¨ª que no es probable que se hable de esta Pasi¨®n cubana en el Granma. Menos a¨²n si quien financia la operaci¨®n, con grito incluido de 'Cuba Libre' -y no se trataba de publicitar la bebida-, es una marca de ron que tiene como logotipo un murci¨¦lago.
La historia de la di¨¢spora musical de la isla se podr¨ªa escribir a trav¨¦s de las figuras de Pasi¨®n cubana: Celia Cruz decidi¨® no regresar a La Habana hace m¨¢s de cuarenta a?os; Paquito D'Rivera desert¨® en el aeropuerto de Barajas en los a?os ochenta; Albita huy¨® a Estados Unidos a principios de los noventa, cuando Lucrecia prefiri¨® quedarse a vivir en Barcelona.
Pasi¨®n cubana
Celia Cruz, Albita, Lucrecia (cantantes), Paquito D?Rivera y Bacard¨ª Banda Gigante. La Riviera. Madrid, 28 de junio.
Present¨® la fiesta Fernando Labrador, personaje del mundo radiof¨®nico salsero. Y sali¨® Paquito D'Rivera saludando con el clarinete, instrumento del que es un maestro. Le dur¨® poco porque se dedic¨® a enlazar con el saxo alto fragmentos de Lecuona y canciones populares sobre el tempo acelerado de una orquesta al estilo de las del Tropicana de antes de la revoluci¨®n.
En esas lleg¨® Albita, que ha olvidado la imagen andr¨®gina con la que cautiv¨® a Madonna y Versace, y luce media melena. Qu¨¦ manera de quererte contin¨²a siendo su mejor baza y a ella recurri¨®. Un vozarr¨®n que no desmerece al que Lucrecia solt¨® para pedir amparo a la Caridad del Cobre. Celia Cruz acudi¨® con su caballero andante, Pedro Knight, su cabecita de algod¨®n. Al grito de ?asss¨²car! cant¨® Que le den candela. A estas alturas, m¨¢s que emocionar la guarachera, emociona la devoci¨®n (merecid¨ªsima) que se le tiene. C¨®mo la gente corea su nombre en la Bemba color¨¢.
El p¨²blico lo pasa en grande, y los medios, encantados de que se les sirva en bandeja veraniega un encuentro de esta ¨ªndole. La valoraci¨®n musical es otra cosa. Estas reuniones improvisadas suelen chirriar porque el talento musical no obedece a la aritm¨¦tica ni a las leyes de la Gestalt: el todo aqu¨ª es menos que la suma de las partes. Ya la presencia de Sara Baras en Pasi¨®n cubana merecer¨ªa alguna explicaci¨®n razonable. Por m¨¢s que Paquito record¨® los lazos musicales entre Cuba y Espa?a, y hasta tracion¨® a su mujer convirtiendo por una noche To Brenda with love en Para Sara con amor, lo de la omnipresente bailarina fue para olvidar. Al final cantaron, ?lo adivinan?, Guantanamera. Y se acordaron de Tito Puente con Oye c¨®mo va. Hoy est¨¢n en Lisboa.
Babelia
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