Un civil en el Cesid
El nombramiento del diplom¨¢tico Jorge Dezcallar como nuevo director del Cesid, con rango de secretario de Estado, es el pr¨®logo de una reforma m¨¢s amplia del servicio de inteligencia. Un organismo cuyo estatuto ambivalente refleja su ambigua naturaleza legal y administrativa. La necesidad de fijar normas claras para un trabajo por definici¨®n subterr¨¢neo hab¨ªa sido solicitada tanto desde sectores pol¨ªticos a ra¨ªz de los esc¨¢ndalos que han sacudido el Centro -desde las escuchas al tr¨¢fico de papeles de Perote- como desde los propios funcionarios, que se sent¨ªan a la intemperie cada vez que estallaban esos esc¨¢ndalos.
El ministro portavoz tuvo ayer inter¨¦s en aclarar que el rango del nuevo titular no prejuzga el estatuto futuro del servicio, que se establecer¨¢ en la ley que prepara el Gobierno para el oto?o, seg¨²n adelant¨® Aznar en el debate del estado de la naci¨®n. Sin embargo, el rango de secretario de Estado, por encima de los directores de la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil, parece anticipar la intenci¨®n de atribuirle la coordinaci¨®n de los diferentes servicios de informaci¨®n, incluyendo los de esos dos cuerpos policiales.
El ministro del Interior, Mariano Rajoy, se hab¨ªa mostrado contrario a esa posibilidad, dado que la lucha antiterrorista, objetivo central de todos los servicios de informaci¨®n, corresponde a su ministerio. El detalle de que la toma de posesi¨®n vaya a celebrarse hoy en La Moncloa, y no, como hasta ahora, en el Ministerio de Defensa, podr¨ªa interpretarse como un signo de que el Cesid pasar¨¢ a depender a todos los efectos de Presidencia. Aunque desde 1984 se define a ese servicio como '¨®rgano de informaci¨®n del presidente de Gobierno' para determinadas funciones, hasta hoy depende funcionalmente (en cuestiones de personal y presupuesto) del Ministerio de Defensa.
En todo caso, la personalidad del nuevo director, figura clave en la organizaci¨®n de la Conferencia de Madrid sobre Oriente Pr¨®ximo en 1991, hasta ahora embajador en Marruecos y primer civil al frente del Cesid, parece una garant¨ªa de que la reforma ir¨¢ en el sentido deseable: el de una regulaci¨®n que permita hacer compatible la reserva propia del servicio secreto con alg¨²n mecanismo de control parlamentario y judicial. Los ejemplos de otros pa¨ªses demuestran que existen f¨®rmulas para intentarlo.
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