Un falso debate
La discusi¨®n sobre el calendario escolar supera los m¨¢rgenes de la dimensi¨®n escolar. Pensamos que se trata de una cuesti¨®n social y que de ninguna manera la soluci¨®n puede pasar por aumentar el horario laboral del profesorado. Nos encontramos, pues, ante un falso debate en el que entran en colisi¨®n dos cuestiones con muy poca conexi¨®n entre ellas.
Una primera cuesti¨®n hace referencia a la leg¨ªtima necesidad de compaginar el horario laboral con la vida familiar. Se argumenta que ha habido factores que han agravado esta situaci¨®n: incorporaci¨®n progresiva de la mujer al mundo del trabajo remunerado, cambios en la estructura familiar, incremento de las horas de trabajo... Es posible que estas circunstancias puedan influir en la cuesti¨®n. Sin embargo, hay un factor que a menudo se olvida. En una sociedad en la que el dinero y el triunfo social a cualquier precio son los valores dominantes, el valor de la educaci¨®n, del esfuerzo y de la cultura ha quedado relegado a un segundo t¨¦rmino. Esto comporta, entre otras cosas, una p¨¦rdida del valor social de la instituci¨®n escolar.
Hay sectores que hablan incluso de una supuesta deserci¨®n de los padres de la educaci¨®n de sus hijos. Tal vez sea ¨¦sta una acusaci¨®n exagerada, pero en cualquier caso s¨ª hay una tendencia generalizada a delegar todo el proceso educativo en la instituci¨®n escolar. Una instituci¨®n que, a la vez, est¨¢ sumergida en cambios profundos: ha dejado de ser el centro de adquisici¨®n del conocimiento, a menudo deja de ser el medio para el ascenso social, la relaci¨®n entre titulaci¨®n y nivel salarial ya no es tan directa...
Otra cuesti¨®n diferente ser¨ªa analizar cu¨¢les son las necesidades reales de los alumnos. ?Es necesario incrementar los horarios escolares y los extraescolares? Ning¨²n experto en educaci¨®n apuesta por esta idea. Adem¨¢s, si el par¨¢metro de referencia es la Uni¨®n Europea, en Espa?a estamos situados en la franja alta de las horas de escolarizaci¨®n.
?No ser¨ªa m¨¢s l¨®gico reivindicar una disminuci¨®n de nuestro horario laboral para as¨ª disponer del tiempo que nos permita compartir m¨¢s la vida con nuestros hijos? Porque lo que no podemos permitir, como apunta el soci¨®logo Salvador Card¨²s, es que la racionalidad productivista destroce la posibilidad de que las familias dispongan de tiempo para dedicar a la educaci¨®n de sus hijos.
Carles Mart¨ªnez es portavoz del sindicato USTEC¡¤STEs
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