La carretera N-340
Un peque?o tramo de cinco kil¨®metros se ha convertido en centro de tr¨¢fico de magreb¨ªes
La carretera N-340 es una cinta de 1.200 kil¨®metros paralela a la costa desde C¨¢diz hasta Barcelona. Un peque?o tramo de cinco kil¨®metros (entre el 69 y el 74) se ha convertido en el centro del tr¨¢fico de magreb¨ªes que entran en Espa?a a bordo de pateras. Durante los seis primeros meses del a?o, la Guardia Civil ha interceptado en la zona a 629 inmigrantes clandestinos, ha detenido a 33 mafiosos que los trasladaban a otros puntos de Espa?a y ha intervenido 84 veh¨ªculos en los que eran transportados.
El tramo que une las ensenadas de Bolonia y Valdevaqueros es muy transitado por los turistas, porque all¨ª se hallan algunas de las playas m¨¢s hermosas de Andaluc¨ªa. Sus calas son tambi¨¦n las preferidas por los pilotos de las pateras, que durante la ¨²ltima semana han depositado en ellas a 1.500 inmigrantes. La mayor¨ªa ha conseguido burlar los controles de la Guardia Civil y se ha escondido entre la vegetaci¨®n del monte conocido como cerro Ben¨ªtez.
A trav¨¦s de m¨®viles contactan con las mafias de transportistas, formadas por marroqu¨ªes que residen legalmente en Espa?a. Cuando cae la noche, la carretera se llena de veh¨ªculos destartalados, la mayor¨ªa con matr¨ªculas de Murcia, Almer¨ªa e Italia, en busca de sus clientes. Entonces comienza entre ellos y la Guardia Civil un juego del gato y el rat¨®n hasta el amanecer. Los traficantes se apostan en los aparcamientos de los restaurantes El Olivo, El Apolo y Puerto de Facina, y frente al hotel San Jos¨¦ del Valle o recorren la carretera en uno y otro sentido durante horas. Cuando los agentes les piden la documentaci¨®n y les preguntan qu¨¦ hacen tan lejos de su residencia, todos dan la misma respuesta: 'Voy a arreglar papeles en el consulado de Marruecos en Algeciras'.
La ¨²nica opci¨®n que les queda a los guardias es acosarles con multas para reventarles el negocio. La m¨¢s frecuente consiste en sancionarlos con 50.000 pesetas por circular con carn¨¦s de conducir marroqu¨ªes, no homologados en la UE. El sargento Diego, comandante del cuartel de Facina, ostenta un r¨¦cord de eficacia: 'Hace un mes, en s¨®lo 5 horas, multamos 36 coches conducidos por marroqu¨ªes en un tramo de 12 kil¨®metros', afirma.
Otras veces se apoyan en la Ley de Impuestos Especiales o en el C¨®digo Penal para intervenir sus veh¨ªculos y ponerlos a disposici¨®n judicial. Pero los mafiosos no se desaniman: en cuanto el juez les devuelve su coche, tornan a las andadas. La cantidad que cobran a sus compatriotas por trasladarlos hasta Almer¨ªa, Murcia, Valencia o Barcelona oscila entre las 150.000 y las 300.000 pesetas. Adem¨¢s, tienen un nuevo m¨¦todo para evitar que les quiten los coches. En los ¨²ltimos cinco meses se han disparado los robos de veh¨ªculos en Algeciras. El alf¨¦rez Joaqu¨ªn Franco, comandante del puesto de la Guardia Civil de Tarifa, explica por qu¨¦: 'Los traficantes dejan su coche en las afueras de la ciudad, birlan otro y vienen en ¨¦l a recoger a los irregulares. Luego vuelven a Algeciras, abandonan el veh¨ªculo robado, trasladan a los inmigrantes al suyo y siguen rumbo a su destino'. Si los sorprenden, cruzan el coche en la carretera y salen corriendo campo a trav¨¦s. Saben que los agentes tendr¨¢n que retirar el veh¨ªculo antes de perseguirlos para evitar un accidente.
El conductor no viaja solo, sino con otros marroqu¨ªes, tambi¨¦n regularizados, que se despliegan por el campo para localizar a los que permanecen escondidos. Los re¨²nen y los acercan a la N-340. Entonces llaman por m¨®vil al jefe. Para fijar el punto de recogida dejan se?ales en la carretera: una mochila o una camisa atada a un quitamiedos, son las m¨¢s frecuentes. Pero la Guardia Civil las conoce y se gu¨ªa por ellas para localizarlos. Cuando los agentes enfocan sus linternas hacia los matorrales, se produce una espantada de gente. Comienza una persecuci¨®n cuyo resultado depender¨¢ de los pulmones de los participantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.