Las pruebas de imprenta de 'Cien a?os de soledad' saldr¨¢n a subasta por 95 millones
El original de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se subastar¨¢ en septiembre con un precio de salida de 95 millones
Hasta en Macondo los duendes de imprenta intentaron hacer de las suyas. Cuando el esposo de ?rsula Iguar¨¢n fue a conocer ese enorme 'diamante' llamado hielo estuvo a punto de cambiar de nombre y llamarse Jos¨¦ 'Antonio' Buend¨ªa; hasta que los ojos de Garc¨ªa M¨¢rquez vieron la diablura y la barrieron de un plumazo al colocar al patriarca de la estirpe en su sitio y rebautizarlo como lo que era y deb¨ªa ser: Jos¨¦ 'Arcadio'.
?ste es un murmullo de la algarab¨ªa que se avecina desde Macondo. Una bulla que ir¨¢ creciendo cuando dentro de dos semanas se distribuyan los cat¨¢logos de este lote de piezas literarias del escritor colombiano (Aracataca, 1927), aunque la principal sea ese Cien a?os de soledad en v¨ªsperas de su primera edici¨®n del 30 de mayo de 1967.
Es un mamotreto de 180 folios grandes que guardan el color amarillento de los 34 a?os de vida de la novela, y que envi¨® la editorial Sudamericana, de Buenos Aires, a Garc¨ªa M¨¢rquez a M¨¦xico DF para que los revisara, despu¨¦s de que el escritor hubiera estado trabajando en ella 18 meses sin parar (1965-1966). Son galeradas con correcciones a bol¨ªgrafo y rotulador que salpican, y a veces casi enmara?an, las p¨¢ginas en busca de afinar el destino prodigioso de una familia que lleg¨® a aquel perdido lugar cuando el mundo estaba tan reci¨¦n hecho 'que muchas cosas carec¨ªan de nombre, y para mencionarlas hab¨ªa que se?alarlas con el dedo'.
P¨¢ginas que, para empezar, muestran la solidez de la construcci¨®n de un Macondo que pas¨® de ser una rancher¨ªa 'costruida' a 'una aldea de 20 casas de barro y ca?a brava 'construidas' a la orilla de un r¨ªo de aguas di¨¢fanas'. Y as¨ª, p¨¢gina tras p¨¢gina en las que se arreglan o cambian palabras rebeldes, frases hu¨¦rfanas, oraciones insatisfactorias o, incluso, ideas de l¨ªneas enteras que no llegar¨ªan a ver la luz tras ser ocultadas por un tach¨®n firme y grueso. En definitiva, se trata de la posibilidad de ser testigos de la creaci¨®n de un destino y de los designios de un creador que deja claro que las mariposas deben ser 'amarillas'; donde la '?pera Magna' se convierte en 'Alquimia'; 'ninguno' en 'alguno'; 'troglodita' en 'atarv¨¢n'; 'visto' en 'notado'; la 'prodigalidad' viene a ser 'el desperdicio'; 'carcomido' es 'sofocado'; o un mundo donde los 'fen¨®menos' terminan por ser 'cambios'.
Son algunas observaciones que delinearon una de las novelas m¨¢s importantes del siglo XX y que permitieron su salida final despu¨¦s de que estuviera rondando en la cabeza de Gabo desde 1948, cuando empezara a escribir una novela que ten¨ªa por t¨ªtulo La casa.
Originales
Aunque este texto de Cien a?os de soledad no es un manuscrito como tal, son las ¨²ltimas pruebas de imprenta que, corregidas por el propio autor, han pasado a ser consideradas por la Unesco como originales, teniendo en cuenta que hoy los bocetos o las primeras versiones de obras contempor¨¢neas ya casi no existen, por las m¨¢quinas de escribir y, sobre todo, por los ordenadores, en cuyos disquetes no quedan huellas de sus cambios. Adem¨¢s, ni siquiera Francisco Porr¨²a sabe d¨®nde est¨¢n los originales que le envi¨® por correo Garc¨ªa M¨¢rquez a Sudamericana: 590 'cuartillas', folios, que viajaron a Buenos Aires en dos paquetes distintos porque cuando Gabo fue a enviar el sobre, ¨¦ste costaba m¨¢s de lo que ten¨ªa en el bolsillo. As¨ª es que envi¨® la mitad y luego fue con su esposa a empe?ar lo ¨²ltimo que le quedaba en casa para obtener el dinero del segundo env¨ªo.
Lo que se ofrece ahora es la semilla de ese Cien a?os de soledad que enseguida conquistar¨ªa el ¨¦xito, una especie de preedici¨®n que pertenec¨ªa al cineasta espa?ol Luis Alcoriza (Badajoz, 1921-Cuernavaca, 1992), quien durante su exilio en M¨¦xico con su esposa Janet Reinsenfeld conoci¨® en los a?os sesenta a un treinta?ero Garc¨ªa M¨¢rquez. Ambos mantuvieron una gran amistad que qued¨® reflejada en el obsequio de Gabo a Alcoriza de estas ¨²ltimas galeradas corregidas por ¨¦l mismo con una dedicatoria que dice: 'Para Luis y Janet, una dedicatoria repetida, pero que es la ¨²nica verdadera: 'Del amigo que m¨¢s los quiere en este mundo', GABO 1967'. A?os m¨¢s tarde, Garc¨ªa M¨¢rquez a?adir¨ªa: 'Confirmado, GABO / 1985'. La suya fue, incluso, una amistad que tambi¨¦n les permiti¨® trabajar juntos. Alcoriza, autor de pel¨ªculas como Los caifanes, adapt¨® del Nobel colombiano el cuento En este pueblo no hay ladrones, y en el filme aparecen el propio Gabo, adem¨¢s de Juan Rulfo y Luis Bu?uel.
Pero ahora estas pruebas de imprenta pertenecen a los herederos de Alcoriza, quienes las han entregado a Subastas Vel¨¢zquez (Consell de Cent, 278, Barcelona) para venderlas al mejor postor, seg¨²n Haro i Perich, su propietario. Ya han mostrado inter¨¦s dos universidades de Estados Unidos, un coleccionista privado franc¨¦s y dos espa?oles. Y, aunque los Gobiernos de Colombia y de Espa?a fueron informados hace unas semanas, a¨²n no han expresado nada oficial al respecto.
En Colombia, sin embargo, el tema ya es p¨²blico y de debate. El primero en enterarse fue Conrado Zuluaga, consejero cultural de la Embajada de Colombia en Espa?a y experto en la obra de Garc¨ªa M¨¢rquez, quien, tras recibir la visita de Haro, inform¨® a su Gobierno de la subasta, y no ha negado la importancia de que esta pieza se quede en su pa¨ªs. Una noticia que ha dado mucho que hablar all¨ª porque, en medio del entusiasmo, algunos medios de comunicaci¨®n han preguntado si en un momento econ¨®mico como el que atraviesa el pa¨ªs se justificar¨ªa una adquisici¨®n cultural de cerca de medio mill¨®n de d¨®lares, como m¨ªnimo, por ser el precio de salida. Algo que para Zuluaga tiene poca discusi¨®n, 'debido a que se trata del original de la obra en espa?ol m¨¢s importante del siglo XX, escrita por un compatriota'; mientras, otros dicen que al pagar ese precio se pueden dejar de comprar algunas piezas de armamento.
As¨ª es como el murmullo de la estirpe de los Buend¨ªa y Macondo, con todos sus finados, dolientes y criaturas proteicas que trenzan la historia y la mitolog¨ªa, se ha vuelto a hacer sentir. La bulla al conocer su ¨²ltimo destino ser¨¢ el viernes 21 de septiembre, cuando Subastas Vel¨¢zquez diga 'vendido a...'. Y ser¨¢ precisamente en una ciudad importante para Garc¨ªa M¨¢rquez: Barcelona, porque fue all¨ª donde se guareci¨® del primer chubasco de elogios de su novela al irse a vivir a finales de los a?os sesenta y comienzos de los setenta. Y porque all¨ª, tambi¨¦n, fue donde intent¨® expulsar los demonios literarios de Cien a?os de soledad a trav¨¦s de un ejercicio que lo llevar¨ªa a 'aprender a escribir' de nuevo, seg¨²n ha confesado ¨¦l mismo. Un conjuro del que saldr¨ªa El oto?o del patriarca.
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