Una fuga de pel¨ªcula
Un vecino de Gandia, encarcelado en Per¨² por tr¨¢fico de drogas, logr¨® escapar de la c¨¢rcel y volver a Espa?a
La historia de Salvador Alfonso Escriv¨¤, de 35 a?os, supera cualquier ficci¨®n. Hijo menor de cuatro hermanos de una familia del Grau de Gandia (Valencia) era un empresario 'extrovertido, culto y emprendedor' hasta que sus titubeos con las drogas acabaron por truncar su vida. El 5 de marzo de 1996, Salvador se dirigi¨® a Per¨². Diecis¨¦is d¨ªas despu¨¦s era detenido acusado de tr¨¢fico de drogas tras serle requisados 180 gramos de coca¨ªna en la habitaci¨®n del hotel. Salvador ingres¨® en el penal de San Pedro, en el distrito de San Juan de Lurigancho en Lima (Per¨²), y empez¨® para ¨¦l 'el peor calvario que puede sufrir un hombre', relataba ayer su hermana Mar¨ªa ?ngeles. Un a?o despu¨¦s se celebr¨® el juicio, 'injusto y lleno de irregularidades' seg¨²n la familia, y fue condenado a diez a?os. Su situaci¨®n cambi¨® el pasado 29 de enero, cuando decidi¨® arriesgar su vida en un intento desesperado de huida del que sali¨® airoso. Fue el primer preso que lograba escapar de esa prisi¨®n. M¨¢s de un centenar han muerto en el intento.
La noticia se supo a finales de marzo, pero hasta ahora, tanto ¨¦l como la familia han mantenido un mutismo total hasta que la recuperaci¨®n f¨ªsica de Salvador lo permitiese, y se solucionara su situaci¨®n legal. Ayer estaba previsto que compareciera en conferencia de prensa para relatar los pormenores de su fuga. Pero, por consejo m¨¦dico, no pudo acudir. Su abogado, Javier Reig, y su hermana Mar¨ªa ?ngeles, hicieron de portavoces y relataron su periplo desde la evasi¨®n, el pasado 29 de enero, hasta la llegada a Espa?a, dos meses y 14 d¨ªas despu¨¦s.
Salvador hab¨ªa cumplido cinco a?os de condena. Un tiempo en el que tuvo que adaptarse a un penal en el que se hacinaban 6.800 personas. En este tiempo super¨® la tuberculosis y una neumon¨ªa, adem¨¢s de numerosas palizas en reyertas en las que perdi¨® parte de la dentadura. Pero consigui¨® convertirse en un ¨¢gil trepador, y comunicaba con el resto de pabellones de la penitenciar¨ªa por el techo. Fue as¨ª como lleg¨® a conocer todos los recovecos de la c¨¢rcel, y las costumbres de los funcionarios. Una noche plane¨® su huida sin mencionarlo a nadie. Aprovech¨® que no hab¨ªa luna, y que la guardia llevaba m¨¢s de 24 horas sin relevo, y salt¨® una primera valla. Permaneci¨® oculto hasta que vio el momento adecuado y super¨® el ¨²ltimo tramo hasta el muro exterior, donde vigilan los francotiradores 'que disparan a matar', cuenta su hermana.
El gobierno peruano no supo de la desaparici¨®n de Salvador hasta quince d¨ªas despu¨¦s de su fuga. Una congresista, Martha Ch¨¢vez, partidaria de Fujimori, en plena crisis pol¨ªtica, lanz¨® la noticia de que los restos de Salvador hab¨ªan sido encontrados en el penal 'devorados por sus compa?eros' y pidi¨® la comparecencia del ministro de Justicia, Diego Garc¨ªa. El bulo permiti¨® a Salvador atravesar m¨¢s de mil kil¨®metros sin que sobre ¨¦l recayera una orden de b¨²squeda y captura. Con la ayuda econ¨®mica de la familia, cruz¨® a Ecuador y en la embajada espa?ola en Quito le hicieron un salvoconducto con el que viaj¨® a Cuba y a Espa?a.
'Nunca pens¨¦ que lo lograr¨ªa', comenta Mar¨ªa ?ngeles. 'La historia de Salvador tiene que servir de advertencia al gobierno espa?ol sobre la situaci¨®n que viven muchos presos encarcelados en prisiones extranjeras', reclama esta mujer, que lamenta adem¨¢s que a su hermano no se le aplicara el tratado de transferencia de presos firmado entre Per¨² y Espa?a, al que Salvador solicit¨® acogerse en 1997. 'Hay diecinueve presos espa?oles m¨¢s en Lurigancho, y uno de ellos, Jos¨¦ Luis, ya ha cumplido la condena y sigue en el penal sin que nadie se acuerde de ¨¦l'.
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