'Argelia est¨¢ viviendo una insurrecci¨®n social y pol¨ªtica'
Argelia vivir¨¢ hoy otra jornada explosiva. La regi¨®n de Cabilia observ¨® ayer una huelga y unos 5.000 delegados bereberes tienen la intenci¨®n de desplazarse hoy hasta Argel para expresar sus reivindicaciones coincidiendo con el 39? aniversario de la independencia del pa¨ªs. Su protesta ha sido prohibida por temor a que se repitan los incidentes con los que concluy¨® la masiva manifestaci¨®n del 14 de junio.
Desde su exilio en Lausanne (Suiza), Hocine Ait Ahmed, de 74 a?os, expresa el temor de que 'el poder manipule a elementos ajenos a la manifestaci¨®n para suscitar animosidad entre los bereberes sospechosos de separatismo y los dem¨¢s argelinos'.
Este hist¨®rico dirigente de la independencia, que encabeza el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), un partido muy implantado entre los bereberes, manutuvo ayer una conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S.
'La actual crisis ha dado al traste con el mito de la bipolarizaci¨®n del pa¨ªs entre Ej¨¦rcito e islamistas'
Pregunta. ?Por qu¨¦ se ha agudizado la crisis en Argelia desde hace un par de meses?
Respuesta. Por el hartazgo de una poblaci¨®n, sobre todo los j¨®venes, que el r¨¦gimen trata con lo que llamamos la hogra, una mezcla de desprecio y de abuso de poder. Es una insurecci¨®n social contra las penurias que padecen, pero es tambi¨¦n una insurecci¨®n pol¨ªtica a favor de la democracia.
P. La protesta arranca en abril en Cabilia, una zona bereber que reclama el reconocimiento de su especificidad cultural.
R. S¨ª, pero en ning¨²n caso puede ser reducida a una reivindicaci¨®n ling¨¹istica leg¨ªtima -un mejor reconocimiento de la lengua bereber-, sino que abarca con mayor o menor intensidad a casi todo el pa¨ªs y va mucho m¨¢s lejos. A su manera, los j¨®venes piden una refundaci¨®n del Estado. Al final, todas las demandas convergen, cualquiera que sea su origen.
P. ?Por qu¨¦ los islamistas no han conseguido recuperar en parte el descontento?
R. El r¨¦gimen se ha empe?ado en bipolarizar el pa¨ªs. S¨®lo hab¨ªa dos actores, los islamistas y el Ej¨¦rcito, ¨²nico baluarte frente a los temibles barbudos. La actual crisis ha demostrado que hay otros actores, los j¨®venes, la sociedad civil. ?Basta ya de hacer la vista gorda a las atrocidades perpetradas por las Fuerzas Armadas contra una poblaci¨®n desarmada so pretexto de que el Ej¨¦rcito est¨¢ en guerra contra los islamistas!
P. Algunos de los nuevos protagonistas han sido los llamados comit¨¦s de aldeas y tribus que dirigen la rebeli¨®n en Cabilia. ?No relegan a los partidos a un papel marginal?
R. La especificidad de Cabilia no es s¨®lo su lengua, sino la concentraci¨®n de su poblaci¨®n en grandes pueblos en los que hay una tradici¨®n de vida democr¨¢tica. Nosotros participamos en esos comit¨¦s y tratamos de modernizarlos. Nuestra capacidad de movilizaci¨®n qued¨® adem¨¢s demostrada en la gran manifestaci¨®n que organizamos en mayo en Argel. El r¨¦gimen, y no los comit¨¦s, supone la verdadera amenaza para los partidos de oposici¨®n.
P. ?Qui¨¦n manda en Argelia?
R. Es el sistema sovi¨¦tico, s¨®lo que al rev¨¦s. En la URSS el partido comunista controlaba al Ej¨¦rcito y a los servicios secretos. En mi pa¨ªs, un grupo de diez o doce generales controla a los partidos oficialistas, empezando por el FLN e incluyendo a los islamistas de sal¨®n, y designa, destituye y hasta mata al presidente de la rep¨²blica, adem¨¢s de decidir el reparto de los ingresos del petr¨®leo.
P. ?Qu¨¦ salida vislumbra para la crisis argelina?
R. A pesar de todos estos muertos, es dif¨ªcil que esta din¨¢mica de la disidencia nacional pac¨ªfica se detenga. Pero, para que prosperen sus justas demandas, hace falta tambi¨¦n que cese la represi¨®n. La comunidad internacional debe enviar un mensaje a aquellos que deciden en Argelia, advirti¨¦ndoles de que no est¨¢ dispuesta a que sigan reprimiendo. S¨®lo la presi¨®n internacional puede obligarles a abrir un di¨¢logo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.