El miedo a una guerra de clanes atemoriza al poblado
'Ustedes van a tener la culpa. En su conciencia va a quedar la muerte de un inocente', gritaban ayer tres mujeres, junto con su madre y sus hermanos, tras ver c¨®mo los polic¨ªas que registraban la chabola de los supuestos asesinos de Emilio Montoya y Roc¨ªo Iglesias hab¨ªan elegido a su padre como testigo de la operaci¨®n.
Las mujeres ten¨ªan miedo de que alg¨²n integrante del clan de Los Gallegos tomara represalias contra ellas por 'abrir la boca' con la polic¨ªa. 'Te dije que no fueras. ?Sabes lo que pasar¨ªa si las mujeres gallegas te hubieran visto con ellos? Cualquier noche incendian esta casa. Piensa en los ni?os', le reclamaba una de sus hijas.
Una ni?a de unos 10 a?os sosten¨ªa en sus manos un peri¨®dico donde aparec¨ªa la informaci¨®n sobre el asesinato. 'Ella es mi mejor amiga', dec¨ªa se?alando a la hija mayor de los fallecidos. Estaba triste, no hab¨ªa visto a su amiga desde entonces.
La llegada de la polic¨ªa acab¨® con la aparente calma que reinaba en el poblado durante las primeras horas de la ma?ana. Algunos vecinos salieron de sus casas, pero, como los agentes no les permitieron acercarse, se retiraron. Los ¨²nicos que estaban inquietos eran los familiares de El Loco, como llama su esposa al hombre al que la polic¨ªa hab¨ªa pedido que actuara como testigo durante el registro en la chabola de los supuestos homicidas.
Preparados para todo
Con el padre en casa, todos estaban un poco m¨¢s traquilos y comenzaron a prepararse para ir al velatorio. El esposo de Gema, otra de las hijas de El Loco, era primo hermano del fallecido Emilio Montoya. El suegro de Gema, Nicanor, es el patriarca del clan de Los Tarzanes, al que pertenec¨ªa el difunto. 'Ten cuidado, no vayas a decir que eres de la familia', le advert¨ªa su madre. 'Si todos me conocen...', respond¨ªa la mujer. 'Adem¨¢s, las mujeres de Los Gallegos llegan por la espalda. Se guardan la pistola en una faja o en el mo?o del cabello, pero antes de que me disparen, las mato yo'.
Las mujeres estaban seguras de que durante el entierro de Emilio Montoya y su esposa habr¨ªa problemas, ya que la familia de las v¨ªctimas estar¨ªa preparada para la venganza. Otra de ellas cont¨® que ese asesinato era apenas el comienzo. 'Los gitanos somos muy vengativos. En estos casos, hasta los ni?os de teta la pagan', ejemplific¨®.
Un hombre no se recataba en preguntar: '?D¨®nde est¨¢ mi navaja?' Otro anunciaba: 'Voy por mi pistola'. Una de las familiares de los fallecidos coment¨® que le hab¨ªan recomendado que dejara a sus hijos en casa, por si hab¨ªa alg¨²n enfrentamiento. Antes de ir al velatorio al tanatorio Sur, los familiares decidieron recoger algunas cosas. 'Por si hay que salir huyendo despu¨¦s del entierro', explicaron.
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