Es tan extra?a la realidad
Eliseo Alberto dec¨ªa esta semana en Tenerife que la novela es un g¨¦nero menor, lleno de trucos y de carpinter¨ªa: 'La verdadera literatura la hacen los poetas'. Por su parte, Antonio Mu?oz Molina afirmaba en Soria, despu¨¦s de asegurar que ¨¦l no sabe inventar novelas en las que no adquiera presencia el pasado, que la novela es el reino de los que no tienen un lugar en el mundo ni un tiempo que les parezca suyo; la novela, dijo el autor de El jinete polaco, es de 'los a destiempo y los dislocados'. Hace dos veranos, Eduardo Mendoza dijo en Santander que la novela se est¨¢ quedando sin sustancia; habr¨ªa que inventar, explic¨®, otra manera de hacerla o desaparecer¨¢ alguna vez en la tormenta de los nuevos g¨¦neros. Y esta semana Vicente Verd¨² escrib¨ªa: 'Poco a poco, en los pa¨ªses m¨¢s abiertos y din¨¢micos, la demanda de no ficci¨®n gana terreno (...) a la ficci¨®n, porque es la existencia de realidad de lo que cada vez m¨¢s carece la literatura capitalista'.
En un art¨ªculo que en un pa¨ªs como ¨¦ste no generar¨¢ pol¨¦mica porque carece de nombres propios (y aqu¨ª s¨®lo saltan las chispas si alguien le mete el dedo en el ojo al otro), Verd¨² plantea una tesis que generar¨ªa una fruct¨ªfera discusi¨®n civilizada. Lo mejor que le ocurri¨® a este pa¨ªs recientemente, hace s¨®lo una semana, fue que unos pol¨ªticos se rieran de otro porque ¨¦ste sac¨® el Quijote de paseo, y lo que pudo haber sido un debate sobre el estado de las cosas adquiri¨® aires de discusi¨®n sobre el estado ?de una novela!
En fin, en ese art¨ªculo que ser¨ªa central en una nueva discusi¨®n si no estuvi¨¦ramos en un tiempo tan pesado, dice Vicente Verd¨²: 'Los novelistas que siguen siendo novelistas, ante todo 'para contar historias', persisten gracias a la gente que no tiene historia. Todos los dem¨¢s, progresivos habitantes urbanos de biograf¨ªa cambiante, de empleos n¨®madas, de residencias port¨¢tiles, de amores mutables, no ir¨¢n necesitando el auxilio de estas p¨¢ginas'.
A juzgar por lo que a¨²n se vende la ficci¨®n, y no parece que vaya a parar pr¨®ximamente, es obvio que el mundo est¨¢ habitado por millones de seres que no tienen historia... Podr¨ªa decirse que Verd¨² asiste a la derrota del sue?o a manos de la realidad y lo cuenta: cada vez necesitaremos m¨¢s los datos frente a las historias, los instrumentos de autoayuda frente a la invenci¨®n de la historia, tocar el futuro y renunciar al latido novelado del pret¨¦rito. ?Ser¨¢ esto as¨ª? ?La cantidad de ficci¨®n que precisa el ser humano ser¨¢ proporcionada por el cine o por los otros suced¨¢neos de la realidad contada, se refugiar¨¢ en la poes¨ªa el lector abrumado por su propia historia? ?Qu¨¦ es una historia? ?Existir¨¢ todav¨ªa la novela cuando todos los pa¨ªses sean tan abiertos como esos recipientes actuales de los lectores n¨®madas de los que habla Verd¨²?
Lo que dice tambi¨¦n el articulista es que lo mejor que ofrece la novela actual tiene que ver con lo que en su seno cabe de otros g¨¦neros: el ensayo, la autobiograf¨ªa, el diario, el cine, la antropolog¨ªa o la filosof¨ªa... ?No ser¨¢ que ya estamos dentro de una nueva novela, que son muchas novelas a la vez, y est¨¢ a¨²n en el aire, sin caer al suelo, esa nueva definici¨®n que la acomode? Qu¨¦ es la novela, aparte de ese ep¨ªgrafe que convierte en novela cuanto toca... Habr¨¢ siglos nuevos y alguien sacar¨¢ a paseo, otra vez, la misma discusi¨®n, y ser¨¢ siendo imprescindible la novela para decir lo que no pueden decir las realidades de la historia...
En el pr¨®logo de un libro delicioso y lleno de humor y distanciamiento con respecto a su propio oficio, Cuadernos de un escritor (Pen¨ªnsula), Somerset Maugham explica que siempre le han infundido sospechas 'las teor¨ªas de los novelistas; no las he considerado nunca otra cosa que la justificaci¨®n de sus propias carencias'. Un escritor privado del don del artificio para relatar una historia -escribe el autor de El filo de la navaja- 'os dir¨¢ que la facultad narrativa es la parte menos importante de las cualidades de un novelista, y uno que carezca del sentido del humor dir¨¢ que el humorismo es la muerte de la ficci¨®n'.
Al contrario, cada vez que alguien saca a pasear la discusi¨®n sobre la novela es que est¨¢ escribiendo alguna ficci¨®n... De hecho, Eliseo Alberto est¨¢ haciendo una novela sobre La Habana; ahora, seguramente Mu?oz Molina est¨¢ haciendo su propio libro de ficci¨®n sobre un pasado, Mendoza escribi¨®, en efecto, despu¨¦s de la muerte de la novela, una novela excitante, y es muy probable que Verd¨² haya escrito su art¨ªculo en medio de un cap¨ªtulo de su propia novela pr¨®xima. Nos inundan las novelas, porque es tan extra?a la realidad... A lo mejor lo que le hace falta a la realidad es una buena mentira bien contada.
Babelia
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