La ofensiva de Agnelli
La llegada al poder de Berlusconi ha sido la oportunidad id¨®nea para la expansi¨®n m¨¢s ambiciosa del grupo Fiat
A los 80 a?os cumplidos, cuando muchos terminan su carrera, el patr¨®n de la Fiat, Gianni Agnelli, se dispone a ganar la batalla m¨¢s ambiciosa de las que ha librado el grupo en su historia centenaria: la conquista de Montedison, un conglomerado industrial con importante presencia en el sector el¨¦ctrico, que le permitir¨¢ expandirse en uno de los sectores m¨¢s prometedores de la industria nacional. La familia Agnelli vuelve al tim¨®n de las finanzas italianas apoyada en el nuevo Gobierno de centro-derecha, que por primera vez desde el inicio de la posguerra, ofrece, gracias a la mayor¨ªa absoluta conquistada por Silvio Berlusconi el 13 de mayo, una estabilidad pol¨ªtica desconocida en Italia.
El due?o de una empresa de 100.000 empleados no puede estar enfrentado con el primer ministro, sea Mussolini, Craxi, D'Alema o Berlusconi
Atr¨¢s queda el luto familiar por la muerte prematura de Giovannino Agnelli, heredero natural de la firma, y el dolor, nunca expresado en p¨²blico, por la muerte del ¨²nico hijo var¨®n, Edoardo Agnelli, que se suicid¨® en noviembre de 2000. El patriarca Agnelli ha recuperado -si es que la perdi¨® alguna vez- la pasi¨®n por el desaf¨ªo financiero, por la jugada inesperada que deja sin capacidad de respuesta al adversario. Y todo, gracias a un outsider como Berlusconi, al que el salotto bueno de las finanzas italianas ha mantenido siempre fuera de su selecto c¨ªrculo, y a una ambiciosa empresa francesa, ?lectricit¨¦ de France (EdF), que ha abierto al Avvocato las puertas del ¨¦xito a cambio de apoyarse en su apellido.
'Oui, je suis monsieur Agnelli'. Con esta ir¨®nica frase titulaba un largo art¨ªculo sobre la OPA de Fiat y EdF a Montedison el semanario L'Espresso, buque insignia del grupo editorial del mismo nombre, entre cuyos principales accionistas figura Carlo De Benedetti, nombre hist¨®rico de las finanzas italianas y enemigo irreconciliable de Berlusconi. Y es que el pacto no escrito sellado en v¨ªsperas de las elecciones generales del 13 de mayo entre el hoy jefe del Ejecutivo italiano y el patriarca de la familia Agnelli, no ha gustado nada en algunos sectores de la aristocracia financiera del pa¨ªs. Sin embargo, las intervenciones del Avvocato en apoyo de un Berlusconi acosado por la pr¨¢ctica totalidad de la prensa nacional e internacional, han servido para cimentar una fruct¨ªfera relaci¨®n.
El silencio del Cavaliere a la OPA Fiat-EdF en Montedison, y las vagas declaraciones de neutralidad de los principales ministros del Gobierno, hablan por s¨ª solos de esta nueva sinton¨ªa entre el poder pol¨ªtico romano y el imperio de Tur¨ªn, que puede asegurar el ¨¦xito de una operaci¨®n seguramente condenada al fracaso de haberse tropezado con la hostilidad del Ejecutivo.
Todo empez¨® hace unos pocos meses. Cuando en marzo de este a?o Gianni Agnelli celebr¨® su 80 cumplea?os en la casa parisina de la familia, nadie imaginaba que el renacimiento del Avvocato (due?o, por otra parte de un imperio en Francia que abarca entre otros los sectores agroalimentario, tur¨ªstico y financiero), pasara necesariamente por ese pa¨ªs. El acuerdo de 2000 con la General Motors, que dej¨® en manos del coloso de Detroit el 20% de Fiat Auto, hab¨ªa sido interpretado por muchos analistas como una venta encubierta del sector clave del grupo -inmerso en una crisis de dimensiones internacionales- y una se?al inequ¨ªvoca del declive de Fiat, en un mundo global en el que s¨®lo est¨¢ asegurado el futuro de las grandes empresas.
La antigua armon¨ªa en el salot-to buono de las finanzas italianas empezaba a romperse y los intereses de la poderosa familia piamontesa empezaban a entrar en colisi¨®n con los de un importante sector de Mediobanca, representado, sobre todo, por Cesare Romiti, antiguo presidente de Fiat, impuesto a los Agnelli por Enrico Cuccia, el 'patr¨®n de patrones', el hombre que movi¨® los hilos del poder financiero italiano hasta su muerte, el a?o pasado, a los 93 a?os de edad.
En Roma, el candidato de los Agnelli a la gu¨ªa de la Confindustria, la patronal italiana, hab¨ªa sido derrotado por un hombre de Romiti, Antonio D'Amato, fiel adem¨¢s a Berlusconi, y el magnate de la televisi¨®n (de quien el Avvocato dijera en cierta ocasi¨®n con desprecio 'no ha tocado nunca el acero') se dispon¨ªa a conquistar Palazzo Chigi con una amplia mayor¨ªa. Agnelli debi¨® recordar entonces el lema de la familia. Cuando se tiene una empresa con m¨¢s de 100.000 empleados, no se puede estar enfrentado al jefe del Ejecutivo, se llame ¨¦ste Mussolini, Craxi, D'Alema o Berlusconi y decidi¨® entrar en acci¨®n.
El primer paso fue criticar las informaciones dur¨ªsimas contra Il Cavaliere publicadas por el semanario brit¨¢nico The Economist, con una frase de corte patri¨®tico, 'no somos una rep¨²blica bananera' para que nos traten as¨ª, vino a decir el patriarca Agnelli. El segundo paso fue colocar en el Gobierno Berlusconi a un hombre de su confianza, bien visto, adem¨¢s, en el panorama pol¨ªtico financiero internacional, Renato Ruggiero, actual ministro de Exteriores italiano. Entre medias hubo no menos de media docena de encuentros entre el l¨ªder del centro-derecha y el Avvocato que ha tomado pocas pero decisivas iniciativas en la formaci¨®n del Ejecutivo. Agnelli llam¨® a cap¨ªtulo a su amigo y colaborador, Luca Cordero de Montezemolo, presidente de la Ferrari (parte del imperio Fiat) cuando Berlusconi anunci¨® complacido que Montezemolo formar¨ªa parte de su escuder¨ªa de ministros. Los cimientos del Lingotto (cuartel general de la c¨²pula de Fiat) se estremecieron y Montezemolo se apresur¨® a rechazar el cargo dejando en la estacada al primer ministro.
Fue entonces cuando la fortuna llam¨® a la puerta del Avvocato. Una semana despu¨¦s del triunfo de Berlusconi en las urnas, ?lectricit¨¦ de France, el monopolio estatal franc¨¦s de la electricidad, implantado en todo el mundo gracias a la situaci¨®n interna de privilegio, anunci¨® haber comprado el 20% de las acciones de Montedison, un holding milan¨¦s con ramificaciones en el sector agrario, qu¨ªmico, asegurador y, sobre todo, energ¨¦tico. Una ola de indignaci¨®n agit¨® el mundo pol¨ªtico y financiero italiano, y el Gobierno del Olivo en funciones, aprob¨® contra todo pron¨®stico (teniendo en cuenta que hab¨ªa sido desalojado ya del poder en las elecciones del 13 de mayo) un decreto que congelaba el derecho de voto de EdF en Montedison al 2%. Agnelli, una especie de or¨¢culo para los empresarios nacionales, se sali¨® del coro de condenas, y se limit¨® a criticar la 'falta de perspectiva' en la gesti¨®n de Montedison demostrada por Mediobanca. Enigm¨¢ticas palabras que no presagiaban nada bueno. La siguiente intervenci¨®n del Avvocato en el caso se produjo el 2 de junio, cuando el grupo Fiat present¨® a la autoridad que regula la Bolsa italiana (Con-sob) una OPA sobre Montedison, conjuntamente con EdF.
?C¨®mo habr¨ªa reaccionado el Gobierno del Olivo a esta operaci¨®n, criticada por la propia autoridad italiana de la competencia en materia energ¨¦tica? En la pr¨¢ctica, la Fiat ha gozado siempre del favor del poder pol¨ªtico. Las ayudas a la rottamazione, es decir, a la renovaci¨®n del parque automovil¨ªstico italiano, una especie de man¨¢ para el ¨²nico fabricante de coches nacional, permitieron al grupo de Tur¨ªn aguantar no pocos temporales. El Gobierno de Romano Prodi fue siempre comprensivo. Sin embargo, la llegada al poder de Massimo D'Alema, el primer jefe de Gobierno ex comunista en un pa¨ªs de la Europa occidental, cambi¨® el equilibrio de fuerzas, siquiera moment¨¢neamente. Hubo encuentros privados, y cenas amistosas, por supuesto, entre el ex secretario general del PDS y el Avvocato. Hubo conversaciones divertidas en las que D'Alema, seg¨²n el diario La Repubblica, encontr¨® toda la comprensi¨®n de Agnelli en su desaprobaci¨®n de la prensa italiana. El Avvocato record¨® que a su abuelo, el fundador de Fiat, los periodistas tampoco le gustaban, pero fue capaz de resolver enseguida el problema. ?C¨®mo? 'Les hemos comprado', respondi¨® Agnelli divertido.
Los m¨¦todos de aproximaci¨®n a Palazzo Chigi han sido, obviamente, diferentes, y m¨¢s all¨¢ de la cordialidad coyuntural, las distancias de clase se mantienen. Despu¨¦s de todo, y m¨¢s all¨¢ de las formalidades pol¨ªticas, la Rep¨²blica italiana tiene en Gianni Agnelli una suerte de presidente honorario vitalicio.
Mediobanca y Fiat, amistades peligrosas
'Esa historia de amistades y enemistades es falsa, es completamente ajena a la pol¨ªtica de la Fiat, preocupada por crear riqueza para sus accionistas'. Con estas palabras, el presidente del grupo turin¨¦s, Paolo Fresco, sal¨ªa al paso, hace un par de d¨ªas, de las interpretaciones de la prensa italiana e internacional que ha visto en la batalla de los Agnelli (principales accionistas de la Fiat, a trav¨¦s de las financieras de familia Ifi e Ifil) contra Mediobanca por el control de Montedison una demostraci¨®n evidente de la guerra soterrada que se ha desarrollado en los ¨²ltimos a?os entre Cesare Romiti, uno de los principales aliados del banco de negocios milan¨¦s, y el imperio industrial de Tur¨ªn. El ment¨ªs de Fresco es, sin embargo, poca cosa frente a la evidencia del enfrentamiento. Como todas las grandes empresas italianas, la Fiat est¨¢ ligada a Mediobanca, y Mediobanca, a la Fiat por participaciones accionariales que se entrecruzan, y ambas est¨¢n presentes en HDP, un holding de empresas que posee el 100% de la editorial RCS (editora de Corriere della Sera), controlada por un pacto de sindicato en el que figuran tanto la Fiat como Mediobanca. Al frente de RCS est¨¢, desde que abandon¨® la presidencia de la Fiat, hace m¨¢s de tres a?os, Cesare Romiti, hombre de confianza del difunto Enrico Cuccia, cuya posici¨®n podr¨ªa peligrar si, como apuntan la mayor¨ªa de los analistas, la batalla por el control de Montedison se traslada ahora a HDP. Romiti, conocido por la dureza de car¨¢cter, no ha ocultado nunca sus discrepancias con la familia Agnelli, ni siquiera cuando presid¨ªa la Fiat. Recientemente, con ocasi¨®n del cumplea?os del Avvocato, le felicit¨® con una breve nota en La Gazzeta dello Sport, en la que aprovechaba para recordar los muchos servicios prestados al grupo Fiat.
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