Un Mamet discreto
David Mamet es, hoy por hoy, un autor del que hemos ido viendo buena parte de su producci¨®n dram¨¢tica, pocas veces en teatros importantes, aunque casi siempre en montajes muy dignos. Un autor, pues, apto para el formato peque?o y mediano, para las distancias cortas, en las que la verdad esc¨¦nica, casi como en el cine, se vive en primer plano. Una vida al teatre no habla, como podr¨ªa dar a entender el t¨ªtulo catal¨¢n, de la vida de un actor transcurrida en el teatro, sino de lo que ocurre en camerinos, de lo que es habitual en la trastienda del teatro.
Los personajes son un actor maduro y otro que empieza, actores probablemente de repertorio, que convivir¨¢n, desde la llegada del m¨¢s joven, a lo largo de buen n¨²mero de montajes. Van surgiendo, junto a las an¨¦cdotas t¨ªpicas que se cuentan de los actores, los temas propios de Mamet: la incomunicaci¨®n, el enfrentamiento, el fracaso, el paso del tiempo, el enga?o. Con un ritmo m¨¢s sosegado, en un tono m¨¢s amable que en otras obras de Mamet, pero ahondando en sus obsesiones. No es un gran Mamet, es incluso un Mamet menor, pero tiene inter¨¦s por lo que tiene de profanaci¨®n del mundo oculto del teatro: los miedos, las envidias, las supersticiones.
Una vida al teatre
De David Mamet. Traducci¨®n: Carlota Subir¨®s. Direcci¨®n: Rafel Duran. Int¨¦rpretes: Quim Lecina, Marc Rodr¨ªguez, Quim Mart¨ªnez. Iluminaci¨®n: Ramon Sim¨®. Banda sonora: Jos¨¦ Antonio Guti¨¦rrez. Escenograf¨ªa: Rafel Duran. Teatre Malic. Barcelona. Hasta el 22 de julio.
Mamet no es uno de esos autores que consientan direcciones extremas, innovadoras. Sus textos obligan a los directores a ajustarse al ritmo interno, psicol¨®gico, de los di¨¢logos. Esto es, b¨¢sicamente, lo que ha hecho Rafel Duran adaptando el peque?o espacio de la sala Malic a las exigencias del gui¨®n: un camerino, la escena, las escaleras de salida del teatro. Un espacio concebido con gracia que permite la evoluci¨®n de los actores pese a lo exiguo del escenario.
Quim Lecina y Marc Rodr¨ªguez son los protagonistas de Una vida al teatre. Hacen un trabajo digno, bien hecho, pero que dif¨ªcilmente puede dar m¨¢s de s¨ª por la escasa consistencia de un texto que avanza sin acci¨®n, sin verdadero conflicto, y en el que s¨®lo se percibe, apenas, la progresiva decadencia del m¨¢s viejo. Las escenas se yuxtaponen sin que nada las impulse internamente.
El de Una vida al teatre vuelve a ser uno de aquellos montajes que podr¨ªan verse perfectamente en temporada, un problema que empieza a ser recurrente de este festival Grec. Tenemos pues, una temporada de verano, lo que todav¨ªa no es un festival.
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