Sigue el viraje
El PNV quema de nuevo sus naves. El jelkidismo, esta vez con Ibarretxe al frente, ha elegido decididamente el soberanismo en la encrucijada de caminos que ha sido el comienzo de esta legislatura. La cosa ha resultado meridiana en la sesi¨®n de investidura ?Ser¨¢n ¨¦stas sus ¨²ltimas naves? ?Ha iniciado una carrera sin retorno? Pudiera ser. El viraje, s¨®lo comparable al producido en ese partido en la posguerra espa?ola, en plena II Guerra Mundial, cuando todos los escenarios eran tan imaginables como irrealizables, se inici¨® en la Asamblea General del Euskalduna (enero de 2000), bajo el efecto a¨²n de la tregua reci¨¦n rota. Se vendi¨® dentro del partido como la ¨²nica v¨ªa imaginable para integrar a HB en el proceso pol¨ªtico (pista de aterrizaje para ETA, y todas aquellas zarandajas). Digo que se vendi¨®, porque con ese argumento se call¨® a todos los autonomistas sinceros del PNV.
Ibarretxe ha hablado con claridad, renunciando a la grandeza de momento que se le presum¨ªa. Y a alguno esto le ha parecido un acierto. Sin embargo, de un somero an¨¢lisis de esta sociedad y la tradici¨®n de ese partido se desprende que resulta un grav¨ªsimo error cometido por quien ha de guiar los destinos del paisito en estos cuatro a?os. El ya lehendakari, ha dividido su intervenci¨®n en cuatro apartados. El cuarto de ellos -quiz¨¢ el m¨¢s importante si ¨¦sta fuera una sociedad normalizada-, dedicado a la econom¨ªa y a los planes sociales, no viene al caso ahora. Cuentan los otros tres, y se desprenden de una lectura fan¨¢tica e irresponsable que el PNV ha hecho de los resultados del 13-M.
En el primero, de 'compromiso ¨¦tico', condena como nunca antes la actividad de ETA y su entorno, lo que es de agradecer, y propone toda una gama de medidas para apartar la violencia del pa¨ªs. Eso est¨¢ bien. Sin embargo, en el segundo y tercero propone una v¨ªa legal hacia la soberan¨ªa plena del Pa¨ªs Vasco (en la perspectiva de Euskal Herria; la vieja Euskadi), hecha sin contemplaciones con el sistema legal (aunque se le cite) y a los equilibrios sociales que hicieron posible el Estatuto. Una v¨ªa planteada sin el menor rigor conceptual -equipara Constituci¨®n, Estatuto, autodeterminaci¨®n e independencia como 'ideas igualmente leg¨ªtimas', sin reparar que la Constituci¨®n, as¨ª gen¨¦ricamente, es la carta de los pa¨ªses democr¨¢ticos, o que 'independiente' fue el Chile de Pinochet; por lo dem¨¢s, la Constituci¨®n de 1978 es la ley b¨¢sica vigente, cosa que parece olvidar), ni estudios de viabilidad e impacto sobre la econom¨ªa, la sociedad, etc. Por lo dem¨¢s, aunque se diga lo contrario, se espera as¨ª ganar a ETA la partida (ETA querr¨ªa imponerse por el terror, se dice, y el PP, ?qu¨¦ disparate!, por el 'derecho de conquista'), introduci¨¦ndole en la vida pol¨ªtica por la falsa puerta de atr¨¢s.
Todo surge de un quiebro electoral: el 13-M, valoran, fue ese desmarque de ETA y la radicalidad pol¨ªtica la que les dio la victoria. Qu¨¦ elemental. Echaremos de menos a Inaxio Oliveri.
As¨ª, Ibarretxe renuncia a ser lehendakari de todos los vascos y opta por ser lehendakari de parte. Y abandona la v¨ªa de la integraci¨®n social de la ciudadan¨ªa que han seguido los catalanes (con tanta o m¨¢s inmigraci¨®n y una sociedad mucho m¨¢s nacionalizada) y que est¨¢ en la tradici¨®n hispana y en la propia del PNV, que nunca fue pendular -maldito t¨ªtulo, que tantas esperanzas suscita: ya volver¨¢n-, sino la de un largo camino hacia la modernizaci¨®n y el pragmatismo democr¨¢tico e integrador. Ahora el PNV opta, en cambio, por liderar s¨®lo a la comunidad nacionalista y forzar al resto por arriba.
Lo m¨¢s grave es que esto conduce a un sistema de partidos orientados a comunidades desagregadas que ir¨¢n cristalizando, si Dios no lo remedia. Se elige el modelo de Quebec o B¨¦lgica, el de la ruptura interna (quebequ¨¦s y angl¨®fono-val¨®n y flamenco, que aqu¨ª no exist¨ªa ni existe a¨²n). Menos si miramos los resultados del ¨²ltimo Euskobar¨®metro, en el que entre autonomistas (42%) y federalistas (18%) suman el 60%, frente a un 29% de independentistas. Todo casi un juego de ni?os, si a eso no se a?adieran las muertes y el totalitarismo de ETA. Esto es muy grave. Cr¨¦anselo.
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