Voto de confianza para la nueva China
El Comit¨¦ Ol¨ªmpico apuesta por un 'gigante' que halle por fin su lugar en la modernidad
Pocas veces una decisi¨®n te¨®ricamente deportiva ha tenido una significaci¨®n pol¨ªtica tan alta. Lo que ayer se jugaba en Mosc¨² era mucho m¨¢s que la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos del a?o 2008. Seg¨²n el color del cristal con que se mirase, se trataba de abrir las puertas de China a la modernidad y la democracia, o de rechazar a un r¨¦gimen que cambia a velocidad de v¨¦rtigo su modelo econ¨®mico pero defiende con pu?o de hierro su monopolio del poder.
La candidatura de Pek¨ªn ha suscitado comparaciones tan descabelladas como la de los Juegos de 1936, que Hitler utiliz¨® para glorificar el nazismo. Pero tambi¨¦n esperanzas como las que hicieron cristalizar los de 1988 en Se¨²l, que ayudaron a completar la dif¨ªcil y compleja transici¨®n de Corea del Sur de la dictadura a la democracia.
La reforma econ¨®mica, pero no la pol¨ªtica, es prioritaria en este pa¨ªs de 1.260 millones de habitantes a los que hay que dar un trabajo y un nivel de vida dignos. A medio plazo, est¨¢ fuera de toda discusi¨®n el mantenimiento del monopolio del partido comunista, aunque ¨¦ste (ap¨®stata del radicalismo de Mao Zedong y heredero del pragmatismo de Deng Xiaoping) sea cada vez menos ideol¨®gico. La probable retirada de Jiang el pr¨®ximo a?o y la emergencia de l¨ªderes j¨®venes pueden ayudar a completar la transformaci¨®n.
El Parlamento Europeo (PE), Amnist¨ªa Internacional (AI), Periodistas Sin Fronteras (PSF) y otros organismos humanitarios, adem¨¢s de un nutrido grupo de congresistas norteamericanos, han sostenido, con mayor o menor ¨¦nfasis, que otorgar los Juegos a China ser¨ªa tanto como convalidar las violaciones de los derechos humanos que all¨ª se cometen.
Entre los graves abusos citados por las organizaciones humanitarias figuran la represi¨®n en T¨ªbet y Xinjiang, la persecuci¨®n de los miembros de la secta Falun Gong (que han denunciado la muerte de 13 de ellos en prisi¨®n), las detenciones e internamientos en campos de reeducaci¨®n (en muchos casos de activistas pol¨ªticos) y las redadas de internautas subversivos en los cibercaf¨¦s. En las ¨²ltimas semanas, los miembros del COI han sido bombardeados con mensajes electr¨®nicos contra Pek¨ªn.
La decisi¨®n del COI simboliza la apuesta por una China que halle por fin su lugar en la modernidad. Los Juegos har¨¢n afluir a miles de periodistas a los que ser¨¢ imposible controlar y a los que no se podr¨¢ impedir que escriban lo que vean. Casi ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil transformar la realidad que ocultarla. 'Daremos a los medios de comunicaci¨®n libertad completa para informar', asegur¨® el jueves Wang Wei, secretario general de la candidatura, quien se mostr¨® convencido de que los Juegos 'no s¨®lo van a promover la econom¨ªa, sino tambi¨¦n la educaci¨®n, la asistencia m¨¦dica y los derechos humanos'.
Durante d¨¦cadas se ha asustado al mundo con una frase sin concluir: 'Cuando China despierte...'. Los juegos de Pek¨ªn, curiosamente, pueden contribuir a que ese despertar, que ya se est¨¢ produciendo, sea menos amenazante. Incluso el conflicto con Taiwan, la isla rebelde separada de la Rep¨²blica Popular China, puede entrar en una nueva fase que ya no dominen los tambores de guerra. El r¨¦gimen de Taipei, en un gesto de buena voluntad sin precedentes, dese¨® ¨¦xito a Pek¨ªn y se ofreci¨® a organizar algunas pruebas deportivas.
El triunfo de Pek¨ªn es tambi¨¦n el de gran parte de la comunidad internacional de negocios que ve en China, con una econom¨ªa cada vez m¨¢s abierta y en imparable expansi¨®n, un pa¨ªs lleno de oportunidades y un enorme mercado potencial. Tras el espaldarazo del COI, Jiang Zemin llegar¨¢ ma?ana a Mosc¨² en visita oficial como un triunfador, el l¨ªder de un gran pa¨ªs que comparte con Rusia el deseo de un mundo multipolar que reniegue de la hegemon¨ªa norteamericana y que est¨¢ dispuesto a que el XXI sea el siglo de China.
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