Las cartas de la disputa

Sede de Iberia, primeras horas de la madrugada del viernes. El fax escupe una avalancha de cartas firmadas por pilotos que reiteran su intenci¨®n de dimitir en la direcci¨®n de operaciones, pero a?aden que permanecer¨¢n en sus cargos hasta que la direcci¨®n encuentre sustitutos. Es el fin de una crisis que ha paralizado todos los vuelos de la compa?¨ªa durante casi seis horas, y que ha empezado por otra avalancha de cartas de pilotos. Las cartas de dimisi¨®n.

Noventa y nueve de los 208 pilotos que componen la divisi¨®n de operaciones hab¨ªan presentado el jueves por la tarde su renuncia al cargo, alegando la mayor¨ªa de ellos "causas personales", y poniendo a la empresa en tal situaci¨®n que su presidente, Xabier de Irala, decide la paralizaci¨®n total de los vuelos a partir de la medianoche de ayer. La seguridad, dice el presidente a las 21.00 horas del jueves, no est¨¢ garantizada. Mientras el caos y la confusi¨®n vuelven a los aeropuertos, en los despachos empieza otra nueva batalla. Y una larga noche.

Que la situaci¨®n en Iberia se complicaba, no era nuevo. La compa?¨ªa ya hab¨ªa soportado tres d¨ªas de huelga de pilotos, ten¨ªa en perspectiva siete m¨¢s, y la posibilidad apuntada por el SEPLA de que las protestas se ampliar¨ªan. El sindicato hab¨ªa rechazado la propuesta de arbitraje voluntario hecha por la direcci¨®n y las negociaciones del convenio colectivo estaban rotas. As¨ª las cosas, el presidente de la compa?¨ªa decide, hace unos ocho d¨ªas, empezar una ronda de conversaciones con miembros de Gobierno y de las principales representaciones empresariales del pa¨ªs -entre ellas la CEOE y las C¨¢maras de Comercio- para exponerles la situaci¨®n, cada vez m¨¢s delicada, explicar la postura de la empresa en su conflicto con los pilotos y, seg¨²n algunas fuentes, tantear la postura del Gobierno con respecto a un arbitraje obligatorio.

En esos d¨ªas, Irala, y el consejero delegado de la compa?¨ªa, ?ngel Mullor, se re¨²nen con los ministros de Econom¨ªa, Rodrigo Rato; de Trabajo, Juan Carlos Aparicio; de Presidencia, Juan Jos¨¦ Lucas y de Fomento, Francisco ?lvarez-Cascos. En esas conversaciones ya se explica que pilotos que ocupan cargos en la direcci¨®n de operaciones, siguiendo una costumbre arraigada en la empresa en cuanto hay un conflicto, est¨¢n planteando dimisiones masivas.

El jueves por la ma?ana son ya 70 los pilotos dimisionarios. Y a mediod¨ªa, el consejo de administraci¨®n, convocado con car¨¢cter extraordinario 48 horas antes, es informado del problema. Los consejeros -todos presentes excepto Rogerd Maynard, que representa a British Airways y American Airlines y llama por tel¨¦fono desde Sydney- autorizan a Irala a tomar una decisi¨®n dr¨¢stica: suspender todos los vuelos de Iberia si la compa?¨ªa lo consideraba preciso por razones de seguridad. Antes del consejo, hacia las 10 de la ma?ana, Iberia se hab¨ªa puesto en contacto con el ministro de Fomento, ?lvarez-Cascos, de viaje en Toulouse en el seminario hispano-franc¨¦s, y le hab¨ªa puesto al tanto de la situaci¨®n.

La compa?¨ªa est¨¢ francamente preocupada. Nunca antes el n¨²mero de dimisiones hab¨ªa sido tan avasallador. Pero si ten¨ªa que suspender los vuelos, pensaba, no ser¨ªa hasta dentro de una semana. Las cosas se precipitan durante el almuerzo. El director de Operaciones, el comandante Enrique P¨¦rez-Villaamil, comunica telef¨®nicamente a la direcci¨®n 25 dimisiones m¨¢s y le hace saber que su equipo -una decena de pilotos de los poqu¨ªsimos proclives a la compa?¨ªa- se encuentra desbordado, hasta el punto de no poder garantizar la seguridad en vuelo. Villaamil env¨ªa un informe por escrito a la direcci¨®n de la compa?¨ªa y ¨¦sta re¨²ne a los servicios jur¨ªdicos.

Son las cinco de la tarde cuando Iberia toma la decisi¨®n: a partir de las 00.00 horas del viernes, deja de volar. La medida, sin precedentes en la historia de la aviaci¨®n comercial, se da a conocer inmediatamente a varios consejeros, entre ellos al vicepresidente de la empresa, Miguel Blesa. Y Xabier de Irala se pone al habla telef¨®nicamente con varios ministros. El Gobierno, seg¨²n las fuentes consultadas se limita a tomar nota de una situaci¨®n que, dicen, parece no llegar a creerse del todo. Al menos, su inmediatez.

Poco antes de las 20.00 horas, Irala env¨ªa sendos escritos al director general de Aviaci¨®n Civil, Enrique Sanmart¨ª, dependiente del Ministerio de Fomento; al propio subsecretario de ese departamento, Adolfo Men¨¦ndez; a la directora general de Trabajo, Soledad C¨®rdoba, y a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, en los que comunica la decisi¨®n de paralizar los vuelos y adjunta las razones esgrimidas por la direcci¨®n de operaciones. Sobre esa misma hora, las redacciones reciben la convocatoria urgente de una conferencia de prensa. Y a las 21.00 horas, Irala, con gesto circunspecto, anuncia p¨²blicamente la medida. Empieza la ceremonia de la confusi¨®n.

Poco despu¨¦s de haberse anunciado la suspensi¨®n, varios pilotos que hab¨ªan enviado a la compa?¨ªa su carta de dimisi¨®n llaman a la direcci¨®n de operaciones y rectifican. El ¨®rdago de Iberia, empieza a hacer mella. Pero la situaci¨®n en los aeropuertos se complica. Aviaci¨®n Civil env¨ªa entonces dos inspectores a la compa?¨ªa que verifican que todas sus normativas se cumplen correctamente. Y antes de que ¨¦stos abandonen la sede de la empresa, este organismo hace p¨²blica una nota en la que comunica que "no hay base formal para la paralizaci¨®n de la flota". Es alrededor de la medianoche, momento en el que los pilotos cesan en su marcha atr¨¢s.

Mientras, en los despachos de Iberia las llamadas se suceden. Y, entre todas, se repite con insistencia la del subsecretario de Fomento. Iberia hab¨ªa anunciado que dejaba en tierra a 80.000 pasajeros diarios; el sector tur¨ªstico, indignado, ped¨ªa la intervenci¨®n del Gobierno, y en los aeropuertos empezaban los conatos de violencia. La suspensi¨®n de los vuelos, conocida por parte del Gobierno desde las cinco de la tarde, toma muy mal cariz, y lo que hasta entonces no se hab¨ªa conseguido, se pone en marcha. La Administraci¨®n, con un marcado protagonismo de los ministerios de Econom¨ªa y Fomento, discrepantes a veces en sus interpretaciones, empieza a mediar o, al menos, a servirse de alg¨²n mediador. Seg¨²n algunas fuentes, Pablo Isla, presidente de Logista (accionista de Iberia) acude durante la noche a la sede de la compa?¨ªa.

Iberia considera que s¨®lo dos condiciones pueden dejar sin efecto la medida, y as¨ª lo comunica a todos los estamentos oficiales que se ponen en contacto con la empresa. Necesita tiempo para reestructurar la direcci¨®n de operaciones y encontrar los sustitutos de los pilotos dimitidos, o que ¨¦stos depongan su actitud. De entre los 99 dimisionarios, s¨®lo cinco, a los que Iberia hab¨ªa abierto expediente, hab¨ªan expresado su intenci¨®n de permanecer en el cargo hasta que la direcci¨®n lo considerara oportuno -uno de ellos retir¨®, incluso, la dimisi¨®n-. El resto hab¨ªa planteado a la compa?¨ªa su dimisi¨®n, sin m¨¢s ni m¨¢s.

Conocida la postura de Iberia, la Admimnistraci¨®n hace saber a los pilotos dimisionarios que el abandono de su puesto de trabajo sin tener sustituto va contra la ley y puede acarrear el despido. Y llueven las cartas. A las tres de la madrugada del viernes, Iberia tiene en sus manos hasta 113 misivas, casi todas id¨¦nticas, en las que aparece el n¨²mero de fax de la Subsecretar¨ªa de Fomento. En ellas los pilotos reiteran su deseo de dimitir, pero apostillan que seguir¨¢n ejerciendo el cargo hasta que la compa?¨ªa encuentre sustituto. Es m¨¢s, pr¨¢cticamente todos terminan la carta afirmando que seguir¨¢n desempe?ando el cargo hasta que la direcci¨®n de operaciones lo decida aportando toda su capacidad "para mejorar en lo posible la producci¨®n".

La crisis hab¨ªa encontrado una salida. Xabier de Irala env¨ªa una carta al director general de Aviaci¨®n Civil en la que informa que "considerando el cambio de actitud de los pilotos, recuperado el control y restaurado el orden en la direcci¨®n de operaciones", los vuelos se reanudan a las 5.25 horas del 13 de julio. La mediaci¨®n de la Administraci¨®n da resultado, mientras el Gobierno, oficialmente, mantiene un absoluto silencio.

Mientras, Iberia ya ha recogido 147 cartas de pilotos en las que ¨¦stos "reiteran" su dimisi¨®n pero afirman que permanecen en el cargo hasta su sustituci¨®n. Muchas m¨¢s cartas que pilotos dimisionarios. La cosa iba a m¨¢s.