Alerta policial ante el aumento de las redes que secuestran y extorsionan a inmigrantes
La Guardia Civil detiene en Algeciras a delincuentes de poca monta metidos a negreros
Ya no es suficiente con reunir el dineral del pasaje, sobrevivir al oleaje del Estrecho y evitar la detenci¨®n. Ahora los inmigrantes que consiguen llegar a la orilla de Espa?a deben distinguir tambi¨¦n entre qui¨¦n quiere ayudarles de coraz¨®n y qui¨¦n aprovecharse a¨²n m¨¢s de su tragedia. Seg¨²n un informe interno de la Guardia Civil, de un a?o para ac¨¢ se viene detectando un aumento considerable de redes de extorsi¨®n y secuestro de inmigrantes. Muchas de las organizaciones est¨¢n integradas por marroqu¨ªes con residencia legal en Espa?a, vinculados directamente a las mafias que existen en Marruecos. Pero tambi¨¦n -y de aqu¨ª surge la alarma policial- cada vez son m¨¢s los espa?oles que se acercan a un negocio tan despreciable.
La cacer¨ªa se produce de la siguiente manera, seg¨²n sostiene la Guardia Civil: 'Algunos inmigrantes legales que viven actualmente en localidades de Murcia, Alicante, Almer¨ªa e incluso Italia proceden de la provincia de Beni Mellal, en el interior de Marruecos. Cuando son avisados por las mafias de que se aproxima una avalancha de pateras, estos inmigrantes se trasladan a las inmediaciones de Tarifa (C¨¢diz) en varios veh¨ªculos, ocupados solamente por el conductor con el fin de trasladar al mayor n¨²mero de inmigrantes irregulares. Al llegar a la zona del desembarco utilizan el lenguaje que se habla en la provincia de Beni Mellal -el ¨¢rabe marroqu¨ª- para ganarse as¨ª su confianza y que salgan de su escondite. Les dicen que son del mismo pueblo, que les llevar¨¢n a un lugar seguro. Una vez convencidos y montados en sus veh¨ªculos, les exigen una fuerte cantidad de dinero. Si no la pueden pagar, telefonean a sus parientes, ya est¨¦n en Espa?a o en Marruecos, y les exigen un rescate. Los integrantes de estas redes prefieren que el dinero de la extorsi¨®n se ingrese en una cuenta bancaria de Marruecos, para evitar la acci¨®n de la polic¨ªa espa?ola'. No en vano la Guardia Civil ha detenido desde enero hasta mayo a 165 personas pertenecientes a 36 redes diferentes.
Ahora el problema tiene visos de agravarse. Hace s¨®lo unos d¨ªas, la Guardia Civil de Algeciras tuvo conocimiento del secuestro de cinco inmigrantes, uno de ellos menor de edad. Tras permanecer varios d¨ªas encerrados en un piso de una barriada marginal, lograron zafarse de sus captores y huir, pero las caracter¨ªsticas del delito ha dejado muy preocupados a los agentes.
Los secuestradores no eran marroqu¨ªes, sino espa?oles, gente joven, delincuentes de poca monta, toxic¨®manos que necesitaban dinero urgente para una dosis de hero¨ªna y decidieron aprovecharse de unos inmigrantes marroqu¨ªes que acababan de desembarcar por la zona de Tarifa. 'Hay que tener en cuenta', dice un agente, 'que las criaturas llegan desorientados, muy asustados, deseando que alguien, quien sea, los saque de la playa para evitar ser detenidos; basta con abrirles la puerta de un coche y se montan'. Los delincuentes lo sab¨ªan y as¨ª lo hicieron, exigi¨¦ndoles despu¨¦s un rescate de 50.000 pesetas a cada uno por su libertad.
'Lo que tememos', dice el responsable de la investigaci¨®n, 'es que esto se ponga de moda, que peque?os delincuentes vean en los inmigrantes unas v¨ªctimas muy f¨¢ciles, ya que ni siquiera pueden denunciar el caso dada su situaci¨®n de irregularidad. Estamos muy preocupados'.
Un tel¨¦fono con pilas y un secuestrador que se duerme
Ya en el calabozo, el sargento de la Guardia Civil que los hab¨ªa detenido, un investigador joven de la Comandancia de Algeciras, se dirigi¨® a ellos con un gesto de tristeza que todav¨ªa hoy conserva mientras refiere la historia:
-?Pero sab¨¦is lo que hab¨¦is hecho...? ?Sab¨¦is los a?os que os pueden caer por secuestrar a cinco personas durante tres d¨ªas? ?No os da verg¨¹enza aprovecharos de esa pobre gente...?
Todo sucedi¨® a mediados del mes pasado. Un grupo de inmigrantes marroqu¨ªes desembarc¨® en alg¨²n lugar de la costa de Tarifa sin ser advertido por la Guardia Civil. Ya cerca de la carretera N-340, cinco de ellos fueron abordados por unos j¨®venes espa?oles que viajaban en dos veh¨ªculos. Les ofrecieron sacarlos de all¨ª, acercarlos a su destino en Almer¨ªa donde ya les estaban esperando sus familiares. Pero el viaje dur¨® poco. En medio de la noche, los cinco marroqu¨ªes -uno de ellos menor de edad- fueron conducidos a un edificio del peor barrio de Algeciras, uno de esos lugares todav¨ªa sin asfaltar y donde la presencia policial se celebra a pedradas. En un piso de la tercera planta, los inmigrantes fueron desnudados, registrados, despose¨ªdos del tel¨¦fono m¨®vil a pilas que portaban -un Alcatel One Touch envuelto en pl¨¢stico para evitar el agua de la patera- y de una agenda con varios n¨²meros de tel¨¦fono. Era todo lo que necesitaban. Uno de los secuestradores dej¨® un mensaje claro en uno de los n¨²meros:
-Los tenemos a los cinco y queremos 50.000 pesetas por cada uno. El pago debe hacerse en Algeciras. Cuando tenga el dinero, p¨®ngase en contacto con nosotros. Anote este n¨²mero...
No hizo falta. Cuando el familiar lleg¨® con el dinero, los inmigrantes ya hab¨ªan huido aprovechando que el delincuente encargado de su custodia -consumidor habitual de droga- se hab¨ªa quedado dormido. No obstante, al desconocer la suerte de sus parientes, el marroqu¨ª denunci¨® el caso ante la Guardia Civil, que se puso a investigar.
De los cuatro inmigrantes que consiguieron escapar del secuestro, dos ya hab¨ªan sido detenidos y repatriados y los otros dos consiguieron salir de la zona. As¨ª que el ¨²nico testimonio que pudieron utilizar los investigadores fue el del menor, quien a pesar de su corta edad demostr¨® una memoria exquisita. Le cont¨® a los agentes tantos detalles -sobre los coches donde fueron trasladados, el lugar en el que estuvieron presos y los secuestradores- que la investigaci¨®n arranc¨® de forma favorable.
-?Y c¨®mo dices que eran las calles del barrio?
-Hab¨ªa algunas sin asfaltar.
Fue el dato clave. A Dios gracias ya no hay tantas calles as¨ª en Algeciras, y los agentes fueron estrechando el cerco de sus sospechas hasta detener a dos de los participantes en el secuestro, justo los que se encargaron de la vigilancia. La Guardia Civil no quiere dar m¨¢s detalles porque la operaci¨®n sigue abierta y se esperan m¨¢s detenciones.
Seguramente el sargento habr¨¢ resuelto casos m¨¢s dif¨ªciles y de m¨¢s calado social, pero este secuestro lo tiene muy preocupado: 'Hay que tener muy pocos escr¨²pulos para aprovecharse de esta pobre gente. Tenemos que cortar esto de ra¨ªz'.
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